Encrucijada entre dos valles
El expediente remitido a la Unesco para la inclusión de Segovia en la lista del Patrimonio Mundial se basaba principalmente en la riqueza de sus principales monumentos (acueducto, alcázar y catedral), en la configuración de la naturaleza urbana con los valles de los ríos Eresma y Clamores y en que la ciudad es el resultado de la intervención de un tipo de estructura social medieval y del Renacimiento donde coexisten los grupos humanos de cultura judía, mora y cristiana.Segovia posee uno de los mejores conjuntos de arquitectura románica de Europa, tanto en arquitectura religiosa -con cerca de 20 iglesias- como civil, que se remonta al siglo XI, así como vestigios de sinagogas.
La ciudad castellana es un ejemplo característico de un tipo de estructura social que integra la Edad Media y el Renacimiento en el casco urbano y su desarrollo hasta el siglo XVI, así como una industria que ha producido numerosos ingenios o manufacturas de tela, moneda y harinas.
Cuenta con un conjunto amurallado perfectamente definido y un tejido urbano de contextura medieval cristiana con todo el sabor mudéjar de la influencia islámica en la Reconquista, con sus barrios definidos de canongías, juderías, morerías y barrios de los caballeros, con una edificación que se remonta en lo popular hasta el siglo XIV. Es testigo de la arquitectura industrial al lado de una rica arquitectura del Renacimiento que utiliza el granito y las calizas de la región.
Delimitación
La delimitación propuesta por la Unesco coincide con lo catalogado por la Dirección General de Bellas Artes (decreto de 12 de julio de 1941). Comprende las calles y plazas situadas a todo lo largo del acueducto, desde la antigua calle del Campillo hasta la del Saúco. Forma parte de él también la zona vieja de la ciudad dentro del antiguo recinto amurallado, así como las carreteras de Boceguillas y de San lldefonso, en un radio mínimo de 300 metros a contar desde el acueducto. También comprende las vistas panorámicas de San Justo y el Salvador, así como las que se descubren desde los miradores de la plaza del Alcázar y la Canaleja, y el conjunto de arbolado y alamedas de la ciudad, este último por decreto de 11 de abril de 1947.
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