Tusell revela documentos inéditos sobre las relaciones de Franco con los católicos
El libro Franco y los católicos (La política interior en España entre 1945 y 1957), del historiador Javier Tusell, fue presentado el pasado jueves en la Biblioteca Nacional, de Madrid, en un acto en el que Intervinieron el cardenal Vicente Enrique y Tarancón; Joaquín Ruiz-Giménez, defensor del pueblo; el historiador Carlos Seco Serrano, y Diego Hidalgo, consejero delegado de Alianza Editorial, que ha editado el libro, donde el autor revela documentos y diarios inéditos.
"Lo que merece la pena de esta obra", declaró Javier Tusell, "son los fondos documentales privados que se han utilizado. El archivo de Martín Artajo, el de Herrera Oria, el de Carrero en la jefatura del Estado, los diarios inéditos de Pemán y los papeles de Castiella y de varios directores generales son fuentes que se utilizan por primera vez". Tusell añadió que estos archivos son "fundamentales para conocer la historia política reciente de España, que en gran parte sigue siendo secreta".Carlos Seco dijo que se trata de una investigación "excelente por lo serena y objetiva" y que en ella se registra una doble frustración de los católicos españoles: la reformista de Martín Artajo y la neofascista de Arrese.
Joaquín Ruiz-Giménez, que colaboró con el régimen, primero como embajador en el Vaticano y luego como ministro de Educación, declaró que su presencia podría considerarse como una "imprudencia temeraria", ya que es uno de los protagonistas del libro y que en algunos aspectos éste es "fuertemente crítico" hacia él. "El libro reabre viejas heridas de mi espíritu porque describe una parte muy importante de mi vida".
El Defensor del Pueblo confesó que "muchas de mis propias palabras me pinchan y aún me hieren", pero se declaró dispuesto a asumir su propia historia. Explicó que el autor le había dejado las pruebas de imprenta por si consideraba oportuno hacer alguna rectificación, y que, aunque le habría gustado tachar algunas cosas, se las había devuelto sin tocar. Destacó el esfuerzo de objetividad de la obra y dijo que, pese a todo, no había discrepancias sustanciales entre el libro de Tusell y su propia experiencia.
Hizo una exposición de su actividad desde antes de la guerra hasta su salida del Ministerio de Educación, tras los sucesos de febrero de 1956. Señaló la importancia que tuvo para su evolución su estancia como embajador en el Vaticano, pues en Italia vivió la convivencia y tolerancia de los partidos políticos, conectó con algunos de "los vencidos" en la guerra civil y observó cómo el papa Pío XII "no tenía hostilidad hacia el régimen de Franco, pero sí grandes reservas".
Ruiz-Giménez dijo que entró en la política por influencia de Martín Artajo. "La Iglesia era la única fuerza que podía oponerse entonces al régimen y actuar de una fórma pacificadora". Narró su entrevista con el conde de Barcelona en abril de 1945, y explicó algunas medidas que el grupo de católicos que en aquellos años colaboró con el régimen -Martín Artajo, Castiella y él mismo- intentaron llevar a cabo para liberalizar el régimen, especialmente, en educación. Narró detalles de su última entrevista con Franco, cuando le comunicó su cese. Dijo que hacia Franco profesa "afecto y respeto", y afirmó: "Nunca diré nada en contra suya".
Obligación de ayudar
Tarancán explicó con humor que estaba allí "porque le interesaba el tema". En la época él era un simple sacerdote. Reconoció que debía al apoyo de Martín Artajo su nombramiento como obispo, porque no contaba con el beneplácito de los falangistas. Sobre la colaboración de la Iglesia con el régimen, el cardenal Tarancán dijo que en aquella época "la Iglesia tenía la obligación en conciencia de ayudar al régimen, aunque procurando su apertura". Esta actitud no se superó, según el cardenal, hasta después del concilio Vaticano II.
Babelia
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