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Tribuna:Los cuademos de Velintonia
Tribuna
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El Opus y otras censuras

13 de enero de 1953En Velintonia. Comento con Aleixandre el asunto del día, el ataque del padre Carlos Quirós contra Emilio García Gómez en la revista Arbor, donde ha publicado una reseña muy dura sobre la versión que ha realizado Emilio de El collar de la paloma, la obra maestra de Ibri Hazm. Versión admirable, que todo el mundo elogia, empezando por Ortega, quien ha puesto un estupendo prólogo al libro. Ataque inesperado de un subordinado a su director en la Escuela de Estudios Árabes de Madrid. Es un nuevo capítulo de la historia del resentimiento español. El padre Quirós, que tiene ya 70 años, aspiraba hace tiempo a ser catedrático de Árabe en la universidad y pidió a García Gómez que le apoyara en sus pretensiones. Pero Emilio no le prometió hacerlo, y le sugirió que debería dejar las cátedras para los arabistas jóvenes. Quirós no se lo ha perdonado y ahora intenta dañar el prestigio científico de García Gómez censurando la versión que éste ha hecho de El collar. Me dice Vicente que Emilio piensa contestar al ataque en la revista Al-Andalus, pues está furioso y ha reaccionado violentamente contra el Opus, en cuyas manos está Arbor, la revista donde ha aparecido la reseña del padre Quirós.

17 de enero

Me llama Sánchez Bella, director del Instituto de Cultura Hispánica, para hablarme de ciertas denuncias que le han llegado contra mi Antología de poetas andaluces contemporáneos, publicada por Ediciones Cultura Hispánica. La denuncia se basa en que figuran en la antología cuatro poetas andaluces -Alberti, Prados, Pedro Garfias y Juan Rejano- considerados como rojos por el denunciante, cuyo nombre me oculta Sánchez Bella, quien, por otra parte, me dice que si no logro parar -no sé cómo podríi hacerlo- la campaña contra la Antología, congelará la edición, y si es necesario la destruirá. Llamo a Vicente para contarle el asunto, y me dice que es pesimista al respecto, porque Sánchez Bella, antes de que le hagan responsable de una antología depoetas rojos, con el peligro de perder el puesto, es capaz de todo.

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20 de enero

Con Dámaso, Vicente, Mufloz Rojas y Spiteri en el Lyon, después de la reunión académica de los jueves. Rabieta furiosa de Dámaso contra mí al ver, en el ejemplar que le dedico de la Antología de poetas andaluces, que incluyo en ella al poeta cordobés, tan unido a Málaga, Juan Rejano, exiliado en México. Según

Dámaso, Rejano le ha atacado políticamente en un diario mexicano y me acusa de haberlo incluido por motivos políticos y no poéticos. Acaba leyendo algunos de los poemas de Rejano para demostrarnos lo mal poeta que es. Vicente sale a mi defensa haciendo ver a Dámaso que si a mí me ha parecido que Rejano es buen poeta he hecho bien en incluirlo en la antología a pesar de aquel ataque, que, por otra parte, yo ignoraba. Pero sus palabras serenas no logran calmar el enfado de Dámaso, que está furioso contra mí. Menos mal que sabe mos que esos enfados se le pasan pronto, y cuando nos veamos el próximo jueves ya habrá olvidado el asunto.

5 de febrero

El Opus tiene a Dámaso entre sus enemigos predilectos. Yo sabía que Floropus, como solemos llamar a Pérez Embid, había puesto el veto a Dámaso como jurado del Premio Adonais de Poesía, pero lo que acaba de ocurrir ahora es más grave. Me cuenta Carmina Morón, la recitadora, que iba a dar un recital poético en el Ateneo, regentado ahora por Pérez Embid, y pasó a éste la lista de los poemas que pensaba recitar, entre los cuales había uno de Dámaso. Floropus le devolvió la lista, pero tachando precisamente el poema de Dámaso. En vista de ello, Carmina, aconsejada por su mentor, Gamallo Fierros, se ha negado a dar el recital, y Gamallo ha escrito una carta al ministro de Información protestando del veto a Dámaso y ha conseguido que 60 socios del Ateneo se den de baja como protesta. Hablo con Vicente del asunto y me dice que aplaude la protesta y que él también ha protestado negándose a colaborar en la revista Ateneo, órgano literario del mismo.

19 de abril

En Velintonia. Comentamos la muerte de Joaquín Serra, familiar mío al que Vicente llegó a conocer. Una enfermedad criminal, la leucemia, ha acabado con él a los seis meses det primer síntoma. "Raro es el día en que no pienso en la muerte", me dice, "y no le tengo miedo. Es algo con lo que hay que contar, y estoy habituado al tema, pues, como sabes, es uno de los motivos centrales de mi poesía. Creo que esperaré la muerte con serenidad y que, a pesar ¿le mi agnosticismo, como adivino la debilidad del ser humano en ese momento, en ese gran trago, como decía Jorge Manrique, quién sabe si 'pediré los auxilios espirituales, como le pasó a Azaña. La verdad es que yo me siento cristiano, y me encuentro bien en esa tradición cristiana española que mamé de niño. Pero, por otra parte, me siento tan pagano como cristiano, y no creo en el milagro de la resurrección de la carne. Pienso que mi cuerpo, como mi alma, serán convertidos en polvo fundido con la tierra. No espero encontrar ningún cielo, ningún paraíso, a mi muerte. No hay más paraíso ni más infierno que los que vivimos en la Tierra".

