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Ida y vuelta

En términos generales, cuando un cerebro se fuga su destino está más o menos señalado: Estados Unidos, Australia, Canadá, un par de países desarrolla dos europeos. Nosotros también hemos recibido algunos, en especial de Hispanoamérica, lo que desmiente la teoría de Adam Smith cuando afirmaba que "de cualquier tipo de equipaje, el hombre es el más difícil de transportar". Fácil es com probar, en especial en Estados Unidos: si se necesita un oboís ta, lo mejor es consultar el listín telefónico en sus páginas amarillas. Ahora bien, que no se le pida al músico que traiga partida de bautismo de Dallas o de Nueva York, pues lo más probable es que haya estudiado en las academias musicales de su país de origen, Alemania o Austria, pongamos por ejemplo bastante seguro.En los últimos años, España ha sido receptora no sólo de cerebros, sino también de músculos que encontraron aquí refugio a las tiranías que azotaban sus países. Ahora se argumenta que en España tenemos demasiados parados y que la situación económica no está como para pensar en los inquilinos, sino en los propietarios. Tal opinión merece tina reflexión.

Estados Unidos, un año sí y otro también, se destaca en alguna disciplina conocida: física, química, informática, medicina. Pero esto no fue siempre así. Se debe, en primer lugar, a que Adolfo Hitler sentía el más profundo desprecio por los intelectuales. Porque muchos de los que hoy están haciendo experimentos e inventando ecuaciones son los alumnos de aquellos hombres que en la década de los treinta tuvieron que emigrar de Europa y buscar refugio en Estados Unidos. Aquellos intelectuales, aquellos científicos que huían de la guadaña nazi, les enseñaron a los chicos norteamericanos el truco de cómo se gana un Premio Nobel.

En la actualidad, salvo alguna excepción, son muy pocos los

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Ida y vuelta

Viene de la página 9 científicos que necesitan irse a vivir a Estados Unidos o a Canadá para evitar la discriminación o para tener libertad de creencias. Pese a ello, el drenaje continúa. Ingenieros, artistas, eruditos, gerentes, siguen arribando a esos países con el fin de lograr un mejor nivel de vida. Es lógico que así sea; téngase en cuenta que por cada peregrino que puso el pie en el Mayflower -en busca de libertad religiosa, tan sólo por eso- había mil artesanos que hacían lo propio, porque tenían un primo hermano en California que se ganaba muy bien la vida. O sea, que mientras unos iban a Harvard. a impartir lecciones, la tarea sucia se repartía equitativamente: a los chinos, la construcción de los ferrocarriles transcontinentales; los sicilianos, a desbrozar las tierras; los mexicanos, a plantar y recoger tomates. Más aún, quienes cultivaron y embalaron el algodón, haciendo posible el nacimiento de una aristocracia sureña, no llegaron a las plantaciones invocando los derechos humanos de Tom Payne, el mensaje de La cabaña del tío Tom o la libertad de culto. Llegaron -vaya broma para las cuotas establecidas en 1924- encadenados.Entre nosotros se sostiene que en el alud hispanoamericano llegó de todo. Estoy de acuerdo, pero ¿cuál es la fórmula para establecer un equilibrio entre un Jorge Luis Borges y un pistolero? Obsérvese que hace pocos días no se dijo por televisión lo que ya nos había contado la historia: las primeras familias que llegaron a Australia eran los desechos de las cárceles de Inglaterra, al igual que sucedió con el Estado de Georgia, en Estados Unidos. Y si los ilustres prohombres de Quebec rastrean en sus papeles, existe un 80% de posibilidades de que sus ancestros hayan sido viejos habitantes de la colonia penal de la isla del Diablo.

¿Qué podemos hacer en España con el drenaje de talentos? El tema no es tanto si un español puede partir el átomo mejor que un japonés o un ruso; lo que deseo gritar es que ninguna ley humana o divina puede obligar a un hombre a vivir donde nació, pues sería tratarlo como a un equipaje de mano. Condenarle a no ser dueño de su propia historia.

¿La solución? Comprendo que es difícil, pero debiéramos entender y aceptar la dignidad, el orgullo y los intereses de unos países desvalidos a los que recurrimos muchas veces y que ahora necesitan de nosotros. Es un viaje de ida y vuelta. Nosotros fuimos hace 500 años y ahora vienen ellos. Bienvenidos. Mejor ser la tan cacareada madre patria que la madrastra.

En el camino andamos, y no es cierto que cada cual tendrá su merecido. Pero sí es verdad que muchos de los que por aquí nos asaltan con proposiciones políticas, culturales o económicas, mañana serán, en sus paises, ya en democracia, dirigentes importantes. Y yo seré muy feliz cuando recordemos, juntos, que les dimos, hoy, una mano caliente de amistad.

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