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Una renta 'per cápita' inferior a la europea

Andrés Ortega

La renta por habitante en España alcanza sólo el 72% de la media europea, mientras que en Portugal es del 47%. Esta deficiencia básica de la economía de los dos países ibéricos queda reflejada en el Libro Verde de la Comisión Europea, elaborado para servir de base a las discusiones del Consejo de Ministros de la CEE, que tendrá que adoptar soluciones a los problemas estructurales de la agricultura europea.La agricultura española y portuguesa tiene una dimensión mayor y, sin embargo, es mucho más eficaz y rentable que la de los otros 10 países europeos. El campo español ocupa al 17% de la población activa, y el portugués, al 27%, pero sólo contribuyen en un 7% o un 8% al producto nacional bruto (PNB). La media de los diez es que sólo un 8% de la fuerza laboral se dedica a las faenas agrícolas, y su aportación al total del PNB es del 4%. Además de los inconvenientes elimáticos, la agricultura española, según el estudio de la comisión, padece la deficiencia estructural de una producción en la que coexisten los grandes latifundios con explotaciones excesivamente reducidas y fragmentadas, situación que agravará las actuales dificultades agrarias de la CEE.

Más información
"No se renegociará la adhesión de España a la CEE en el terreno agrícola"

Heterogeneidad

La agricultura europea, señala el Libro Verde, es extremadamente heterogénea en ingresos, estructuras y condiciones naturales de producción, mientras que el medio económico varía considerablemente de una región a otra. A nivel regional, aumentan las disparidades relativas a la aportación de la producción agraria a la renta nacional. Esto, unido a las diversidades geográficas y las distintas condiciones clímáticas, hace necesaria una política agraria que tenga en cuenta las situaciones regionales.

Preferentemente en las regiones mediterráneas de la CEE, las condiciones desfavorables para la agricultura coinciden con un bajo desarrollo económico de los otros sectores, elevadas tasas de paro y fuertes presiones demográficas, lo cual lleva a que la agricultura coincida con un bajo desarrollo económico de los otros sectores, elevadas tasas de paro y fuertes presiones demográficas, lo cual lleva a que la producción agraria absorba un excesivo número de mano de obra y obtenga una escasa rentabilidad.

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