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Conflictividad inusual en el convenio de vinos espumosos

El convenio provincial de vinos espumosos está registrando una conflictividad inusual, enmarcada en la expectativa de la reprivatización de Rumasa. Diez días después de haberse roto la negociación salarial, ayer se celebró la cita de conciliación, a la que la patronal no se presentó, quedando aplazada para el viernes. Los problemas del convenio se centran en la discusión salarial y en los derechos de la mujer.Hace 10 días, la patronal envió un abogado al asescor de UGT indicando que se rompían las negociaciones. Durante las tres reuniones celebradas anteriormente, los empresarios se habían negado a estudiar las reivindicaciones sociales, tradicionalmente descuidadas en este sector, donde la mujer sufre una notoria discriminación.

En todas las empresas del cava hay cinco categorías para los hombres y sólo una para las mujeres, sea cual sea su antigüedad y a pesar de que su trabajo es el mismo que el de los hombres. El comité negociador de trabajadores pide que esta categoría desaparezca y que las mujeres pasen, por el momento, a la segunda categoría (lo que significa tan sólo el incremento del sueldo en una peseta por día trabajado), pero con las mismas posibilidades que los demás empleados de acceder a las restantes categorías.

Otra de las reivindicaciones es que se establezcan vinos. requisitos convenidos para el pase de una a otra de estas categorías y no estar sometido al criterio subjetivo de los encargados. La estructuración propuesta es que a los 18 años se acceda a la clasificación A (peones); al cabo de dos años a la B (peones especializados); a la C al cabo de cinco o 10 años (peón cualificado), y a la D, cinco o 10 años antes de la jubilación.

El otro punto conflictivo, que la patronal está dispuesta a revisar, es el aumento salarial. Antes de romperse las negociaciones, la patronal ofrecía un 11 % de aumento, frente al 12% con revisión y el 13%, sin revisión que pedía el comité. La otra opción propuesta por la parte laboral, mucho más dificil de conseguir, es aceptar el 11 %, pero con la unificación M salario base y las primas de asistencia, y cobrar de la Seguridad Social, en caso de baja por enfermedad, el 90% del sueldo (ahora es el 80%, en los primeros días) a partir del décimo día. Además, pende la amenaza de aplicar la cláusula de descuelgue.

La negociación se enmarca en un contexto de expectación frente a la reprivatización de Rumasa, a la que pertenecen Castellblanch Segura Viudas, René Barbier 3 Conde de Caralt, además de otra empresas de vinos. Tanto el alcala de Sant Sadurní, Carles Carol como el sindicato mayoritario UGT, temen que la reprivatización desemboque en la pérdida de puestos de trabajo: las últimas bajas producidas por jubilaciones anticipadas en Castellblanch no se han cubierto.

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