_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El prosovietismo de Managua

EL VIAJE que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, acaba de realizar a Moscú al frente de una fuerte delegación del Gobierno sandinista puede ser interpretado como una consecuencia de la dinámica engendrada por la propia Administración norteamericana; en la medida en que la situación económica de Nicaragua se hace más dificil, a resultas de sanciones económicas y sobre todo de las acciones armadas de los contra, que impiden una vida normal en extensas zonas, el Gobierno sandinista busca apoyos económicos y políticos en Moscú y en otros países del bloque soviético. Los temas de la cooperación económica han estado en el primer plano durante las entrevistas de Daniel Ortega con Mijail Gorbachov y otros dirigentes soviéticos; y a la vez, las afirmaciones del respaldo de la URSS a la independencia de Nicaragua y la denuncia de las injerencias y amenazas de la Administración Reagan, si bien -como en anteriores ocasiones- no ha habido ninguna alusión a la cuestión específica de la defensa militar.Sin embargo, el momento en el que han tenido lugar estos hechos suscita ciertos interrogantes. El presidente Reagan acaba de sufrir un fracaso muy serio ante el Congreso, precisamente porque éste no se ha dejado convencer por el argumento de que Nicaragua es un peón de la estrategia soviética y que constituye, por tanto, una amenaza para la seguridad de los países del continente, incluso potencialmente para EE UU. El voto del Congreso indica una inclinación a no colocar la cuestión nicaragüense en el marco de la gran confrontación Este-Oeste. La mayoría de los congresistas, al derrotar a Reagan, ha expresado una amplia corriente de opinión que se inclina no por las operaciones de guerra sucia, sino por soluciones del tipo de la que ha sido preparada y elaborada por el Grupo de Contadora.

Decir que el viaje de Daniel Ortega a Moscú contradice una política centrada en el éxito de Contadora sería exagerado, pero puede contribuir a debilitarla. A Moscú viajan muchos gobernantes, incluso entre los que se enfrentan con la política de la URSS. Sin embargo, y precisamente después de la votación en el Congreso norteamericano, es obvio que el viaje de Ortega servirá para demostrar que existe una creciente dependencia de Managua con respecto a la Unión Soviética.

Existen otros factores que han presionado para determinar el viaje. Y quizá uno de ellos sea el mayor activismo que está empezando a manifestar, en ciertas esferas al menos, la diplomacia de la URSS después de la elección de Gorbachov como secretario general del PCUS. Éste parece resuelto a resolver algunas asignaturas pendientes, que podían dar la impresión de que la URSS no tenía una posición definida ante problemas de gran relevancia. Acaba de dar su respaldo al general Jaruzelski en Varsovia, poniendo fin a cierta inhibición de Moscú ante diversas interpretaciones de la evolución polaca. La situación de Nicaragua se sitúa en un plano completamente diferente, pero no cabe olvidar que la tesis central de Reagan ha consistido, y consiste, en encuadrarla en el complejo global de la contradicción Este-Oeste. Con la recepción de Ortega en Moscú, Gorbachov da un paso, con particular relieve público, que posibilita aún más ese encuadramiento. La lógica de tal gesto es obvia; sobre todo si en Moscú, y en Washington, se está en una fase de preparación de futuras negociaciones, en las cuales cada uno está interesado en poder manejar el máximo de cartas. Pero es Moscú, y no Managua, quien sale beneficiado.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_