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La Generalitat inspecciona depósitos de piensos afectados por hongos tóxicos

Andreu Missé

La Dirección General de Producción e Industrias Agroalimentarias de la Generalitat de Cataluña ha puesto en marcha un programa de control de la calidad de los piensos con objeto de hallar, y destruir en su caso, los productos deteriorados por hongos tóxicos descubiertos en maíz importado de EE UU. La Administración admite que a finales de 1985 se registraron compras de maíz con fines especulativos por parte de "las multinacionales, mayoristas y grandes fabricantes de pienso". Medios comerciales cifran en 300.000 toneladas las existencias de maíz deterioradas por un almacenamiento prolongado.

Las compras masivas se decidieron a finales de 1985 ante la perspectiva de la alza de precios, que efectivamente se ha producido, como consecuencia del ingreso de España en la CE. Para ello se precisó habilitar almacenes no idóneos, lo que aceleró el deterioro de la mercancía. No obstante, para la Administración catalana Ia calidad del maíz de EE UU nunca ha sido normal". Recuerda que la propia Prensa norteamericana ha señalado que "compañías exportadoras de aquel país recurrían a la práctica fraudulenta de añadir polvo y granos rotos residuales de sus instalaciones de almacenamiento".El deterioro del maíz almacenado se produce por la acción de varios tipos de hongos como los penicilium, flabocitus y aspergillus, este último el más tóxico. Los efectos de los hongos son dobles. Por una parte, producen una pérdida del valor alimenticio por la oxidación del cereal y, por otra, causan aflatoxinas a los animales que lo consumen. Las principales consecuencias son lesiones hepáticas, menor crecimiento, y debilitamiento de las defensas de los animales, lo que les hace más propensos a contraer otras enfermedades y aumenta su mortalidad. Las mismas fuentes señalan que "algunas cepas de estos hongos son cancerígenas".

La Generalitat considera que "la utilización de este maíz para la fabricación de piensos no representa realmente un problema de salud pública, ya que se le aplica preventivamente antifungicidas y también se rebaja su concentración a niveles no peligrosos para el animal". Los antifungicidas son aditivos legales en toda Europa, seguros y sin residuos aunque se empleasen en dosis más elevadas. Las mismas fuentes señalan, sin embargo, que "los fabricantes de pienso que no adopten estas precauciones provocarán problemas a los animales, que exigirán una medicación de coste elevado". Esto, lógicamente, les restará competitividad y el mercado comunitario no les será favorable.

Mercado controlado

Según los avicultores, la utilización de piensos en mal estado ha triplicado en algunos casos los costes de medicamentos. Ello unido al incremento de costes provocado por la pérdida de popder energético del cereal (de 11 a 15 pesetas por kilo) ha significado un encarecimiento general de este tipo de carne próximo a las 21) pesetas por kilo.

La relación de extrema dependencia que existe entre los pequeños y medianos avicultores con sus, proveedores, un reducido número de multinacionales, impide que jueguen normalmente las reglas del mercado y que los ganaderos puedan rechazar sin problemas la mercancía en malas condiciones. En estos momentos existe una verdadera presión por parte de los proveedores para colocar los restos de maíz en mal estado, ya que su ritmo de deterioro es acelerado y precisan liquidar cuanto antes las existencias para comprar la nueva cosecha.

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