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Las administraciones publicas catalanas firman un pacto de colaboración en el terreno cultural

El pacto cultural que compromete a las distintas administraciones públicas catalanas fue firmado ayer, a las siete de la tarde, en el salón de Sant Jordi de la Generalitat, en un acto presidido por Jordi Pujol. El conseller de Cultura, Joan Rigol; el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall; los presidentes de las diputaciones catalanas, excepto el de Tarragona, y los dos alcaldes presidentes de las dos asociaciones municipales de Cataluña (Federación y Asociación de Municipios) estamparon su firma en el documento. Josep Gomis, presidente de la Diputación de Tarragona y miembro de Convergéncia, no acudió al acto tras calificar el pacto de "centralista barcelonés".

La firma del pacto debe suponer, según los observadores políticos, el fin de una serie de batallas entre las instituciones (unas -como el Ayuntamiento de Barcelona- controladas por los socialistas, y otras -como la Generalitat- por Convergéncia i Unió) para obtener el protagonismo en solitario de las iniciativas culturales. El acuerdo supone, asimismo, el establecimiento de un acuerdo marco de coordinación. La conveniencia de un pacto fue formulada, ya en 1982, en distintas ocasiones, por el conseller de Cultura, Joan Rigol, por el escritor Josep Maria Castellet, y por varias instituciones catalanas. En general se veía la necesidad de establecer un triple acuerdo político (inversión en equipamientos culturales, control de los presupuestos de destino local y coordinación en materia de normalización lingüística).Desde entonces hasta la última sesión, celebrada la semana pasada, se han producido múltiples declaraciones y borradores del texto que han preludiado la conclusión del acuerdo: declaraciones del Consejo Asesor de Cultura de la Generalitat, varios proyectos presentados por las partes implicadas y, en especial, el borrdaor que en la pasada primavera el conseller Rigol dio a conocer públicamente.

El pasado 12 de julio, Joan Rigol y el secretario general del PSC-PSOE, Raimon Obiols, -que no representando a ninguna administración actuó en nombre de los socialistas que sí las presiden- llegaron a un acuerdo político que, en lo fundamental, según declaraciones de ambas partes, es el mismo que se firma hoy. Este acuerdo fue objeto, sin embargo, de varias enmiendas por parte de la Presidencia de la Generalitat, lo que ha motivado el retraso de la firma.

Documento definitivo

Recientemente, el pasado 4 de octubre, en una reunión de poco más de una hora celebrada en la Biblioteca de Cataluña, se logró una versión definitiva del texto. El concepto más debatido fue el que hacía referencia a la adjudicación de recursos económicos destinados al ámbito local. La primera formulación suponía el control conjunto de todas las subvenciones. La Generalitat ciñó el convenio a las ayudas a la administración local, obviando las subvenciones a entidades o personas particulares. Finalmente, se reintrodujo el concepto original aunque matizando su contundencia. Su inclusión o no se debatía para dar pie tanto a posibles irregularidades en el destino de los recursos, como a la proliferación de "arniguismos" entre las administraciones. Para contrarrestar su inclusión se añadió un párrafo al acuerdo en el que se menciona que la comisión encargada del control "tratará también de llegar a acuerdos sobre los criterios que habrán de permitir la acción mancomunada de las admmistraciones en favor del tejido social y cultural".La importancia de que se firme dicho pacto cultural, según ¡mpresión generalizada, radica en que se observan por primera vez desde un mismo ángulo cuestiones generales de importancia, como pueden ser la infraestructura y los medios para desarrollar la actividad cultural, así como el control presupuestario. Al margen de ello, se anuncian en el documento colaboraciones puntuales en el terreno de la música (consorcio del Liceo, Palau, Orquesta Ciudad de Barcelona), bibliotecas, museos (de Arte Moderno y de Arte Contemporáneo), etcétera.

La relación con la Administración central, conflictiva particularmente en su trato con la Generalitat, se acepta en el acuerdo, a reserva de que se aclare su papel de acuerdo con la Constitución y el Estatuto. La necesidad de un pacto cultural ha sido reconocida reiteradamente por intelectuales y partidos políticos en Cataluña.

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