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Consuelo Castaño

Una gallega que ha pasado cuatro años encarcelada por los militares argentinos y cuyo marido sigue "desaparecido"

Cuatro años en prisión por la última junta militar argentina hasta hace una semana; 34 años de edad, tres hijas y un marido desaparecido, Consuelo Castaño Blanco bajaba ayer en Barajas del avión que la había traído desde Buenos Aires con un acompañante de excepción, el presidente del Gobierno, Felipe González. Los esfuerzos de la Embajada española y del propio Felipe González, y el proceso político vivido en Argentina en las últimas semanas han hecho posible que esta gallega de Noya (La Coruña) pueda hoy encontrarse con sus familiares en la pequeña localidad pesquera que la vio nacer.

"Hasta el día de hoy no sé por qué me detuvieron... Bueno, alegaron asociación ilícita, pero yo no pertenecía a nada", declara Consuelo Castaño en Barajas a los periodistas que la encuentran perdida entre el séquito del presidente del Gobierno, que ha tenido el gesto de invitarla a regresar a su país de origen por unos días."Tengo que regresar a Buenos Aires, allí me llevaron mis padres cuando tenía cinco años y allí tengo mi vida. La verdad es que ahora tendré que rehacerla. Mis hijas están con los abuelos, a los que se las entregaron los militares cuando fuimos detenidos mi esposo y yo en 1979", cuenta con un ligero acento porteño.

Consuelo ha reconocido que su marido era montonero (rama radical juvenil del peronismo) y que el matrimonio salió de Argentina exiliado después del último golpe militar de 1976, pero que decidieron regresar en 1979. Fueron detenidos el 13 de diciembre de ese año. A los dos se les dio por desaparecidos durante todos estos años. Su esposo ha podido engrosar la lista de 30.000 desaparecidos en Argentina durante estos años. No sabe nada de él. Ella, sin pruebas y sin posibilidad de defensa, fue condenada a 10 años de prisión.

Impresionada por las atenciones recibidas del Gobierno español en los últimos días, y "en plena euforia" por la vuelta a la democracia en Argentina, Consuelo Castaño, con sólo una semana de libertad, no quiere hablar de sus cuatro años en la cárcel. "La situación interna era igual que la situación externa; en la medida en que la de fuera era mala, la de dentro también lo era", comenta.

"No sé nada de otros casos parecidos al mío. No sé si ha sido encontrado alguno más de los detenidos-desaparecidos españoles reclamados por el Gobierno. Creo que, por ahora, soy el único caso", dice Consuelo Castaño, refiriéndose a los esfuerzos diplomáticos españoles por liberar o conocer el paradero de 27 españoles y 133 ciudadanos con doble nacionalidad detenidos por la dictadura militar argentina en los últimos años

El ministro encargado de la Sección Consular de la Embajada de España en Buenos Aires, Mariano Vidal Tornes, es el hombre que está, desde hace meses, detrás de ese esfuerzo directo por conseguir conocer la situación de esos detenidos-desaparecidos. Los resultados han sido frustrantes hasta ahora y el caso de Consuelo, único por el momento, es una prueba de ello.

El propio presidente del Gobierno respondía ayer melancólicamente al ser preguntado por el tema de los desaparecidos. "El concepto temo que va ligado a irrecuperabilidad de las personas", afirmó, después de asegurar que el presidente Alfonsín le había prometido que tratará de llegar hasta el final en la investigación del tema.

Consuelo Castaño no cuenta sus planes futuros, pero piensa que hay que seguir activa en la vida política de su país de adopción. La situación y las promesas de Alfonsín le parecen algo por lo que hay que luchar. Ella seguramente dedicará sus energías a descubrir la suerte de sus compañeros desapa.recidos y, sobre todo, a procurar el asentamiento de la democracia en Argentina. "Ojalá tengamos la suerte de seguir el ejemplo español en este tema y podamos también apoyar a los procesos democráticos en Latinoamérica", son sus últimas palabras.

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