Dámaso Alonso: "Guillén es la vida inmortal de su poesía"
Acto académico sobre el poeta fallecido
Una emocionada ovación cuajada de bravos puntuó anoche la intervención del académico Dámaso Alonso durante el homenaje que la Real Academia de la Lengua tributó, a través de la intervención de siete de sus miembros, a la memoria del poeta Jorge Guillén, fallecido en Málaga el pasado 6 de febrero. "Jorge Guillén vive, Jorge vive, es la vida inmortal de su poesía, es la vida permanente que exalta nuestro inmenso cariño". En el acto, José García Nieto y Luis Rosales leyeron sendas poesías escritas especialmente para la ocasión.
Dámaso Alonso, menudo y vivaz a sus 85 años, convirtió la fase final del homenaje que la Real Academia de la Lengua tributó anoche al poeta Jorge Guillén, en un auténtico, emocionado acto de amistad al que se sumaron todos los presentes. Si el público había seguido hasta entonces con interés y recogimiento las intervenciones de los otros académicos, especialmente cuando García Nieto y Rosales leyeron sus poemas, cuando Dámaso Alonso rompió a hablar un nuevo elemento entró en acción: el calor, la ternura, la auténtica emoción del recuerdo."Lo más importante y lo primero que tengo que decir", empezó Alonso, "es el gran cariño que he tenido a Jorge Guillén. Mi amistad con él empezó en 1925, fueron 60 años de amistad con deseos de vemos cada vez que fuera posible". Evocó con precisión y frases llenas de colorido los diversos lugares de sus reuniones, desde aquel primer encuentro en Madrid, cuando Guillén preparaba unas oposiciones para catedrático de literatura. "Consiguió plaza en Murcia, y allí nos volvimos a ver, en su casa, con su primera esposa, Germaine".
Tras las evocaciones, hizo Dámaso Alonso un encendido elogio de dos de los poemas de Guillén, La Florida y La salvación de la primavera, que el académico considera el mejor poema de Cántico, "y, desde luego, para mí, el mejor de toda la obra de Jorge Guillén. Desmenuzando los versos como si los peinara, Alonso repitió las palabras de Guillén, advirtiendo primero que, cada vez que levantara la manó, no eran suyos los juicios, sino del autor. Así, por ejemplo, antes de recitar La Florida, especificó, mano en alto: "Poema amoroso, el encuentro amoroso y el enriquecimiento por el noviazgo con Germaine".
Dijo, para acabar, que Cántico "es la aurora en donde yo, y muchos otros, hemos vivido fundados y fundidos en su poesía". Y remató con un vibrante: "Jorge Guíllén vive, Jorge vive, es la vida ilimortal de su poesía, es la vida permanente que exalta nuestro inmenso cariño. Le sentimos vivo, sabemos que se eternizan su poesía y su profundidad. Vive siempre su maravilloso espíritu. ¡Viva Jorge Guillén!".
Poeta puro
Previamente habían hecho uso de la palabra los académicos José Manuel Blecua -académico de honor-, que habló, sobre todo, de su relación personal con Jorge Guillén; José García Nieto -que recitó un poema titulado Antes y después de Jorge Guillén en la primavera-, Carlos Bousoño, quien destacó el hecho de que Guillén fuera, con Juan Ramón Jiménez y Pedro Salinas, uno de los poetas puros de nuestro país, .que se enfrentaba al conflicto de la abstracción por el despojamiento del Sujeto"; Manuel Alvar, que analizó Final, "su testamento poético"; Julián Marías, que habló del gongorismo de Guillén, y Luis Rosales, que también declamó un poema escrito especialmente para la ocasión, De cómo y por qué causa el poeta Jorge Guillén fue un hombre total y un ángel exacto. "Un hombre cabe en un recuerdo, un hombre se púede recordar. Queda esa música que fue Jorge Guillén", dijo Rosales en uno de sus versos.
Entre los asistentes estaba María Teresa Guillén, hija del poeta. Al finalizar el acto, el director de la Real Academia de la Lengua, Pedro Laín Entralgo, puso de manifiesto que la Academia había querido ensalzar "dos de los sentimientos que mas enaltecen a la criatura humana: la admiración y la gratitud".
Babelia
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