Pinochet renuncia a convocar un plebiscito en Chile

El general Augusto Pinochet renunció ayer a convocar un plebiscito, anunciado informalmente por el propio presidente chileno el pasado martes, después de la reacción contraria hecha pública por uno de los miembros de la Junta Militar, el comandante en jefe de la Armada, almirante José Toribio Merino. En un largo discurso pronunciado con ocasión del 13º aniversario del golpe militar que derrocó a Salvador Allende, Pinochet dijo que estará "al servicio" de su país hasta que Dios se lo permita. Pinochet había dicho 48 horas después del atentado en el que perdieron la vida cinco miembros de su escolta que iba a pedir "un plebiscito al país con el fin de solicitar algunas leyes para atacar definitivamente a los terroristas". Se esperaba que esta declaración fuese un preludio del anuncio formal que realizaría en el discurso de ayer, el más importante de cuantos el presidente chileno pronuncia a lo largo del año.

Poco después de las palabras de Pinochet a la televisión, el almirante Merino declaró no haber sido informado previamente sobre las intenciones del presidente. Cuando se le preguntó si era partidario de realizar un plebiscito, Merino respondió: "Yo no soy partidario de nada". A continuación añadió: "No tengo ninguna opinión porque es una cosa que dijo él [Pinochet] y yo no se de qué se trata".El almirante Merino, el único integrante de la Junta que pertenece a ella desde la fecha del golpe de estado, era considerado como uno de los cuatro miembros del máximo órgano del poder en Chile más próximos al general Pinochet. El jefe de la fuerza aérea, general Fernando Matthei, y el jefe de Ios carabineros, general Rodolfo Stange, habían anteriormente expresado posiciones discrepantes con las del jefe del Estado.

Pinochet anunció, sin embargo la promulgación de la ley de Registro Electoral, una de las etapas previstas en el calendario de normalización política estudiado por el régimen, y etapa. imprescindible además para la realización de cualquier consulta popular. El registro electoral era también una de las principales reclamaciones de Estados Unidos como paso para la democratización del país.

Diferencias en la Junta

Las diferencias entre los miembros de la Junta sobre la convocatoria de un referéndum coinciden con otro hecho insólito en los medios militares de este país: la Quinta División del Ejército (equivalente a una región militar en España), con base en la ciudad de Punta Arenas, la más austral del mundo, pidió ayer una investigación a fondo sobre las circunstancias de la muerte del periodista José Carrasco, hallado muerto el martes después de haber sido secuestrado por desconocidos a los que la oposición relaciona con los servicios de seguridad. Por su parte, el general Luis Danús, gobernador militar de esa misma región, declaró ayer que "lo que más favorecería al Gobierno sería que se descubriera, ójala hoy, a los culpables del asesinato del periodista". Danús está considerado uno de los altos mandos del Ejército partidarios del retorno a la democracia.Durante las dos horas de discurso de Pinochet, la televisión estatal apenas enfocó a los cuatro integrantes de la Junta y cuando lo hizo se pudo comprobar los rostros severos de los generales. El jefe de carabineros no se sumó al entusiasmo de la sala, ni cambió el gesto incluso cuando el jefe del Estado elogió el comportamiento de la policía.

El discurso, pronunciado en el edificio Diego Portales, un centro de convenciones que sirvió como comedor popular durante el Gobierno de Allende y ahora es sede de la Junta de Gobierno, estuvo cargado de la retórica anticomunista que acompaña a todos los discursos de Pinochet. El dictador anunció que después de "salvar milagrosamente la vida" pensaba dedicarse "con mayor vigor a la tarea de gobernar". Relacionó el atentado con un hallazgo de armas el mes pasado y aseguró que el país estaba amenazado por "una sangrienta escalada guerrillera".

Pinochet se refirió indirectamente a las últimas iniciativas de Estados Unidos contra su régimen y advirtió que no aceptará "la intervención extranjera, venga de donde venga".

Cómplices del marxismo

El presidente chileno atacó sin distinción a todos los partidos de oposición; a los marxistas, por tales, a los demás, por complicidad con el marxismo. Incluso tuvo una referencia para "la ingenuidad" de los partidos de derechas. Quitó cualquier representatividad a las distintas plataformas opositoras -como el Acuerdo Nacional o la Asamblea de la Civilidad- y descartó cualquier diálogo con nadie fuera del sistema político montado desde hace 13 años por los militares y que Pinochet quiere mantener. El presidente chileno dijo, resumiendo, que la actual oposición es la misma que fue "expulsada del Gobierno" en 1973.El jefe del Estado destacó durante la mayor parte de su discurso los logros económicos y sociales de su régimen -aplaudidos también por unas 200 personas que se concentraron después de la alocución ante el Palacio de la Moneda, gritando "Morir. luchando, marxistas ni cagando"- y, entre ataques a la Iglesia, a Europa, a los defensores de derechos humanos, anunció una paga extra para los funcionarios con motivo de la fiesta nacional, que se celebra este mes, y la próxima subida de las pensiones para los jubilados. No olvidó, por último, un elogio a "la infatigable labor social" de su esposa, Lucía Hiriart.