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Endurecimiento de las autoridades húngaras contra los disidentes

La agresión de la policía húngara a un disidente en Budapest es el primer efecto palpable de los elogios del vicepresidente norteamericano, George Bush, a Hungría, definiéndolo como un país "en fase de liberalización" y susceptible de ser "seducido" por EE UU. Supone también un endurecimiento de las autoridades húngaras con respecto a los disidentes.

El sociólogo Gabor Demszky fue golpeado por cuatro policías de paisano al negarse a mostrar los documentos que portaba en una cartera, según fuentes disidentes húngaras. Demszky fue interceptado cuando salía de casa de Lazlo Rajk, hijo del ministro del Interior del mismo nombre ejecutado en la era estalinista, y animador del movimiento disidente.

Según las fuentes, Demszky está hospitalizado en Budapest y sufre una conmoción cerebral. El grupo de intelectuales en torno a Lazlo Rajk edita y distribuye publicaciones críticas hacia el régimen de Janos Kadar. Dado que se trata de un grupo muy reducido y sin vinculación real con la población húngara gozaban de relativa tolerancia, aunque siempre han sufrido represalias más o menos directas. Observadores políticos han señalado que tras el discurso de Bush en Viena era de esperar un endurecimiento del trato con los disidentes en Hungría.

El discurso de Bush ha fortalecido a la línea "dura" del partido, que puede presentarlo como una confirmación de que la línea de reformas emprendida por Kadar supone un alejamiento de los principios ideológicos. De cara a Moscú, el Gobierno tendrá que endurecer la represión de la disidencia para evitar las suspicacias creadas por las manifestaciones de Bush.

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