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Piratería en el Mediterráneo

Dos zaragozanos y un artista catalán, en manos del comando

Dieciséis españoles que vieron interrumpido el domingo un crucero de placer por el Mediterráneo al ser secuestrado su barco, el Achille Lauro, en el puerto egipcio de Alejandría por un grupo terrorista árabe regresarán a España a primeras horas de mañana, jueves, en el vuelo de Iberia que sale de El Cairo a las 2.30 de la madrugada para hacer escala en Barcelona y terminar en Madrid. Los 16 de la suerte, como ellos mismos se definen, en su mayoría parejas de jóvenes, y todos de localidades catalanas, llevan dos días en el hotel Concorde, cercano al aeropuerto de El Cairo, esperando la repatriación.

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Los 16 españoles confían que el matrimonio zaragozano formado por Cesáreo Sancho Casabona, de 45 años, y su esposa, Luisa Tapia Perales, se encuentren bien a bordo del buque secuestrado. Ellos y el artista de variedades de Barcelona Miguel Domingo Ferreres, de 35 años, contratado con otras cuatro chicas inglesas para amenizar las veladas nocturnas del crucero, no bajaron en la escala de Alejandría.El grupo está sin maletas, sin objetos de valor, todos ellos en el Achille Lauro, y algunos con sus vehículos en el puerto de Génova, lugar de partida del crucero.

Pero tienen un gran espíritu de solidaridad y están bien atendidos por la Embajada española en Egipto, cuyo titular, el embajador Carlos, Fernández Longoria, fue el primero en acudir en ayuda de sus conciudadanos y permanece constantemente al lado del grupo.

El hotel Concorde es hoy una pequeña ONU, con diplomáticos británicos, norteamericanos, italianos, alemanes y brasileños entre otras nacionalidades, así como cerca de 600 pasajeros de más de una docena de países.

"En ningún momento desde que salimos de Génova hubo registro alguno, a la entrada del barco, de las maletas y paquetes que llevaban los pasajeros", manifestó, quejándose de la falta de control, Mariló Solé, de Tarragona, que viaja con su esposo, Nicolás Garau, y sus hijos Jaime, Cristina y Arcadio.

Los demás pasajeros españoles coinciden en esta opinión. Todos asienten también cuando la azafata Lourdes Careaga Castro, de 27 años, de la Central de Cruceros, que es la agencia de viajes con la que contrataron el crucero y que también bajó en Alejandría, cuenta que desde Génova "ya se sospechaba de tres jóvenes morenos que no hablaban ni se mezclaban con el resto del pasaje y que pasaron los tres primeros días encerrados en sus camarotes. A esos tres no se les ha vuelto a ver fuera del barco".

El embajador Fernández Longoria comentaba la posibilidad de que otros guerrilleros hubieran subido en Alejandría cuando se hizo la escala, debido a la falta total de vigilancia y control en la zona portuaria de esa localidad egipcia.

La pareja más mimada del grupo español es la formada por Rosa Mascort y Luis Berná, de Cassa de la Selva (Gerona). Se casaron hace 10 días, era su viaje de novios y su primer crucero. Luis se encuentra resignado por la serie de contratiempos. Él quería viajar en avión, pero a Rosa le daba miedo. Luego, otra pareja que iba con ellos tuvo que suspender el viaje en el último minuto por problemas familiares. "De todas formas, no nos arrepentimos de la aventura, y estamos muy contentos por la unidad que muestra el grupo y la ayuda que estamos recibiendo".

Para otro matrimonio, de Lloret de Mar, Alex Portabella y Dolores Fontanals, la preocupación es recuperar sus cosas y saber si la agencia de viajes les resarcirá por la cancelación de siete días de crucero que les quedaban. "Nos han dicho que el seguro no cubre en caso de terrorismo, pero queremos asesorarnos bien", dijeron.

Además de los citados, el grupo está integrado por María Palomar, Francisco Reina, Ernesto Barceló, Rosa Hernández, Antonio Jodar y Concepción Heredia.

La película de los hechos, vista de este lado de la tragedia, es la siguiente: el Achille Lauro partió de Génova el 3 de octubre, hizo escala en Nápoles al día siguiente y al tercer día llegó a Alejandría.

Allí, unos 600 pasajeros, en su mayoría jóvenes, bajaron del barco para visitar la ciudad de El Cairo y debían regresar a las nueve de la noche a Port Said.

Los restantes pasajeros que quedaron a bordo fueron secuestrados en el corto treyecto desde Alejandría a Port Said. A partir de ese momento, los que quedaron en Tierra fueron trasladados a un hotel de El Cairo y esperan la repatriación a sus respectivos países.

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