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El Grupo de Contadora se reúne en Panamá bajo el síndrome del embargo de EE UU

ENVIADO ESPECIALEl Grupo de Contadora reanudó ayer en Panamá la negociación con los cincos países centroamericanos bajo el síndrome del embargo comercial decretado por Estados Unidos contra Nicaragua. En esta reunión de tres días la agenda de los viceministros gira sobre cuestiones de verificación y desarme, aunque difícilmente se podrá evitar el debate sobre esta medida de fuerza, que atenta contra los cimientos de un diálogo tejido con paciencia a lo largo de dos años.

Los cuatro miembros de Contadora (Colombia, México, Panamá y Venezuela) han rechazado el bloqueo de forma unánime, porque la paz no puede asentarse en la coerción, según ha manifestado el canciller panameño, Jorge Abadía, quien se incorpora a este proceso tras la reciente reestructuración del Gobierno de su país.

El representante de México, Ricardo Valero, entiende que el embargo es una medida discriminatoria inaceptable que se inscribe dentro de la alternativa militar que algunos quieren dar a la crisis centroamericana. Lejos de favorecer el diálogo y el pacto, propicia el enfrentamiento.

Las presiones de Washington sobre sus aliados centroamericanos sólo han obtenido hasta ahora un apoyo retórico por parte del Gobierno salvadoreño y reacciones más ambiguas de Honduras y Costa Rica. Nicaragua no podrá obtener de sus vecinos una condena global del embargo, pero es seguro que ninguno de ellos va a seguir el camino marcado por el presidente Ronald Reagan, ya que sus propias economías no se lo permiten. El Mercado Común Centroamericano, aunque agónico, es incompatible con un bloqueo comercial que perjudicaría más que a nadie a Costa Rica, al quedar aislada de la región.

Más allá de la sombra del embargo, que sin duda abre una nueva brecha en el tenso diálogo centroamericano, los viceministros tratarán de cerrar el capítulo relativo a sistemas de verificación y control, que fue tratado con amplitud en la reunión de abril. En principio no deben existir diferencias insalvables.

Seguridad y desarme

La seguridad y el desarme plantean dificultades mucho más arduas. La posición nicaragüense a este respecto es, según ha declarado su vicecanciller, Víctor Hugo Tinoco, que se apruebe el acta en su redacción original del pasado mes de septiembre. Los restantes Gobiernos consideran que deben introducirse profundas modificaciones en ese texto, fijando de antemano límites máximos al desarrollo militar de cada país.El Gobierno sandinista ha realizado en los últimos meses algunos gestos sobre esta materia. Declaró una moratoria unilateral en la adquisición de nuevos sistemas de armamento y el 2 de mayo despidió a 100 asesores militares cubanos sobre un contingente total que el presidente Daniel Ortega ha fijado en 800. Pero argumenta al mismo tiempo que mientras EE UU mantenga su amenaza no puede comprometerse a equilibrar su fuerza con los vecinos, ya que el peligro no le viene de éstos, sino de Washington.

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