El Festival de Otoño de Madrid pierde público

El III Festival de Otoño de Madrid ofreció durante 40 días cerca de 60 espectáculos en la capital y en 26 pueblos de la Comunidad de Madrid. Pero ninguno de ellos despertó la expectación que en la edición del año pasado suscitaron montajes como el Mahabharata de Peter Brook o Café Müller de Pina Bausch. La danza, algunos conciertos en el Teatro Real y el espectáculo del grupo canadiense Carbono 14 hicieron coincidir el interés del público con los parabienes de la crítica.

La Comunidad ha encargado la organización a Pilar de Yzaguirre y a José Luis Ocejo en las tres ediciones habidas del festival. Los que trabajan en la organización no tienen contrato ni Seguridad Social (este año les fue suscrito un seguro privado). Yzaguirre y Ocejo reciben una cantidad de dinero, que ronda los 20 millones de pesetas, para contratar personal, cobrar sus propios salarios como directores y cubrir sus gastos de representación. La mayoría de los componentes del equipo organizador, excluida la dirección, tenía menos de 24 años. No se contratan profesionales porque resultaría más costoso. Como consecuencia, los fallos técnicos y los desajustes son continuos; y sus integrantes han cambiado con frecuencia.

La Orquesta Filarmónica de la Scala de Milán esperó en vano en el aeropuerto de Barajas, antes de marcharse, la llegada de un cheque que abonaba parte de su actuación. Pilar de Yzaguirre señaló que únicamente faltaba por abonarles un talón de 5.000 dólares, que por errores de una persona no se les pudo dar en Madrid; pero lo cobraron en Barcelona. El año pasado, el equipo de seguimiento se dejó a más de un invitado tirado en el aeropuerto, esperando que alguien acudiera a recogerle.

Relaciones familiares

Los hijos de Pilar de Yzaguirre, Fernando, Álvaro y Mónica García han trabajado en la organización del festival: el primero fue jefe de taquillas, el segundo, ayudante del jefe de taquillas, y la hija, secretaria de su madre. El sobrino de Yzaguirre Javier Albacete fue uno de los encargados de publicidad, imagen y edición de publicaciones. La novia de Fernando García, María Goded, fue la encargada de la edición de textos. Fuentes cercanas al equipo del festival señalaron que un gran número de colaboradores fue reclutado entre residentes en la localidad madrileña de Majadahonda, donde tiene su residencia la familia García-Yzaguirre.Los pagos al personal contratado para la organización se han efectuado a través de la Caja de Crédito del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Caja Caminos. El III Festival de Otoño terminó el pasado 30 de octubre, y los empleados del festival recibieron el día 31 un cheque de la organización con cargo a una cuenta de la Caja Caminos, pero el cheque no era posible hacerlo efectivo hasta el día 4 de noviembre. La Caja Caminos emite unos denominados títulos cooperativos que tienen liquidez absoluta. Una vez adquiridos se pueden vender a la misma caja con gran facilidad. Para tener cuenta en Caja Caminos es preciso ser miembro del Colegio de Ingenieros de Caminos. El marido de Pilar de Yzaguirre, Álvaro García Meseguer, es ingeniero colegiado de Caminos Canales y Puertos. Iberia, Líneas Aéreas de España, ha colaborado en esta edición como en anteriores ocasiones; su ayuda se suele concretar en billetes a precio reducido. En la edición del año pasado, a cambio de la publicidad que figuraba en buena parte de los programas de mano, Iberia también concedía reducciones en billetes.

Al encargado de Iberia para las relaciones con el festival le fue presentada una lista de teatros con los aforos inexactos. Para la sala Olimpia, por ejemplo, donde actuaba durante tres días el Grupo Superación de Guadalupe, de Honduras, se contabilizaron 3.000 programas. El aforo es de 700 localidades. Con la sala llena, sobrarían 900 programas. Iberia rechazó estas evaluaciones, según fuentes cercanas al equipo organizador. Yzaguirre niega esos hechos, y asegura que las relaciones con la compañía aérea fueron absolutamente cordiales.

Reparto de entradas

Algunos espectáculos han registrado una baja asistencia de público, como se puede comprobar examinando el control de taquilla de la Sociedad General de Autores de España (los llamados chivatos), aunque no es posible desglosar el número real de entradas vendidas de las invitaciones, ya que en el chivato no se diferencian unas de otras.El teatro Monumental, con 1.744 localidades, contratado a última hora por hallarse el teatro Albéniz (alquilado por la Comunidad) en obras, registró los vacíos más espectaculares.

El regalo de entradas ya se puso en práctica en ediciones anteriores. Fuentes cercanas a la organización revelaron que el año pasado se llamaba con frecuencia a colegios mayores y a la Escuela de Arte Dramático para ofrecer localidades. Este año también se hizo así. En el concierto de la Orquesta Sinfónica y Orquesta de Cámara de Holanda, junto al Coro de la Radio y al Coro de Cámara del mismo país, que presentó la obra San Francisco de Asís, del compositor Olivier Messiaen, se regaló un gran número de entradas a distintas corales madrileñas.

También hubo reparto de entradas en un concierto que tenía, supuestamente, las localidades agotadas: el de la Orquesta y Coros Nacionales de España, dirigido por Witold Rowicki, que colgó el cartel de "no hay localidades". A pesar de eso, una larga cola se formó ante la taquilla del Real y se prolongó al costado del teatro. Cerca de 100 entradas habían quedado misteriosamente sin vender sobre la mesa de los directores del festival. José Luis Ocejo, codirector, encargó que se repartieran, según fuentes próximas a la organización. Yzaguirre y Ocejo afirmaron que no tenían noticia de que este reparto se hubiera producido.

En el montaje de La zapatera prodigiosa, que también tuvo poca demanda de público, se gastaron 27 millones de pesetas para cuatro días de representación. Fue una de las dos producciones propias del festival, junto al concierto encargado a Carmelo Bernaola. En la conferencia de prensa de presentación del festival, Pilar de Yzaguire y el consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid dijeron que habían ofrecido el montaje a otras comunidades pero que éstas no aceptaron. Joaquim Ferré, consejero de Cutura de la Generalitat, que está interesado en crear un organismo de coordinación entre las distintas comunidades para sacar rendimiento a montajes y exposiciones de otras regiones, afirma que no recibió ninguna oferta para llevar La zapatera prodigiosa a Cataluña.

Ha habido también un gran dispendio en cuanto a carteles y libros-programa. Fuentes próximas a la organización evaluaban en un 50% el número de libros-programa que no llegaron a distribuirse en el festival del año pasado. Yzaguirre señaló que el porcentaje era muy inferior, y que únicamente quedó un 10% sin distribuir, que ella utiliza como "tarjeta de visita" del festival en el extranjero.