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EE UU suspende indefinidamente las conversaciones de Manzanillo con Nicaragua

El diálogo por la paz en Centroamérica ha entrado en una nueva etapa de crisis. Estados Unidos anunció el viernes casi simultáneamente la suspensión indefinida de las conversaciones que sostenía en Manzanillo (México) con el Gobierno sandinista y su retirada del proceso abierto por el Tribunal de La Haya para dictaminar sobre el minado de los puertos nicaragüenses. Para completar el cuadro, Costa Rica y El Salvador amenazan con retirarse de las negociaciones de Contadora si no se resuelve satisfactoriamente para el primero un confuso incidente ocurrido el 24 de diciembre en torno a su embajada de Managua.

El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, calificó la situación de grave al confirmar que Washington había notificado por conducto diplomático la interrupción unilateral del diálogo de Manzanillo. Acusé a la Administración Reagan de minar en forma gravísima el orden jurídico internacional, y de presionar a los Gobiernos centroamericanos para que boicoteen las gestiones del Grupo de Contadora.El Tribunal Internacional de La Haya decidió el 26 de noviembre cursar la demanda nicaragüense contra Estados Unidos por el minado de sus puertos y, en general, por la guerra no declarada que lleva a cabo contra ese país. En virtud de este dictamen convocó a las dos partes interesadas a personarse en el juicio. El portavoz del Departamento de Estado, Alan Romberg, recordó el viernes que la Administración norteamericana desconoce la jurisdicción de la corte internacional en esta materia, y anunció que EE UU no participará en ninguna nueva sesión del juicio que se celebra sobre este caso en La Haya.

Un boletín del mismo departamento notificó poco después la suspensión de las conversaciones de Manzanillo hasta que se haga una minuciosa evaluación de sus avances y de las negociaciones regionales que promueve el Grupo de Contadora. El comunicado rechaza que esta medida suponga una ruptura del diálogo emprendido a finales de junio a instancias del presidente de México, Miguel de la Madrid.

Esta decisión ha sorprendido a la cancillería mexicana, que actuó como agente de buenos oficios en las nueve reuniones celebradas hasta ahora. Aparte de ofrecer la sede de los encuentros y garantizar la seguridad con fuerzas de la guardia presidencial y la Marina, el canciller Bernardo Sepúlveda jugó un importante papel al elaborar la agenda de las conversaciones, previa consulta con las partes.

El secretario de Relaciones Exteriores declaró el mismo viernes por la mañana, en un desayuno con periodistas mexicanos, que en el proceso de Manzanillo se había registrado un "progreso gradual" que calificó de importante y que su continuidad podría saldar las diferencias entre Estados Unidos y Nicaragua. Sepúlveda no vacilé en señalar la relación existente entre las negociaciones de Contadora y Manzanillo, a las que se refirió como "un sistema de vasos comunicantes".

Reagan devuelve la pelota

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En ningún momento el canciller mexicano dejó traslucir que pudiera interrumpirse bruscamente este diálogo. Pero más grave que la falta de notificación al mediador es que el propio Harry Shlaudeman, embajador extraordinario del presidente Reagan en Centroamérica, desconociese la decisión de su Gobierno. Apenas unas horas antes habló en Caracas sobre los progresos de la negociación bilateral con Nicaragua.La interrupción indefinida de Manzanillo se produce justamente dos semanas después de que los cancilleres de Contadora vincularan públicamente por primera vez el progreso de sus negociaciones con el avance del diálogo que venían sosteniendo Estados Unidos y Nicaragua. Washington devuelve ahora la pelota centroamericana al Grupo de Contadora con todas sus consecuencias.

Las negociaciones regionales atraviesan también por una de sus crisis periódicas. La última traba se ha tejido en tomo a un incidente menor que el 24 de diciembre ocurrió en la Embajada costarricense de Managua. Un desertor del Ejército nicaragüense, José Manuel Urbina, resultó herido de bala en una pierna cuando abandonaba la sede diplomática, en la que estuvo asilado desde el mes de agosto.

San José acusa al Gobierno sandinista de haberlo sacado a la fuerza y exige su devolución o, como mínimo, que el propio interesado renuncie voluntariamente al derecho de asilo ante su embajador, sin presiones externas. Managua replica que la deserción no es materia de asilo y que no hubo violación de la sede diplomática, ya que Urbina fue detenido después de abandonarla por decisión propia.

El premio Nobel argentino, Pérez Esquivel, y el socialdemócrata alemán Hans Wischnewski, se entrevistaron individualmente la semana pasada con Urbina Lara, que se encuentra en prisión. De sus contradictorias declaraciones parece deducirse que al atardecer del día de Nochebuena decidió salir de la embajada a instancias de una amiga que parece haberse volatilizado. Ésta le habría convencido de que no iba a ser detenido en una fecha tan especial.

Al darse cuenta de que la policía le esperaba fuera de la sede diplomática, Urbina Lara intentó retroceder, produciéndose un forcejeo con los guardianes en el que resultó herido de bala.

Medios diplomáticos vinculados al Grupo de Contadora no entienden que Managua haga cuestión de Estado de un hombre que no supone ninguna amenaza para su seguridad, y cuya captura se urdió probablemente en alguna oficina menor de la policía.

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