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El director de la Unesco será homenajeado por organismos y entidades de Cataluña

Amadou-Mahtar M'Bow, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), con sede en París, viajará hoy a Barcelona. Durante su estancia en la capital catalana, que durará hasta el martes, pronunciará una conferencia y será homenajeado por las máximas autoridades de Cataluña. Raúl Morodo, embajador de España en la Unesco, que lamenta la posible retirada de Estados Unidos de la organización, acompaña a M'Bow hecho que relativiza el carácter privado de la visita.

M'Bow es la primera vez que viaja a Barcelona, pero sus lazos con España son múltiples. Su conocimiento de otros paisajes, como Andalucía, por ejemplo, de igual manera que sus amistades, es él mismo quien los resalta en una breve conversación con EL PAÍS, pocas horas antes de tomar el avión camino de España, donde en Barcelona, en la Escuela Superior de Administración de Empresas (Esade), organismo que lo ha invitado, con motivo de sus bodas de plata, pronunciará una conferencia: "Me hace feliz la idea de llegar a Barcelona. Aunque no conozca la ciudad directamente, estoy muy al tanto de su vitalidad económica y cultural, y no olvide, por otra parte, que, puede decirse que recientemente, la Unesco participó en la Quincena Catalana que se celebró en París"."Mi placer es doble", continúa M'Bow, "porque viajando a Cataluña viajo a España, país al que me unen lazos antiguos, porque España es de las naciones mejor conocidas en Senegal, mi lugar de nacimiento, y porque he tenido y tengo muchos colaboradores españoles".

Este hombre, nacido en Dakar va a hacer 63 años el próximo mes de marzo, es director de la Unesco desde 1974, y nada, en un principio, lo predestinaba a escalar semejantes alturas, porque su familia, muy tradicional, era de las que consideraban que la escuela era un peligro para el mantenimiento de las tradiciones colonialistas aún. Por ello, el que iba a ser profesor licenciado en Historia sólo aprendió a hablar el francés a los 12 años. La segunda guerra mundial, en la que participó como resistente, cambió todo en su vida. Y hoy, el calor humano que se le atribuye, y su firmeza, y su carácter notorio, deben ser apreciados en este organismo de las Naciones Unidas que, caso único, reúne, prácticamente, a todos los pueblos del planeta. Por ello, hace cuatro años, en la conferencia bianual de la organización, fue reelegido por unanimidad director general.

Honoris causa

Esas y otras determinantes de su personalidad, como su cortesía y su talante de orador, de defensor de ideas, podrán valorarlas los catalanes cuando intervenga en la Esade, o en una conferencia de prensa que ofrecerá, o en los diversos actos que le prepara la Generalitat, donde será huésped del presidente Jordi Pujol esta noche a la hora de la cena. El lunes también lo agasajará el Ayuntamiento de Barcelona, y la Esade le concederá el título honoris causa.

El padre de tres hijos, y abuelo ya, que es M'Bow, aunque pasa por un mozo gallardo, ex profesor y ex ministro de Educación en su país, autor de múltiples y variados trabajos y monografías, doctor honoris causa por 42 universidades de todo el mundo, prefiere hablar de España y de los españoles cuando se le interroga sobre la actualidad caliente. Su carácter, su obstinación que roza la testarudez, no se desmienten. Y habla del Rey, y de la primera visita de don Juan Carlos a la Unesco, hace menos dedos meses: "Me unen lazos personales al Rey. Últimamente lo vi en Caracas, cuando recibió el Premio Simón Bolívar, que yo quise que se le otorgara por el papel democrático que ha desempeñado en España, y por la admiración que despierta en casi todos los países del mundo. Después, cuando recientemente visitó nuestra organización, durante la conferencia general, sus palabras me emocionaron, por el mensaje que contenían, y porque destacó en todo momento la colaboración española en la Unesco".

Es imposible sacarle a este hombrón con carácter ni una sola palabra a propósito de las intenciones de Estados Unidos (aportan el 25% del presupuesto de la Unesco) de retirarse de la organización a finales del presente año. El director general dice que el secretario de Estado americano, George Sultz, le ha escrito una carta explicativa "y estoy estudiando la respuesta, lo que me fuerza a la reserva total mientras no haya contestado". Todo el carácter de M'Bow, sin perder por ello los estribos de la cortesía, responde presente también para quejarse del desconocimiento que, a su modo de ver, preside muchas de las interpretaciones que se hacen del papel que, desde hace varios años, viene desarrollando la Unesco para conseguir la "circulación libre y la difusión más amplia y mejor equilibrada de la información".

Cuando sobre ese tema se le hace notar que la información y la comunicación constituyen, cada día más claramente, los elementos de un poder que tiende a convertirse en el primero de los poderes, y que esto es el origen de debates conflictivos en la Unesco, M'Bow rechaza contundente lo que oye y remacha lo que él dice: "'Aquí todas las decisiones son contractuales y, en consecuencia, no hay por qué hablar de poder. La Unesco no es un poder, sino un lugar de cooperación internacional. Y son sus miembros los que deciden".

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