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La CEE institucionaliza el diálogo con Centroamérica

Andrés Ortega

Los ministros de Exteriores de los doce (los 10 países de la CEE, más España y Portugal), de Centroamérica y del Grupo de Contadora te reúnen hoy en Luxemburgo para institucionalizar un diálogo político y económico. Este último dista de las primeras esperanzas de los países centroamericanos. Es la primera vez que la CEE entabla un diálogo formal con terceros países, con lo que marca su voluntad de diferenciarse de la política de EE UU y aporta pleno apoyo al proceso de Contadora. La reunión formaliza las conclusiones del encuentro del 28 y 29 de septiembre de 1984 en Costa Rica y en ella se firmará el acuerdo de cooperación entre la CEE y Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.

La postura de la CEE parte de la base de que los orígenes de la crisis en América Central están en la situación socioeconómica de los países de la zona y de que la cooperación que plantea la CEE -con programas regionales plurinacionales- puede contribuir a reducir las tensiones.El acuerdo tiene varias facetas. En cuanto a la ayuda económica global bajo todas -sus formas -que ascendió para esa región a unos 40 millones de ECU (5.400 millones de pesetas) en 1984, de los cuales más de una cuarta parte iba destinada a Nicaragua-, la CEE sólo se compromete -y en un anexo del acuerdo- a un "aumento sustancial", que se rehúsa a concretar por el momento. Esta ayuda estará destinada a fomentar el desarrollo, al asesoramiento técnico y financiero, a proyectos aagrícolas, industriales y tecnológicos, a la creación de empleo y a favorecer la integración de la economía regional y el desarrollo del comercio intrarregional.

Mejoras en el comercio

En el sector comercial, los países centroamericanos también están algo descontentos, ya que no obtienen más que la cláusula de nación más favorecida. Pedían, pero les fue denegado, el llamado régimen Stabex, para algunos productos como el café y los plátanos. Este sistema, aplicado por la CEE a los países firmantes de la Convención de Lomé (66 países de África, el Caribe y el Pacífico), permite otorgar compensaciones financieras en caso de caída de los ingresos por exportaciones de algunos productos.

Los centroamericanos pedían también preferencias comerciales, al estilo de las que la CEE otorga a los países mediterráneos. La CEE sólo se compromete a examinar éstas en el marco del sistema de las preferencias generalizadas. La CEE es el segundo mercado de los países de la zona (un 20% de sus exportaciones), detrás de EE UU.

Naturalmente, se habla también de fomentar contactos entre empresas y otras medidas. Todo ello, institucionalizado con la creación de una comisión mixta de cooperación para estudiar y favorecer las acciones necesarias. El acuerdo tendrá una duración de cinco años, prorrogables por otros tantos.

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Puede parecer poco. La CEE, indican medios comunitarios, está ahora interesada sobre todo en el efecto político de este acuerdo y en poner un pie en Centroamérica para entablar un diálogo de región a región.

Las empresas comunitarias, dada la incertidumbre política de la zona, no están interesadas en invertir en esos países. "Pero es un primer paso, y si los Centroamericanos saben sacar provecho de él, avanzaremos más", indican medios de la CEE.

Un preámbulo político

El aspecto político queda cubierto en los considerados del preámbulo del acuerdo y en un acta final separada que afirma el pleno apoyo al proceso de paz de Contadora, a la democratización dé la zona y al respeto a los derechos humanos.

El simbolismo se acrecienta al estar presentes en la firma los cancilleres de México, Venezuela y Colombia, que con Panamá forman el Grupo de Contadora. Cabe recordar que en la reunión de San José, EE UU presionó sobre los países de la CEE para que no se otorgaran ayudas a Nicaragua.

El acto de la firma se llevará a cabo en la tarde del martes. Entre hoy y ese momento, además de algunos encuentros sociales, se procederá a tres sesiones de trabajo, dos de ellas dedicadas a la cuestión política.

Cláusula de salvaguardia

A. O. Lo primero que harán los ministros de la CEE al llegar a Luxemburgo será discutir la propuesta de Alemania Occidental y Bélgica de incluir en acta una declaración que dejaría en suspenso algunas medidas sí un país centroamericano no respetara las reglas democráticas y los derechos humanos. Parece que se piensa en Nicaragua y sus recientes medidas de emergencia.

La CEE preferiría un texto mas aguado. Francia -y España como observador- querrían que no se dijera nada. "Los Gobiernos se dejarán guiar por estas finalidades" -apoyo a la seguridad, a la democracia, al bienestar social y a los derechos- humanos "para la realización del acuerdo final", dice el texto propuesto por Bonn.

Curiosamente, en los discursos de apertura será el ministro sandinista, Miguel d'Escoto, quien tomará la palabra en nombre de Centroamérica, ya que en estos momentos, por turno, le corresponde a Nicaragua coordinar a los países de Centroamérica.

Lo político y lo económico han quedado jurídicamente disociados en este acuerdo marco. Mientras que la CEE como tal puede firmar acuerdos económicos y comerciales que no requieren ratificación en los Parlamentos, un acuerdo político tendría que haber recibido el visto bueno de las cámaras legislativas de los diez.

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