Muere un muchacho chileno de 14 años en una manifestación contra el Gobierno

Un joven de 14 años fue muerto a tiros el pasado domingo, por un desconocido, cuando participaba en una marcha de protesta, en una barriada de Santiago de Chile, mientras los manifestantes se enfrentaban a la policía con piedras. Por otra parte, la psicóloga Carmen Andrea Hales, de 27 años, secuestrada el domingo por desconocidos en los alrededores de Santiago de Chile el domingo, fue devuelta a sus familiares 24 horas más tarde, con marcas de golpes en su cuerpo y tras haber sufrido amenazas de muerte. Las marchas.de protesta contra el régimen, con velas encendidas y consignas contra la policía, se sucedieron en el fin de semana. Simultáneamente, se denunció la detención de 12 dirigentes de organizaciones opositoras a la dictadura.

La violencia ha comenzado a crecer en la capital chilena tras la crisis provocada por la acusación, hecha el miércoles pasado por un juez civil, de que 14 policías participaron en el secuestro y degollamiento de tres opositores comunistas; a finales de marzo último. Como consecuencia, los 14 carabineros -entre ellos siete oficiales de alta graduación-, fueron dados de baja y detenidos mientras un juez militar analiza el caso. El jefe de la policía y miembro de la Junta de Gobierno, general César Mendoza, renunció y fue sustituido por el segundo hombre del cuerpo, el general Rodolfo Stange.

Los nuevos mandos policiales tuvieron oportunidad de estrenarse el mismo domingo, cuando cientos de manifestantes llegaron hasta el cementerio de Santiago para manifestarse frente a las tumbas de los tres degollados. Policías con cascos y porras antimotines lanzaron chorros de agua y gases lacrimógenos a la multitud.

Ayer fue liberada la joven Andrea Hales, de 27 años. La psicóloga es hija de un ex ministro del presidente democristiano Eduardo Frei y ahora conocido dirigente opositor, Alejandro Hales, y fue secuestrada 24 horas antes cuando se dirigía al aeropuerto a despedir a unos amigos. La joven había sufrido cuatro meses antes un secuestro similar en el que sus captores la interrogaron sobre sus actividades políticas y las de su familia. En aquella ocasión la familia apuntó sus sospechas hacia un equipo especial de los carabineros vinculado al que degolló a los tres comunistas.

La joven, que no tiene militancia política pero trabaja en la Fundación Missió, un centro religioso de ayuda a los pobres y de defensa de los derechos humanos, fue liberada en la madrugada de ayer en una estación del metro de Santiago, con múltiples hematomas, síntomas de deshidratación y una costilla fracturada, según comprobó el médico Jorge Jiménez, quien le realizó la primera revisión.