_
_
_
_
_

Moscú advierte que incrementará sus arsenales nucleares si Estados Unidos deja de cumplir los tratados vigentes

Pilar Bonet

La Unión Soviética advirtió ayer a Estados Unidos que se considera liberada de las obligaciones impuestas por, el tratado SALT U sobre armas estratégicas y procederá a incrementar su armamento en consecuencia, en el caso de que Washington deje de respetar, tal y como anunció el pasado martes el presidente estadounidense, Ronald Reagan, el tratado mencionado, que nunca fue ratificado por el Senado estadounidense, pero que ha sido observado hasta ahora en la práctica por la Administración norteamericana.

Un comunicado del Gobierno soviético, difundido ayer por la agencia oficial Tass, salía al paso de las manifestaciones del presidente Reagan en el sentido de que Estados Uñidos abandonará el tratado SALT-II, y al mismo tiempo añadía un nuevo interrogante sobre la próxima cumbre soviético-norteamericana, que, según lo establecido en Ginebra en noviembre de 1985, debería celebrarse este año en Washington.Para que haya cumbre se necesita, según el texto gubernamental, la disposición por parte norteamericana "de lograr resultados concretos por lo menos en uno o, dos temas en el campo de la seguridad", y también la existencia de una "atmósfera política acorde"`. "Está claro que la adopción del paso anunciado por Estados Unidos no evidencia ni lo uno ni lo otro", señalaba el comunicado de Tass.

Según la URSS, "debe quedar claro que el Gobierno soviético no contemplará indiferente cómo Estados Unidos destruye los acuerdos alcanzados en el campo de la limitación de armas ofensivas estratégicas". Washington "no debe abrigar ninguna ilusión, de conseguir la superioridad militar para sí a costa de la seguridad de los demás", proseguía el texto.

En cuanto EE UU supere "los niveles de armamento establecidos" o "viole de otro modo las disposiciones"' del acuerdo de 1972 (SALT-II) y, del acuerdo SALT-II de 1979, "observado por las partes liasta ahora", la URSS "se considerará liberada de las correspondientes obligaciones" contenidas en ambos tratados y "tomará las necesarias medidas prácticas para evitar la ruptura de la paridad estratégico-militar".

Además de esta advertencia, Moscú afirmaba que la dirección norteamericana tia tomado "una medida excepcionalmente peligrosa" en el proceso,de "destrucción" del sistema de acuerdos destinados a contener lacarrera de armaineptos nucleares y a "crear condiciones" para nuevos acuerdos.

El "abandono concreto" del tratado SALT-II está programado, prosigue el texto gubernamental soviético, para "finales del año en curso, cuando en el proceso de instalación de nuevos armamentos -en parte bombarderos pesados con misiles de crucero-, Estados Unidos supere el límite de 1.320 unidades" establecido para la suma de esas armas y de los lanzadores de misiles MIRV.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, ha afirmado que este límite se podría superar en agosto o septiembre, mediante la puesta en funcionamiento de más bombarderos B-52 provistos de misiles de crucero de largo alcance.

Además de poner en funcionamiento los bombarderos mencionados, Moscú atribuye a EE UU la intención de crear un nuevo tipo de misil balístico intercontinental (ICBM ), denominado Midgetman, así como la de instalar 50 misiles intercontinentales MX, la de acelerar la fabricación de nuevos misiles de crucero y continuar el desarrolló de "armas cósmicas agresivas" en el marco de la "Iniciativa di Defensa Estratégica (SDI)", siempre mencionada en la URSS como guerra de las galaxias.

Acusaciones

El desmantelamiento de dos submarinos Poseidón y su sustitución por ocho Trident, recientemente anunciados por Reagan, se explica, según la URSS, por motivos económicos y no por el deseo de observar el tratado SALT-II.

Washington ha acusado a Moscú de violar el SALT-II con las pruebas del misil SS-25, un ingenio basado en tierra que, según la URSS, es la modificación de otro misil ya existente. Washington alega también que la URSS ha excedido la suma de 2.251 prevista para el número de vehículos portadores y ha codificado ilegalmente datos sobre pruebas de misiles. El comunicado soviético rechazaba vehementemente las acusaciones de violación dirigidas contra la URSS y las calificaba de "injustificadas desde el principio al fin". El Gobierno de EE UU "sabe que no hubo tales violaciones", indicaba el texto.

Por su parte, la Unión Soviética acusaba ayer a la Administración estadounidense de haber actuado como para hacer añicos el SALT-II, "resultado de muchos años de cooperación entre la URSS y EE UU" en la causa de la limitación de armamentos nucleares y el reforzamiento de la estabilidad estratégica. Según Moscú, primero fue la no ratificación del tratado SALT-II (que el Senado estadounidense se negó a realizar, tras la invasión soviética de Afganistán), después vino la inobservancia de sus disposiciones con la instalación de los misiles Pershing y de crucero en Europa, y ahora se ha producido "un rechazo directo del texto".

Para Occidente, la instalación de misiles Pershing y de crucero en Europa como consecuencia de la llamada doble decisión de la OTAN de 1979, es una respuesta al despegue de los SS-20 soviéticos. Éstos son definidos como de alcance medio, por lo que se quedaban fuera de las previsiones del SALT-II. Pero la URSS considera que los euromisiles son estratégicos, ya que, siendo armas estadounidenses, pueden alcanzar el territorio soviético.

En una primera reacción a la reunión de ministros de Exteriores de la OTAN celebrada los pasados jueves y viernes en Halifax (Canadá), donde el secretario de Estado nortemericano, George Shultz, explicó la nueva posición de su país sobre el SALT II a los demás aliados, el periódico gubernamental Izvestia ha afirmado que las "maniobras" norteamericanas "han agudizado" las tensiones entre EE UU, Europa occidental y Canadá.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_