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Reportaje:

El último creador en el exilio

Agustín Gómez Arcos dice que la España socialista no le ha abierto las puertas que le cerró el franquismo

Agustín Gómez Arcos, nacido en Enix (Almería) en 1939, uno de los novelistas de más éxito en Francia, continúa estando inédito en castellano. Autor de nueve novelas sobre España, se le considera un creador francés. El escritor, que dejó España hace 18 años harto de luchar contra la censura, considera que la España democrática no le ha abierto ninguna de las puertas que le cerró el franquismo, porque aquí sigue sin haber auténtica libertad de expresión, "el tinte de los años pasados bajo la dictadura ha dejado una mancha que tardará mucho en desaparecer".

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Un intelectual alejado del poder

Recién comenzado el verano, Gómez Arcos ha dejado París y, al igual que viene haciendo durante los últimos años, se ha venido a Madrid a pasar los meses de más calor. Aquí, alojado en casa de unos amigos, gasta el día conversando con viejos conocidos en las terrazas de Recoletos, salvo cuatro horas diarias las de más calor"- que dedica a escribir una nueva novela, como siempre en francés y en la que por vez primera aborda un tema francés del que prefiere no hablar. "Por primera vez, en 18 años dedicados a escribir sobre España, trabajo sobre un tema francés. Es normal, porque junto a la memoria española tengo ya la memoria del país en el que vivo".Antes de dejar España, Gómez Arcos era un escritor exclusivamente dedicado al teatro. Ganador de dos premios nacionales de teatro, ninguna de sus obras llegó a ser estrenada en teatros oficiales, si bien alguna de ellas se pude ver en teatros comerciales. Títulos de aquella época son Elecciones generales (1960), Diálogos de la herejía (1964) y Los gatos (1965). Su primera novela -nunca más he vuelto a ejercer de drarriaturgo-, ya en francés, no se publica hasta 1975. Entre los títulos más conocidos de su producción novelística se puede hablar de El cordero carnívoro, María República, Ana, non; Escenas de caza (furtiva) o El niño pan. Todas ellas están traducidas a cerca de 12 lenguas y, por supuesto, ninguna de ellas al castellano. Finalista del Premio de novela Goncourt en dos ocasiones con Escenas de caza (furtiva) y con Un pájaro escaldado, Agustín Gómez Arcos se considera un escritor político cuyas denuncias son realizadas a través de historias duras ocurridas -hasta ahora- en la España de la guerra y posguerra.

Cuando se le pregunta si cree que esta situación de escritor español en francés va a proseguir mucho tiempo, responde que "este tema hay que planteárselo a los editores españoles. Sé que mis editores en Francia, Seuil, han mantenido y siguen manteniendo contactos con los españoles, pero sin ningún resultado. Creo que el franquismo tuvo las consecuencia de un tinte cuya mancha no se ha podido limpiar. Dicen que mis temas son duros. ¿Cómo quieren que sean? Lo cierto es que aquí gobiernan los socialistas y no han cambiado demasiado las cosas. Hay una diferencia esencial entre Espafía y Francia. Ellos tienen algo que no tenemos nosostros: auténtica libertad de expresión. En Francia he tenido críticas durísimas, en las que se me decía que hacía apología del terrorismo, pero la obra se editaba y salía al mercado. Y además se vende. Aquí esto no cuenta, y cada vez toma más cuerpo la idea de que la imposibilidad de la libertad de expresión en España es algo genético".

Siguiendo con las diferencias entre ambos países, Gómez Arcos dice que aquí, en aras de la normalización, término que le recuerda a la verborrea que utilizan los polítícos de los países del Este, se pide a los creadores que abandonen su memoria histórica. "Me pasma que se hable del franquismo como del antiguo régimen y me pregunto qué es lo que hay detrás de eso. ¿Pretenden que aceptemos los 40 años de dictadura como algo normal? No lo entiendo. O en realidad lo entiendo muy bien y por eso escribo como escribo".

El hecho de escribir en una lengua que no es la suya de origen dice que no le resta posibilidades. "En realidad me considero afortunado. Hay algunos que han dicho que era una traición a la lengua, a la nacionalidad. Pero la verdad es que yo he tenido la suerte de vivir en circunstancias no exclusivamente españolas. Lo único es que siendo profundamente español tíenes que olvidarte de localismos: refranes y expresiones puramente dicharacheras, pero descubres que tienes que ir a temas universales, a lo esencial".

Un caso único

Lo único que le pesa y le duele a Gómez Arcos es ser "el único (creo que no hay otro caso) creador al que su país de origen no le ha abierto las puertas. Me han cerrado todo con el mismo estrépito con que lo hizo el franquismo. Los políticos españoles han dejado sin contenido a la palabra libertad. Se pueden leer y ver obras en las que los personajes dicen tacos, muestran las tetas y se drogan. Pero en lo que respecta a la política, hay una censura feroz. Dígame, si no, una obra en la que se aborde seriamente el tema de la tortura".Gómez Arcos no mantiene apenas contacto con los escritores españoles de su generación. "Ya digo que yo hago una vida bastante marginal, muy centrada en mi trabajo, pero los contactos no son muchos porque la mayoría de los escritores españoles no me ha leído. Tienes que dominar perfectamente una lengua para leer una obra escrita en un idioma extranjero. En Francia, por mi condición de extranjero, también estoy al margen de la vida literaria. Pero es que yo margino mi persona para que funcione mi obra, por eso los contactos no me son demasiado importantes".

La venganza

Como en toda tragedia, este hombre de aspecto amable y ligero acento extranjero tiene su pequefía venganza, porque si los editores españoles no han dejado que llegue su obra, no dejará que sean editores latinoamericanos quienes hagan llegar sus escritos al público español. "Es mi pequeña venganza", dice sonriendo, "porque tendrán que ser ellos los que acepten con todas sus consecuencias la entrada de mis obras en este país.Claro que hemos tenido ofertas de Argentina, México y otros países, pero he dicho que no".

La rentabilidad de la edición de su obra parece estar clara. Solamente de Ana, non se han vendido 300.000 ejemplares y ha sido traducida a 16 lenguas. El niño pan es un libro de lectura obligatoria en determinados círculos en los liceos. "Pero ya digo que esto hay que planteárselo a los editores, yo no puedo decir nada. Mi impresión es que no habrá novedades por el momento", dice el escritor, .ya que, por ejemplo, Ana, non ha sido convertida en película por la televisión francesa. Invitaron a la televisión española a participar en el rodaje y la respuesta fue que "no era conveniente para la normalización del país".

El momento europeo

Pese a todo, Gómez Arcos piensa que España vive un buen momento gracias a la incorporación a Europa. "Es una oportunidad estupenda porque por primera vez hay algo que nos une a Europa y no hemos quedado a la deriva de Latinoamérica o África. Pertenecer a Europa es algo muy importante en todos los aspectos. Competir es maravilloso porque trae consigo la posibilidad de ver todo lo que se hace en todas partes y eso es muy bueno para la mentalidad de las gentes. Además, yo siento a Europa predispuesta a abrirse a España. Al margen de temas puntuales como pueda ser la agricultura o cualquier otro sector, desde Francia he visto que no hay desconfianza respecto a España. Personalmente estaré encantado de ser un español con pasaporte europeo, y sobre todo creo que ésta es una oportunidad única de que España recupere la universalidad que tuvo en algún momento pasado".

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