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ANTE LA CUMBRE DE GINEBRA

El 'caso Yurchenko' no afectará a la reunión de Reagan con Gorbachov, según EE UU

Francisco G. Basterra

El espionaje norteamericano ha recibido un serio golpe propagandístico, dos semanas antes de la cumbre entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov en Ginebra, con el regreso a la Unión Soviética del agente del KGB (Comité de Seguridad del Estado) Vitali Yurchenko, después de haberse pasado a los norteamericanos el pasado verano en Roma y haber sido presentado por la CIA como su mayor éxito de los años ochenta. Sin embargo, el incidente, con todos los ingredientes de las novelas de John Le Carré, no afectará a la primera reunión que celebrarán los líderes de las dos superpotencias desde 1979, según fuentes gubernamentales.

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Yurchenko denunció el lunes, en una sorprendente conferencia de prensa en la Embajada de la URSS en Washington, que nunca desertó, sino que fue secuestrado, drogado y retenido por la CIA, y nadie duda de que su declaración constituye un buen golpe propagandístico para Moscú.El Departamento de Estado entrevistó ayer al indeciso desertor. La reunión se produjo fuera de la Embajada soviética, "en un ambiente libre de coacción". La intención del Gobierno norteamericano era confirmar si Yurchenko había sido presionado para abandonar EE UU.

Anoche, la Administración de Reagan anunció que el espía era libre de salir del país cuando lo desease y regresar a la Unión Soviética.

La Embajada soviética, que ha denunciado el asunto como "una operación monstruosamente inhumana de los servicios secretos norteamericanos y una grave violación del derecho internacional", ha aceptado en principio que se celebre esta reunión, a la que también asistirán diplomático , s soviéticos y un médico. "Consideraríamos muy grave que Yurchenko regrese a su país sin antes hablar con nosotros", manifestó Charles Redman, portavoz del Departamento de Estado.

Dicho departamento, que reconoce el derecho de Yurchenko a regresar a la URSS, afirma, por su parte, que la historia es "completamente falsa" y reitera que Yurchenko cooperó voluntariamente con la CIA y el FBI y que nunca fue coaccionado a hacerlo.

La opinión mayoritaria en Washington es que Moscú, sólo 15 días antes de la cumbre, ha logrado colocar una carga de profundidad en la guerra de- propaganda que libran los dos países, perfectamente preparada para estallar cuando el secretario de Estado, George Shultz, se encontraba en Moscú entrevistándose con Mijail Gorbachov.

El caso Yurchenko está dirigido a desacreditar a Ronald Reagan y a dificultar que utilice como cuestión prioritaria en Ginebra las violaciones de derechos humanos en la URSS, un tema que irrita profundamente al Kremlin, dijeron ayer expertos en asuntos de inteligencia. Se trataría, según esta hipótesis, de usar el incidente, que Moscú calificó de "terrorismo de estado" por parte de EE UU, para influir en la agenda de la reunión, en la que Washington también quiere discutir el expansionismo soviético en el Tercer Mundo y las denuncias del apoyo de la URSS al terrorismo internacional.

Mijail Gorbachov prefiere una cumbre centrada en el control de armas nucleares.

El estupor y la irritación eran los sentimientos dominantes ayer en la comunidad de espionaje norteamericana y los comités del Congreso que la vigilan, que comenzaron a recibir acusaciones de triunfalismo en la presentación del caso y de haberse dejado engañar por los servicios secretos soviéticos. Toda la información facilitada por el agente del KGB, el quinto en importancia en el organigrama de la organización según la CIA, está siendo revisada apresuradamente. La Agencia Central de Inteligencia insistió ayer, sin embargo, en que el material recibido de Yurchenko es de primera calidad y permitió, entre otras cosas, identificar al agente de la CIA Edward Lee Howard como el espía soviético que traicionó a un coronel de la URS S que estaba trabajando para los norteamericanos en Moscú. Yurchenko explicó también, al parecer, la extraña desaparición, hace 10 años en Viena, de un agente doble norteamericano, supuestamente asesinado por el contraespionaje soviético.

Varias interpretaciones

Pero para otros funcionarios, Yurchenko se limitó a dar información no comprometedora para Moscú aunque lo suficientemente importante como para que la CIA creyese su historia. Según esta teoría, Yurchenko era desde el principio un agente doble plantado aquí para hacer el juego y desacreditar al espionaje norteamericano. Otro sector reitera que desertó realmente pero que posteriormente, debido a la presión psicológica que supone un caso como éste, atemorizado porque su familia permanece en la URSS y sintiendo nostalgia de una amiga que dejó en su país, Yurchenko decidió volver al frío. Para proteger su regreso ha montado toda esta historia.

William Colby, ex director de la CIA, afirmó que "el guión de esta historia ha sido sin duda escrito en Moscú". y se trata de un intento deliberado de dañar la cumbre Reagan-Gorbachov.Colby explicó que no es la primera vez que un desertor hace un doble juego y regresa con los suyos. Esto ocurrió en 1983 en el Reino Unido con el agente soviético Oleg Bitov.

El 'topo' que cenó con Casey

El último capítulo de la cinematográfica odisea de Vitali Yurchenko; un hombre apuesto de 49 años, casado y con un hijo de 16 que vive en la URSS, se inició en un restaurante de Washington la semana pasada. El espía que regresa al frío se excusó un momento ante sus dos comensales, dos miembros del espionaje norteamericano. Dijo que iba al baño. Nunca regreso, y su siguiente aparición fue en la Embajada soviética. Allí, en una insólita conferencia de prensa, Yurchenko denunció que la CIA le había ofrecido una prima de fichaje de un millón de dólares (unos 160 millones de pesetas) y un sueldo anual, ajustable a la inflación, de 62.500 dólares.Yurchenko, que fue tercer secretario de la Embajada en Washington en los años setenta actuó como un consumado actor. Al final, con los ojos humedecidos, pidió perdón por su mal inglés y dijo a los estupefactos periodistas que ahora conocía mejor su lado "que si hubiera leído 1.000 libros". Sin embargo, el agente del KGB no explicó cómo pudo escaparse si le mantenían drogado y secuestrado en una casa en las afueras de Washington.

Yurchenko, que según EE UU pidió asilo político en julio mientras estaba en Roma con un grupo de científicos, calificó su experiencia EE UU como "tres terribles meses en manos de torturadores de la CIA". Durante lo que llama cautiverio fue permanentemente vigilado por "un gordo, estúpido y callado" funcionario de seguridad. "Me dijeron: 'Si huyes te aguardan la prisión y la muerte. Enviaremos al KGB todo lo que nos has contado".

Yurchenko relató una cena con el director de la CIA, William Casey. Dijo que estaba en "una nube" y le llevaron drogado al encuentro. "Me dijeron que fuera educado y que discutiera sobre política", aseguró.

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