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Una muestra de 200 pinturas y esculturas vascas se exhibe en San Sebastián

Se exponen numerosas obras desconocidas de los años treinta

Cerca de dos centenares de obras de pintura y escultura vascas de la tercera década de este siglo, uno de los períodos más ricos y determinantes de la historia del arte del País Vasco, se exhiben estos días en San Sebastián, con el título genérico Arte y artistas vascos de los años treinta; entre lo individual y colectivo. Se trata de una década en la que se debatió la concepción del arte como obra individual o colectiva, al tiempo que se confrontaron las tendencias conservadoras con las innovadoras. Se trata de la mejor colección de arte vasco de esa época, que incluye numerosas obras desconocidas.

La exposición inaugurada es el resultado de un serio trabajo de investigación promovido principalmente por instancias públicas vascas. Esta labor ha permitido recuperar, para disfrute del público, numerosas obras pertenecientes a colecciones particulares que permanecían desconocidas incluso para los expertos de la pintura de esa época, que fue feliz, convulsa y a la vez controvertida para el arte vasco.La muestra, que permanecerá abierta en el museo de San Telmo, de San Sebastián, hasta el próximo día 31 de octubre, incluye esculturas de Jorge Oteiza y pinturas de Vázquez Díaz, Auretio Arteta y de toda una generación de pintores que supusieron -una renovación en las artes vascas, y entre los que figuran nombres como Montes lturrioz, Olasagasti, Bienabé Artía, Cabanas Erauskin, Zumalabe, Balenciaga o Lecuona.

Se exhiben también planos de la arquitectura vasca más receptiva de las tendencias internacionales del momento y carteles de autores como Txiki o Luis Laseras, que constituyen a la vez un testimonio de los grandes acontecimientos históricos y cotidianos de este período de tiempo, desde la aprobación del primer Estatuto de Autonomía, al comienzo de la guerra civil española. Las actividades culturales, sociales o, de tipo deportivo son otros temas de la exposición, cuya comisaria es Adelina Moya, a instancias de la diputación guipuzcoana.

Individual o colectivo

El catálogo de la exposición, una voluminosa obra rica en contenido gráfico, ilustra, por lo demás, el esfuerzo y la envergadura de esta iniciativa, que da cuenta también de las actividades de las organizaciones de arquitectos vascos (Gatepac), del Ateneo guipuzcoano y de la Sociedad Gu, que fue fundada en 1934 en San Sebastián con la presencia de Pablo Picasso, con el objetivo de agrupar a los artistas vascos dispersos por la provincia y de revitalizar la vida cultural vasca.En palabras de Adelina Moya, la década de los años treinta se caracteriza en Euskadi. por el debate permanente que contrapone al arte como producto individual y al arte como producción colectiva y por el contraste entre las corrientes innovadoras conectadas con las vanguardias europeas y las más conservadoras.

En ese período, la arquitectura vasca diseña un tipo de vivienda ligada al concepto de higiene, con la que se pretende transformar las condiciones de vida de las clases trabajadoras y resolver los principales problemas vitales que entonces tenían planteados. La guerra civil española y, posteriormente, la guerra europea desbarataron los contactos internacionales de la vanguardia vasca y truncaron de raíz el desarrollo de las corrientes innovadoras.

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