Los productores de vino de La Rioja inician una guerra de precios
El fracaso de la mesa del vino en su intento por estabilizar los precios del Rioja y planificar a medio plazo el futuro del sector, ha desembocado en una guerra de precios sin precedentes debajo de la cual se está librando otra batallla entre distintas bodegas para controlar el funcionamiento del mercado durante los próximos años.
Cinco bodegas tradicionales de Haro (López Heredia, Muga, CUNE, Bilbaínas y Rioja Alta), han hecho una oferta pública a los agricultores de que pagarán a 90 pesetas el kilo de uva de doce grados procedente de la Rioja alta o alavesa, lo que supone un incremento del 80%. respecto a los precios medios de la pasada cosecha en La Rioja que ya de por sí fueron históricos.Estos precios, que pueden pueden acabar resultando más teóricos que reales, al menos en esta primera fase de la vendimia, debido a que la uva, por falta de maduración, tiene menos grados que en las vendimias de años anteriores, hay que inscribirlos dentro de una campaña psicológica tendente a crear expectativas entre los agricultores y provocar una fuerte distorsión en los precios. O más claramente, reventar el mercado, como ha llegado a reconocer algún bodeguero.
El desconcierto en el sector es grande y mientras que una de las mayores bodegas de La Rioja, Savin-Campoviejo, está comprando en Logroño con relativa facilidad todo tipo de uva a 60 pesetas el kilo, firmando incluso acuerdo de compra, por tres años con algunos agricultores, otras bodegas de la Rioja alta están ofreciendo precios entre 70 y 80 pesetas según zonas y condiciones de compra.
La actual división empresarial, aunque tiene su origen en las diferentes visiones sobre el negocio del vino, se ha radizalizado con el problema de los precios.
En la Rioja coexisten las bodegas tradicionales, normalmente de pequeño tamaño, especializadas en la crianza del vino (grupo al que pertenecen las cinco bodegas antes citadas de Haro), y otras bodegas que, junto al vino de crianza dedican su mayor esfuerzo comercial a la venta de vinos jóvenes del año.
Del vino de Rioja que se comercializa actualmente, el 55% corresponde a vinos sin crianza, el 35% a vinos de crianza, el 6%. son vinos de reserva y el 4% restante grandes reservas. De los vinos jóvenes sin crianza el 70% lo comercializan entre 4 empresas: Campoviejo, AGE, Berberana, y Franco-españolas.
Calidad de la uva
Las pequeñas bodegas de crianza están dispuestas a marcar este año las diferencias en el precio según la calidad de la uva, incrementando los precios hasta donde sea necesario porque son conscientes de que estas subidas serán más fácilmente absorbibles por el mercado de vinos de crianza dentro de unos años, que por el de los vinos jóvenes. Según Isaac Muga, "son tan grandes las diferencias entre los propios bodegueros que da la impresión de que no cabemos todos en el mismo sitio".En idéntico sentido se ha manifestado Jaime Usatorre, portavoz de otra de estas bodegas: "las bodegas de calidad creemos que el prestigio y el nombre del Rioja lo hemos dado unos cuantos y en cuanto los precios en la compra de la uva los estaban marcando aquellas otras bodegas que priman la cantidad frente a la calidad".
En dos años el precio del vino de Rioja ha pasado de 44 pesetas el litro en 1981 a 105 pesetas en 1983. Este mismo año se pagó al agricultor el litro de vino a 40 pesetas en Navarra, 32 en Cariñena y 14 en La Mancha. Y en Burdeos, los vinos tintos se situaban entre 95 y 140 pesetas el litro.
Los bodegas que comercializan el vino joven de la Rioja no han podido repercutir en los precios de venta toda la subida de la materia prima en los dos últimos años, ya que con ella no hubieran podido competir en el mercado.
Aún así, se ha asistido este año a un descenso en las ventas que puede cifrarse de un 10% en el exterior y de un 20% o más en el mercado nacional, junto a una pérdida de beneficios o de liquidez en algunas empresas, principalmente en las que se dedican a los vinos jóvenes del año.
Si caen las líneas comerciales de los vinos del año se llegaría a una situación claramente excedentaria, con una brusca caída de los precios, ya que las bodegas llamadas de élite apenas absorben una pequeña parte de la producción actual.
El sector vinícola riojano se encontraría entonces como hace diez o quince años, cuando el Rioja tenía una mínima proyección exterior, solo a través de las tradicionales bedegas de crianza, y todavía no habían hecho su aparición las grandes bodegas, que son las que han impulsado el mercado del Rioja a través de la brecha abierta por las bodegas de crianza.
La división ahora mismo, entre los dos sectores, es total. Este grupo de los cinco bodegueros de Haro ha señalado que en el caso de no controlar los precios, están dispuestos a abandonar el consejo regulador y llevar por su cuenta una política de marca sin estar sujetos a ninguna denominación de origen.
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