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Reagan acepta que los 'contra' nicaragüenses no reciban ayuda militar

El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, ha tenido que rendirse ante la opinión pública, contraria a que Estados Unidos siga empleando la fuerza de las armas contra el Gobierno de Nicaragua, y se ha plegado a la intención del Congreso de dedicar a "ayuda humanitaria" los 14 millones de dólares (2.550 millones de pesetas) con los que la Casa Blanca pretendía reforzar la capacidad militar de las fuerzas antisandinistas.

El compromiso entre las pretensiones presidenciales y el sentir mayoritario de los legisladores sirve exclusivamente para el presente año fiscal (hasta el 1 de octubre) y se produce en vísperas de la votación que a principios de la próxima semana tendrá lugar en la Cámara de Representantes y en el Senado. El acuerdo no es aún definitivo, dado que existen complicaciones semánticas en cuanto a la utilización que los beneficiarios pueden hacer de una ayuda calificada oficialmente como "humanitaria".La Casa Blanca acepta que sea "ayuda no mortífera", es decir, incapaz de producir la muerte, pero que podría incluir camiones y uniformes (no así armas y municiones). En cambio, los congresistas prefieren emplear el término "ayuda humanitaria", que excluiría todos estos supuestos.

El presidente del Gobierno español, Felipe González, recordó ayer a Reagan que no puede hacer al tiempo "una oferta de paz y estar intentando alimentar la lucha de grupos contrarios al Gobierno de Nicaragua".

Reagan aprovechó una conversación mantenida el jueves con los tripulantes de la nave espacial Discovery para hacer proselitismo. Al dirigirse al senador cosmonauta Jake Garn, le pidió, bromeando, que volviera pronto. "Nos vendría muy bien su ayuda para controlar el déficit presupuestario y conseguir la ayuda para determinada gente que está luchando por su libertad en Centroamérica". El senador republicano, que ayer volvió a la Tierra, le garantizó que el martes estaría en su escaño con el fin de "votar como a usted le gustaría que lo hiciera".

El compromiso sobre la ayuda a los contra sirvió para culminar la que los observadores estiman como la semana más negra de su segundo mandato, plagada de torpezas, especialmente en lo relativo a su próxima visita a Europa. La crisis se ha agravado al comparar Reagan a los judíos víctimas del nazismo con sus verdugos. Páginas 2 y 3

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