Pasamos a hablar de Dámaso y de su actual anticlericalismo rabioso. "Dámaso", me dice Vicente, "está mucho más cerca que yo del catolicismo ortodoxo, y quizá cualquier trauma en su vida, por ejemplo la muerte de su madre, obrará ese milagro de su vuelta a la religiosidad. Toda su obra está mucho más cerca de Dios que la mía. Dios está presente, en la negación o en la afirmación, en su poesía, atormentada como la de Unamuno, incluso en su obra crítica. El ¡Dios mío! es una expresión muy frecuente en su obra, tanto en verso como en prosa...".

Pasando a otro tema, me cuenta Vicente la visita que le ha

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El Opus y otras censuras

Viene de la página 13 hecho su sobrino José Javier para pedirle dos cosas: un poema para la revista Ateneo y que inaugure las lecturas poéticas que va a organizar la sección literaria del Ateneo. "Me he negado a ambas cosas, por solidaridad con Dámaso y porque, como le he dicho a mi sobrino, no quiero nada con el Ateneo mientras esté gobernado por el Opus".6 de junio

Comida en el restaurante Trocadero, con Vicente, Carlos Bousofío y Blas de Otero, que ha venido a pasar unos días en Madrid desde su Bilbao. A Blas le he conocí,do hace poco, en el recital de sus poemas que dio en el Ateneo. Pero antes nos habíamos cruzado unas cartas, y él me agradeció que yo salvase su estupendo libro Ángel fieramente humano -que Pérez Embid había vetado para el Premio Adonais- y convenciera a Enrique Canito para que lo publícara en la colección ínsula, como así se hizo. Durante la comida estuvo tímido y contenido, aunque cordial. Habló -poco y apenas si contestaba a las preguntas que le hacía Vicente. Yo le recordé otra comida en el mismo restaurante con Dámaso, Bousoño y Muñoz Rojas, en la que Dáanaso se pasó la sobremesa elogiando a Campoamor y a Gabriel y Galán. Blas se atrevió a decir que a él le parecía Gabriel y Galán,un buen poeta, y recordó dos poesías del iriísmo tema campesino, una de Lope y otra de Gabnel y Galán, afirmando que era mejor la de éste. Luego nos dijo que su libro inédito Complemento directo lo había destruido casi todo, por no estar satisfecho de él. Después de la coniida vamos al Gijón, donde se nos une el novelista catalán Luis Romero, quien se queja de que la censura haya prohibido unas páginas de una novela que había entregado a Mercedes Fórmica para la colección La Novela del Sábado, que ésta dirige.

9 de junio

Con Dámaso y Vicente en el Lyon. Comentamos el artículo contra Ortega que ha publicado el padre Guerrero, jesuita, en la primera página del Abc de hoy. Me dicen que en la Academia se ha comentado desfavorablemente y que algunos académicos, sobre todo Marañón, se han quejado amargamente de que reine aún en España semejante intolerancia y fanatismo. La tesis del padre Guerrero es que, aun reconociendo los méritos intelectuales y literarios de Ortega, como se trata de un pensador no católico, debería ocupar un lugar inferior en la estimación de la sociedad española. Marañón comentó acremente el artículo. "Esas cosas", dijo en un grupo, "son las que luego nos iinpedirán quejarnos de que el, pueblo queme las iglesias". Vicente opina lo mismo, y nunca le he visto tan duro con la Iglesia. "Es la auténtica Inquisición", nos dice, "y sólo les falta volver a quemar herejes". Luego nos cuenta un diálogo en la Academia entre el patriarca -el obispo Eijo Garay, el más reaccionario de los académicós- y Emilio García Gómez. Al patriarca le ha parecido de perlas el artículo del padre Guerrero, y apoyó sus ataques a Ortega. Pero García Gómez salió defendiéndolo en tono muy serio y le dijo al patriarca: "Yo soy católico y como católico puedo afirmar que jamás me ha hecho daño en nii catolicismo la lectura de Ortega. Como, además, soy aniigo suyo, defenderé siempre a Ortega de los ataques de sus enemigos, que pretenden disminuir avíesamente su prestigio". A lo cual el patriarca no se atrevió a responder. "El Abc", comenta Vicente, "ha hecho muy mal en publicar ese vergonzoso ataque a Ortega, y en primera pagina nada menos.

La culpa la tiene Torcuatito, que carece de categoría para digirir un periódico como el Abc, que en los tiempos de su abuelo don Torcuato fue un periódico liberal, donde colaboraban los hombres del 98, y hoy está entregado al Opus".

Marías ha enviado al Abc un artículo contestando al del padre Guerrero, pero la censura no lo ha dejado pasar. Arias Salgado, el ministro de la desinformación, le ha dicho claramente a Marías que su artículo no se publicará. Respuesta de Marías: "En vista de que no hay aquí libertad para defender a Ortega y sí para atacarlo, habrá que renunciar a escribir en España y hacerlo en periódicos americanos".

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