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Las diferencias entre los 'diez' forzarán un nuevo atraso en las negociaciones con la CEE

Las diferencias, en los capítulos aún pendientes en la negociación hispano-comunitaria, particularmente en lo referente a vino y pesca, hacen prácticamente inviable la presentación por parte de la CEE de un paquete que englobe todos los temas por cerrar en la sesión de los días 1 y 2 de octubre en Luxemburgo. Todo apunta a que si en las próximas semanas se logran limar aristas, pueda conseguirse el término de esta ya larga negociación en el consejo europeo de Dublín, que se llevará a cabo los días 3 y 4 de diciembre. Presunción que mantienen en estos momentos los integrantes del equipo negociador español.

De este modo, en esa nueva cumbre que celebrará el Consejo de Ministros comunitario en la capital irlandesa, podría ratificarse el mandato emanado en Fontainebleau, por el que quedaban ligados los aspectos financieros de la CEE (incremento de recursos propios a través del aumento de la aportación del Impuesto sobre el Valor Añadido) con la adhesión de España y Portugal. Pero para conseguir ese paso en Dublín, tendrán que haberse solucionado antes algunos de los temas aún en discusión y que, en algunos casos, se están viendo agravados por las fuertes divergencias, particularmente en el aspecto económico, que separan a ciertos países. Probablemente los apartados que mayores dificultades plantean en estos momentos son pesca y vino. El primero siquiera va a abordarse en la sesión de los próximos 1 y 2 de octubre, con Francia y Dinamarca opuestas al sistema de licencias generalizadas propuesto por la comisión europea.Mientras tanto, la solución para el vino se está retrasando también a causa del enfrentamiento de los dos principales productores, Francia e Italia, ambos con una gran producción y rendimiento. Pero mientras nuestro vecino del norte desea que se introduzcan umbrales o techos de producción por hectárea para los denominados vinos de mesa -de los que producen poco, y por tanto apenas le afectaría- los italianos ven en ello una maniobra dañosa para sus intereses, por cuanto ellos sí producen grandes cantidades de este tipo de vino, caso similar al de España.El aceite de olivaGrandes dificultades, aunque con cauces de solución más perfilados, a juicio de los negociadores españoles, parece tener el aceite de oliva. Su solución pasa, asimismo, por encontrar una salida airosa al problema inherente a su financiación, que beneficia a los países productores (particularmente Grecia e Italia), y que es pagado por Gran Bretaña y la República, Federal de Alemania. Esta divergecia intracomunitaria, que también está paralizando la solución de este capítulo con España, estuvo a punto de ser superada en la pasada sesión negociadora del día 18 de septiembre.

Una presumible salida del punto muerto en que se encuentra este problema, puede venir de la mano de una entente entre los diez, por la cual se continuaría con el actual sistema de subvención al aceite de oliva, y una posterior revisión del mismo dos años después de que se produjera la adhesión española. Se plantearía en ese momento la introducción de techos a la producción, para evitar excedentes, pero con España ya como país miembro.

En el capítulo agrícola, y salvo el caso de los cítricos, no hay dificultades mayores. Habrá una transición clásica de siete años para los productos que no tengan previsiblemente problemas, más otros tres años para los considerados como sensibles: frutas y hortalizas, a juicio de la Comunidad Económica Europea, y lácteos, carne de vacuno, porcino, azúcar y cereales, que son considerados como sensibles por parte española. En la sesión negociadora de los próximos lunes y martes, también se tratarán los aspectos pendientes en unión aduanera, CECA y asuntos Sociales.

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