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Reportaje:Dos ciudades andaluzas luchan por preservar su historia

La especulación y la indiferencia provocan daños irrversibles en Sevilla

6.000 viviendas subsisten en estado de ruina y edificios nobles viven su agonia

La especulación de unos pocos y la indiferencia de los demás ha permitido en los últimos decenios que Sevilla sufriera un destrozo irreversible. Los siglos XVI y XVII, cuando esta ciudad alcanzó un esplendor propio de la que entonces era capital cultural y económica del imperio, queda cada vez más lejos.Aquella formidable ciudad es hoy un incómodo casco antiguo con calles intransitables, por más que el Ayuntamiento pruebe nuevos itinerarios de entrada y salida, con 6.000 viviendas en estado de ruina o definitivamente convertidas en solares y con un sinnúmero de edificios nobles camino de arruinarse por falta de uso o de cuidados. La descomposición del casco antiguo es un debate permanente abierto en la ciudad, pero las inversiones reales en su salvación no corren parejas con el volumen del debate.

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La gran ciudad de Sevilla ha sufrido el gran golpe en los últimos 50 años. Un paseo por la ciudad con un personaje como el historiador Ramón Carande, que conoce la ciudad en el año 1918, es una experiencia tan interesante como deprimente. La descripción de los palacios y conventos idos para siempre y sustituidos por construcciones modernas u ocupados por grandes almacenes, edificios de oficinas u hoteles duele tanto como la vista de algunos no menos nobles que los desaparecidos y aún en pie pero camino de la definitiva ruina. La perspectiva, en una ciudad tan hermosa, lleva al pasado con gloria y atrae al presente con autocrítica.

A la pérdida de edificios de valor y la transformación de rincones hermosos en espacios vulgares (la contemplación de las antiguas fotografías de la plaza del Duque y su comparación con el hoy es particularmente irritante) se une el progresivo deterioro de las simples casas particulares. Su vejez, las incomodidades del tráfico y las legislaciones de los últimos años, que han tendido a erradicar del centro todo lo que no sea sector terciario, han ido expulsando a los habitantes del centro.

La Expo 92

Así, si en el año 1960 el casco histórico de la imponente ciudad de Sevilla tenía 120.000 habitantes, ahora tiene exactamente la mitad. Las casas se van cayendo poco a poco. Algunas han sido sustituidas por otras de construcción moderna que rompen el conjunto, otras esperan que su estado de ruina llegue al punto sin retorno y que la piqueta las termine de echar abajo. Y en muchos lugares aparecen los pequeños solares en los que un día se asentaba una casa, cuyos vanos sugieren en algunas zonas la imagen de una ciudad bombardeada.

La necesidad de salvar el casco histórico de Sevilla, cuyas dimensiones e importancia histórico-artística superan las de cualquier otra, ciudad española, provocó un fuerte movimiento en algunos sectores de la ciudad tendentes a conseguir que la Exposición de 1992 se celebrara dentro del propio casco, es decir, que los pabellones de los países invitados ocuparan edificios históricos más o menos en peligro, que así quedarían salvados.

Fuerte debate

La posibilidad de llevar esto a cabo fue desechada por poco práctica, tras un fuerte debate. Las dificultades de tráfico que eso supondría, la casi imposibilidad de forzar a un país invitado a ocupar un determinado edificio y sobre todo el deseo del Bureau International d'Expositions de contar con un recinto cerrado en el que cobrar entrada contribuyeron a dejar la idea completamente desechada. La Exposición de 1992 se hará en unos terrenos contiguos a la ciudad, pero fuera de ella, y todas las edificaciones serán nuevas.

No obstante, la Expo 92 sigue siendo un punto de mira para el adecentamiento de la ciudad. El Ayuntamiento y la Junta van a realizar una fuerte inversión para la construcción de cerca de 1.000 viviendas en el casco antiguo, cuyo precio será de aproximadamente 3.500.000 pesetas por vivienda y podrán ser adquridas con créditos cómodos. Igualmente está en proyecto la puesta en marcha de líneas favorables de crédito para los propietarios de casas en el casco histórico que deseen restaurarlas.

Pero aunque se intente marcar cierta inclinación de retorno al centro, parece difícil invertir la tendencia de los últimos 20 años de salir del mismo para instalarse en barrios periféricos. Y en cualquier caso el problema de los edificios histórico-artísticos subsiste. Un grupo de sevillanos creó no hace mucho tiempo una promoto

La especulación y la indiferencia provocan daños irreversibles en Sevilla

ra de restauraciones y rehabilitaciones de edificios de interés artístico -Prosevilla-, pero sus actividades no prosperaron y la empresa terminó en fracaso económico y con la reventa de varios de los edificos y solares que había comprado.No obstante, ha quedado alguna consecuencia claramente positiva, como la rehabilitación del llamado Corral del Conde, un antiguo corral convertido después en patio de vecindad y finalmente desalojado por estado de ruina.

Dibujo sociológico

La iniciativa, puesta en marcha por Prosevilla, fue terminada por otra constructora, y las nuevas viviendas han comenzado ya a ser ocupadas. Pero algunos sectores critican este tipo de acciones, que según su criterio desvirtúan el dibujo sociológico de la ciudad. En lugar de una población castiza, las zonas así restauradas, convertidas en apartamentos de calidad, son habitadas por profesionales de buen nivel económico.

El problema de la restauración o salvación de los edificios monumentales queda ahora en manos de los organismos públicos. Y en ese sentido, Sevilla y Andalucía prosiguen una tesis que mantienen otras capitales en las que la salvación del entorno urbano se deja en las manos de una acción decidida de apoyo a la iniciativa burocrática en los centros de los ciudades. Esta iniciativa, cuyas líneas fueron puestas de manifiesto en una reunión celebrada en Segovia por los representantes de la entidad que agrupa a los municipios españoles, se trata de poner en práctica en diversas ciudades del Estado.

En este sentido, la creación de la nueva Administración autonómica puede tener por este lado un aspecto positivo en la lucha por la conservación del entorno ciudadano de Sevilla.

El Parlamento andaluz se instalará a medio plazo en el Hospital de las Cinco Llagas, tras una fortísima inversión. Algunas consejerías de la Junta ya ocupan o están en vías de hacerlo, edificios monumentales, y la presidencia está en el palacio de Monsalves. En general, la Junta tiene el proyecto de utilizar en lo posible edificios del patrimonio transferido cuyo uso sea asequible, a fin de contribuir a su conservación. Es una de las fórmulas para poner en pie una de las ciudades más imponentes del mundo y sin duda aquella en la que el cruce de culturas y la profundización en las mismas ha dado paso a un entorno urbano subyugante que la especulación no ha logrado destrozar del todo.

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