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La Generalitat valenciana organiza una muestra antológica dedicada al pintor Ramón Gaya

La muestra antológica del pintor Ramón Gaya quedó inaugurada el pasado sábado en el Museo provincial de Bellas Artes de Valencia, para confirmar el interés de la Generalitat y de la diputación provincial -entidades promotoras de la exposición- por recuperar a los artistas repablicanos protagonistas de la diáspora posterior a 1939 y de su reinserción en la vida cultural española a partir de los años setenta.Gaya nació en Murcia hace 73 años, pero en Valencia vivió intensamente -incluso polemizando con Josep Renau, el maestro del fotomontaje- la aventura intelectual de la revista Hora de España. En su redacción formó parte del debate cultural emprendido en 1937 por Rafael Dieste, Manuel Altolaguirre, Juan Gil Albert, Antonio Sánc.hez Barbudo, Arturo Serrano Plaja, Ángel Gaos, María Zambrano y Enrique Casal Chapí. En aquella época mereció el primer premio de pintura de los concursos nacionales.

También Valencia fue la ciudad elegida -tras un largo periplo por México, París y Roma- para abrir de nuevo estudio en España en 1974. A partir de este momento ha mantenido una permanente actividad creativa, resaltada por la exposición antológica que promovió Murcia, su ciudad natal, hace cuatro año, con la edición del libro Homenaje a Ramón Gaya, por su 70º cumpleaños. Por ello la exposición del Museo provincial de Bellas Artes, integrada por 117 obras, no es resumen de una trayectoria pasada y ya cerrada, sino muestra de la actividad de los últimos cinco años.

La visita a la exposición se complementa con un amplio catálogo que recoge colaboraciones de Nigel Dennis, José Bergamín, María Zambrano, Jorge Guillén, Rafael Santos Torroella, Santiago Amón, Juan Gil Albert, Manuel AndúJar y otros.

Todos ellos estan de acuerdo en calificar a Ramón Gaya de singular pintor, cuya tendencia pictórica ha sido la intemporalidad de reflexionar sobre la pintura desde sus maestros: Velázquez, Picasso, Turner, Murillo, Van Gogh. Ha mantenido una distancia consciente de la vanguardia y experimentación pictóricas desde que realizó su primer cuadro a los 10 años y escribió su primer texto cinco años después.

Ramón Gaya subrayaba recientemente en unas manifestaciones su desilusión por la modernidad. "Al volver de París se produjo en mí una ruptura con la pintura moderna. Después de ver a Braque fui al Museo del Prado y vi Las Meninas de Velázquez. Inmediatamente Braque me pareció viejo, anticuado. Lo que era en verdad moderno era el cuadro que tenía delante. Las pinturas de Braque parecían hechas hace mucho tiempo; Las Meninas, la semana pasada. Clásico, según Juan Ramón Jiménez, quiere decir simplemente vivo. Y yo pensé que lo moderno no llegaba a ser vivo: era sólo cerebro".

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