Gautheret, un revolucionario de la agricultura
Es el descubridor de la multiplicación vegetativa por cultivo 'in vitro'
Roger J. Gautheret, el profesor francés que hizo realidad, por primera vez, en 1937, el cultivo in vitro indefinido de tejidos vegetales, artífice de una auténtica revolución en la agricultura moderna, se resiste a sus 75 años a abandonar el ejercicio de la ciencia, a pesar de que desde hace seis años es un jubilado de la facultad de Ciencias de la universidad de París.Sus descubrimientos sobre la formación de órganos a partir de tejidos vegetales cultivados en el laboratorio han sido el punto de partida para que 10.000 investigadores, distribuidos por todo el mundo, consigan aumentar en la actualidad y de forma acelerada el ritmo de producción de plantas, como el trigo y el maíz.
Si fuera posible aplicar en el hombre los estudios que el histofisiólogo francés ha desarrollado en el reino de los vegetales, asistiríamos a la creación de vida humana en el laboratorio a partir de la manipulación genética de un espermatozoide o del cultivoprobeta de cualquier parte del cuerpo de una persona. Gautheret viajó a Canarias invitado por su ex alumna Josefina Rodríguez Enríquez, profesora del departamento de fisiología vegetal de la universidad de La Laguna.
Pregunta. La multiplicación vegetativa por cultivo in vitro (micropropagación) ¿permite acelerar el ritmo de producción de plantas, como las ornamentales, medicinales o aromáticas?
Respuesta. Efectivamente. En el laboratorio podemos obtener, por ejemplo, 10 orquídeas de un maravilloso híbrido en un corto espacio de tiempo, y así sucesivamente, mientras que si recurrimos a la reproducción sexual de esa misma flor tardaríamos un año en conseguir un solo ejemplar. Además, con nuestro procedimiento podemos conservar las propiedades que portaba la planta seleccionada, y eso no es posible si la reproducción se realiza por semilla. La micropropagación se puede aplicar a 2.500 plantas, entre las que figuran árboles, especies aromáticas, medicinales y hortícolas. Asimismo, nos permite la curación eficaz de virus.
P. ¿En qué medida pueden aplicarse sus investigaciones en cultivos de interés alimenticio?
R. Basta con decir que en China, por citar un caso, ya se han creado con nuestro sistema tres variedades nuevas de arroz. Para este tipo de plantas se emplea en el laboratorio el cultivo de granos de polen, conocido por androgénesis, a través del cual se pueden determinar líneas puras de plantas con caracteres interesantes (rendimiento al frío, producción, rapidez de cosecha) y óptimas para producir buenas cosechas. Este resultado, que se obtiene con las técnicas de cultivo in vitro en cuatro años como máximo hubiera tardado en conseguirse el triple de tiempo por el método convencional de cruzamiento.
P. ¿Qué grado de aceptación han merecido sus teorías sobre cultivos de tejidos vegetales?
R. Muy satisfactorio. Se calcula que hay 10.000 investigadores y técnicos que trabajan en esta ciencia. Existen, además, industrias que comercializan los resultandos de nuestros estudios. En Francia, por ejemplo, 14 especialistas de la sociedad Delbard invierten todo el día en la micropropagación de una clase de rosal. Existe otra sociedad, la Microvit, que ocupa a 25 ayudantes en la producción anual de 10 millones de esquejes de plantas ornamentales. La androgénesis, por otra parte, ha dejado de ser un método científico en las grandes granjas de China para convertirse en una herramienta técnica de su producción.
P. ¿Se benefician los países subdesarrollados de esta avanzada técnica agrícola?
R. Hay algunas experiencias, pero reconozco que son insuficientes. En la India se ha practicado con el trigo, partiendo de la base de que nuestras técnicas de androgénesis se pueden aplicar a más de 160 plantas para aumentar su producción y de que entre éstas existen muchas variedades para la alimentación.
P. ¿Se pueden inventar plantas en el laboratorio?
R. Sí. El método de la androgénesis sirve para crear nuevas plantas. También, mediante el cultivo de células, se han conseguido embriones de los que nacen plantas que suelen ser estériles, porque el número de cromosomas no es normal. Esta vía no ha dado muchos éxitos, aunque posee gran interés para la investigación fundamental.
P. El excesivo uso del cultivo in vitro para los tejidos vegetales ¿podría acarrear un progresivo agotamiento del medio natural?
R. Ese riesgo no es imputable sólo al cultivo in vitro, ya que la selección genética tradicional, que es anterior, ya había uniformizado los cultivos al dar prioridad a las variedades de plantas que ofrecen mejores posibilidades productivas. El temor existe y comienza a ser considerado. Es cierto que las exigencias económicas orientan la selección de los cultivos hacia la búsqueda de buenas variedades, atendiendo sólo a sus aptitudes para ofrecer buenas cosechas. Pero no es menos cierto que el abandono de otras plantas de una misma familia, que pudieran ser interesantes por contener genes idóneos para combatir un determinado virus, podría ponemos en apuros si terminan perdiéndose, y con ellas sus facultades de saneamiento de cultivos primordiales para la humanidad, como el trigo, por ejemplo.
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