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Reportaje:Salud

Exquisito y curativo

Un dulce fruto excelente para las vías respiratorias, la piel y el aparato digestivo

El higo es un fruto apreciado y utilizado desde tiempos inmemoriales. Los egipcios lo empleaban como laxante desde hace 4.000 años. Hipócrates encontraba en ellos un remedio para diversas enfermedades y la farmacopea tradicional, hasta bien entrado el siglo XX, utilizó los higos en diversas preparaciones medicinales.En su composición entran fundamentalmente azúcares: glucosa, fructosa y sacarosa. Contiene además pentosana, los ácidos málico, cítrico y acético, mucílago y materias gomosas. Su contenido en vitaminas es también alto, destacando las vitaminas: A, B, C y D. La medicina popular se ha servido de los higos para combatir los catarros y calmar la tos. Un remedio bastante común consiste en lavar con agua de ocho a diez higos secos y seguidamente cocerlos en cuarto litro de leche. Es recomendable prepararlos justo en el momento, dado que tienen un mayor efecto si se ingieren calientes, lo más aconsejable es tomarlos antes de acostarse, también puede ser bebida la leche en que han sido cocidos.

ALICIA GARCÍA

M., Barcelona

Las hojas de la higuera contienen una leche que mana del rabillo cuando se corta, suele utilizarse popularmente para erradicar las verrugas, esta práctica necesita constancia, dado que es necesario para que sea eficaz, aplicarla durante bastante tiempo.

La leche de la higuera tiene propiedades corrosivas y, bebida con almendras (que hayan estado una o dos horas remojadas en agua), cura cualquier tipo de obstrucción en el cuerpo, suele recomendarse también para ayudar a bajar la menstruación. La medicina antigua utilizaba la leche de higuera mezclada con harina de trigo contra la sarna y las quemaduras de sol.

Los higos secos tienen excelentes cualidades en las enfermedades de la tráquea, garganta, vejiga y riñones. En los casos de amigdalitis y gargantas inflamadas es conveniente preparar un cocimiento de higos secos y hacer gargarismos con el agua.

Bien cocidos y blandos (tanto los secos como los frescos) se aplican a modo de cataplasmas sobre cualquier dureza, suavizan los tumores serosos y ablandan los diviesos. Hervidos con ajenjo, vino y harina de cebada son recomendables a los hidrópicos.

Los higos frescos tienen propiedades ligeramente laxantes y ayudan a disolver las arenillas de los riñones. Poseen un sabor exquisito y son muy nutritivos y fáciles de digerir.

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