_
_
_
_
LAS SUPERPOTENCIAS DIALOGAN

Reikiavik, el espectáculo más caro del mundo

Especuladores e intermediarios explotan la 'cumbre' Reagan-Gorbachov

PERU EGURBIDE ENVIADO ESPECIAL, La cumbre que celebrarán el próximo fin de semana en Reikiavik el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, y el líder soviético, Mijail Gorbachov, lleva camino de convertirse en el espectáculo más caro del mundo, aunque nadie pueda garantizar que los dos protagonistas estarán a la altura de las circunstancias.

La idea de organizar la cumbre en un marco remoto y limitado -una isla de superficie aproximadamente igual a la sexta parte de España, con poco más de 230.000 habitantes y muy pocas comodidades que ofrecer a los visitantes- responde, oficiosamente, al deseo de evitar la afluencia de informadores. Pero el resultado está siendo bien distinto. "En Estados Unidos casi nadie había oído hablar de Islandia hasta ahora. Reikiavik es la novedad y quieren seguir esta cumbre más periodistas que nunca", ha comentado una fuente diplomática norteamericana.

Más información
Shultz cree que la reunión de Islandia "puede ser útil"

Esa misma ignorancia no contribuye a hacer transparente el mercado inmobiliario, naturalmente envuelto en las brumas del Artico, que los especuladores han montado con premura sobre este pedazo de tierra y lava. Las reservas se hacen por teléfono desde miles de kilómetros de distancia y nadie tiene ni idea de qué ni en qué contexto compra.

Hoteles requisados

Ello permite a los intermediarios que trabajan en la oferta hablar de cifras impensables, que en muchos casos se pagan. Las consecuencias son desoladoras, porque las oportunidades que acaban pareciendo razonables -y también se encuentran- no resisten la comparación con ninguna otra situación conocida.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Caer hoy con buen pie en Reikiavik puede ser entrar en un apartamento cuyo inquilino habitual acaba de salir por la puerta sin tiempo de que se enfríe la cama ni de apagar la última colilla. Y esto al precio de un excelente hotel en cualquier capital europea o incluso norteamericana.

Los intermediarios advierten que el alquiler no incluye servicio de limpieza, pero rara vez avisan de que el apartamento tampoco se había limpiado en las últimas semanas. En circunstancias normales, los precios de los artículos que más consume un visitante -hoteles, taxis, restaurantes son en Islandia entre cuatro y cinco veces superiores a los de España.

Operando sobre esa base, los intermediarios islandeses se están convirtiendo en maestros de enunciar con naturalidad guarismos superrealistas. Uno de ellos ofrecía la semana pasada en 200 dólares por noche (unas 27.000 pesetas) una habitación de hotel que en otras circunstancias habría costado tan sólo 3.000 coronas islandesas (unas 10.500 pesetas).

Hay que decir que esta oferta no era del todo mala, porque la situación ha empeorado dramáticamente en las últimas horas: el sábado, haciendo uso de los poderes especiales que en atención a la cumbre le ha Concedido el Althing (Parlamento de 60 miembros, dividido en dos Cámaras), el primer ministro de Islandia, Steingrimur Hermannsson, requisó el uso de los cuatro hoteles principales que tiene la capital -sobre un total de nueve grandes y medianos- para atender los compromisos del Kremlim y la Casa Blanca.

Varios centenares de clientes que tenían confirmadas e incluso abonadas sus reservas hasta el próximo día 13 fueron informados el domingo de que el martes por la mañana se quedan en la calle sin que nadie responda de su suerte.

Camarotes a 35.000 pesetas

Los efectos de la medida fueron inmediatos: Fred OIsen, un importante naviero noruego trajo un paquebote al puerto de Reikiavik por encargo del Gobierno, el cual ofrece camarotes dobles al precio de 10. 000 coronas la noche (unas 35.000 pesetas).

Otra oferta aún más extravagante era la que hacía en la noche del domingo la propietaria de una pensión del centro de Reikiavik, que como está siendo habitual decía hablar por cuenta de una conocida: "Un apartamento y un coche al precio global de 20.000 coronas diarias" (unas 70.000 pesetas). Como muchos otros intermediarios en estos negocios, la patrona, probablemente, sólo se representaba a sí misma.

Los coches particulares se habían mantenido hasta ahora al margen de este mercado enloquecido.- Pero la vasta extensión de la ciudad -de sólo 100.000 habitantes, aunque construida muy irregularmente y con alturas bajas-, unida a la escasez de transportes individuales, les está metiendo en la marea. Los particulares no pueden alquilar legalmente sus coches en Islandia, pero las empresas que se dedican a ese negocio tenían comprometidos desde el pasado domingo todos sus vehículos. En consecuencia, los propietarios de taxis han subido sus tarifas de alquiler con conductor por 24 horas completas a 15.000 coronas (unas 52.500 pesetas). Incluso a ese precio los taxistas aseguran que son pocos los que siguen disponibles para trabajar por carreras y que su escasez se hará notar a medida que se aproxime el fin de semana.

Al extranjero siempre le cabe la duda de que, como ocurre a menudo cuando se cuelga demasiado pronto el cartel de no hay billetes, acaben sobrando plazas. Los islandeses no parecen dudar, en cambio, de quién es responsable de este estado de cosas: "Primero vinieron los ingleses de la BBC", decía ayer la propietaria de una pensión que está completa desde hace días, "y ofrecieron millones. Luego vinieron las televisiones americanas y ofrecieron todavía más. A ver si pasa todo esto y las cosas se normalizan".

Sin embargo, la voluntad de los islandeses de sacar partido a este acontecimiento es evidente. Unos grandes almacenes del centro de la capital han decorado sus escaparates con camisetas conmemorativas de la cumbre, expuestas en nianiquíes con la cara de Reagan o Gorbachov. Las camisetas, que llevan estampados los rostros de los líderes, se ofrecen al precio de 25 dólares (unas 3.500 pesetas).

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_