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Chile vive un violento "otoño político" bajo un virtual estado de sitio

Las caras tiznadas de negro de miles soldados jóvenes reclutas y soldados profesionales patrullando las calles chilenas. se han convertido en un hecho cotidiano en este violento otoño chileno, mientras es primavera en España. Aunque el régimen de Augusto Pinochet no lo haya decretado oficialmente, porque la Junta de Gobierno se opuso, se vive de hecho bajo un estado de sitio. Tropas de elite están colaborando por primera vez en la represión directa de la oposición.

La presencia militar en las calles y la creciente movilización de la oposición, cuyo objetivo es una huelga nacional en el primer semestre del año, actúan como mechas encendidas en este polvorín que es Chile.Hace dos semanas, la Conferencia Episcopal declaró que este año será un tiempo de "enfrentamientos dificiles y novedosos", y pidió una "seria: revisión" de la Constitución, porque de lo contrario "las consecuencias pueden ser muy graves para el país".

Seis obispos fueron más allá y pidieron la renuncia de Pinochet, aunque su postura no p'rosperó en la Conferencia Episcopal. Esta semana, en un gesto público sin precedentes, el cardenal Juan Francisco Fresno y el presidente, de la Conferencia Episcopal, obispo Bernardino Piñera, se reunieron con cuatro dirigentes de la coalición,de izquierdas, él Movimiento Democrático Popular (MDP), entre los que figuraban un representante del Partido Comunista y el portavoz del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), .un sacerdote al cual el propio Fresno pidió hace un año que no dijera misa.

Fuentes eclesiásticas atribuyeron las reuniones al deseo de la Iglesia de poner de manifiesto su capacidad de diálogo con todos los sectores, incluido el gubernamental. Fresno y Piñera pidieron que los encuentros fueran públicos. La Iglesia, que el año pasado iñipulsó el Acuerdo, Nacional, dio una nueva lección de iniciativa a un sector de la oposición que aún debate si debe o no tener encuentros con la izquierda más radical.

Mientras la tensión social se agudiza, la oposición moderada no logra todavía desatar el nudo con que la amarró el régimen. Desde que Pinochet se negó a dialogar con los firmantes del Acuerdo Nacional (conglomerado de agrupaciones políticas de derecha, centro e izquierda en oposición al régimen), éste no ha logrado recuperar la iniciativa.

En esta situación, los partidos de la oposición empiezan a verse superados por una presión social que no espera a que se alcance la unidad política para expresarse.

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Su próxima iniciativa es la llamada Asamblea de la Civilidad, que se celebrará hoy en el teatro Cariola y que está previsto que reuna a 1.000 representantes de sindicatos, habitantes de los suburbios, estudiantes, pequeños empresarios, organizaciones de mujeres y profesionales.

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