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Tribuna
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El significado del derribo del 'jumbo'

Los primeros comentarios en torno a la destrucción de un avión civil surcoreano por misiles soviéticos aire-aire han enmarcado el incidente íntegramente en el contexto de las relaciones soviético-norteamericanas. Han resaltado la indignación pública expresada en las capitales no soviéticas. Y han sugerido, de forma bastante creíble, que elementos soviéticos, opuestos a cualquier forma de distensión actuaron de manera deliberada con el objetivo de sabotear las conversaciones de Ginebra. Han predicho, con casi total seguridad, que tan bárbara acción hará que le resulte mucho más fácil al presidente Reagan obtener del Congreso en los próximos meses los ingentes fondos necesarios para su nuevo sistema de misiles. La acción soviética ha sido considerada como una "lección a los pacifistas", y ha dado lugar a gran número de diatribas de quienes se creen en la verdad sobre la supuesta imposibilidad de negociar un acuerdo sobre armamento, o para el caso cualquier tipo de acuerdo, con los soviéticos.Comparto totalmente la indignación moral y el temor de que el principal resultado inmediato sea un aumento de la presión en contra de cualquier forma de limitación de armamento, tanto en la Unión Soviética como en Estados Unidos. Pero yendo más allá de las próximas semanas o los próximos meses, interpreto el incidente no como una Iección a los pacifistas", sino como un claro ejemplo de la forma en la que podemos, de manera accidental, desembocar en una guerra nuclear.

GABRIEL JACKSON

G., Lisboa

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Veamos simplemente la relación de los muchos elementos de incertidumbre que se han dado en este incidente. ¿Cuándo y cómo supo el piloto que se había adentrado en el espacio aéreo soviético? ¿Actuó con la inocencia de quien desconocía los hechos o tenía alguna misión de espionaje, fotográfico o de otro tipo? ¿Pudieron equivocarse los cazas soviéticos bien respecto al tipo de avión o a su ruta exacta? ¿Cuántos errores y equívocos pudieron darse en las comunicaciones entre el Boeing y los aviones soviéticos, teniendo en cuenta la diferencia de idiomas y del tipo de radio que utilizaba cada uno? La orden de destruir el Boeing, ¿fue motivada por una trama de sabotaje contra Andropov? ¿O por los deseos de apretar el gatillo de algún oficial de las fuerzas aéreas o de la artillería antiaérea? ¿Por un deseo de experimentar con armamento contra un objetivo claramente indefenso, aunque vivo (como en el caso del infame bombardeo de Guernica)?

El hundimiento del 'Belgrano'

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Si el incidente fue realmente provocado para sabotear a Andropov, ¿podría entonces haber sido una de las causas el mortal desprecio de los militares profesionales por un dirigente civil que había llegado al poder como jefe de la policía secreta? ¿Es posible que los causantes del incidente fueran insensibles a la destrucción de 269 vidas de civiles tras el hundimiento del Belgrano lejos de la zona de combate y con 1.100 reclutas mal adiestrados a bordo? Si, tal como es perfectamente posible, la primera ministra británica hundió el Belgrano para prevenir cualquier iniciativa de paz no deseada, ¿por qué no iban a destruir un avión unos oficiales soviéticos firmemente leales para prevenir un posible acuerdo de desmantelamiento de algunos misiles SS-20?

Si se piensa en términos de supervivencia humana, y no en términos de rivalidad soviético-norteamericana, el verdadero significado del incidente es que los errores técnicos, junto a cálculos políticos despreciables, pero muy creíbles, suponen una amenaza constante de guerra mundial. Desde hace tres décadas, los llamados realistas vienen asegurándonos que la paz mundial se mantiene gracias al "equilibrio del miedo" entre los arsenales soviéticos y norteamericanos. Aun concediéndoles cierta medida de verdad a tales razonamientos, resulta, sin embargo, cada vez más difícil, con. la creciente sofisticación del armamento, llegar a un acuerdo respecto a lo que constituye el equilibrio entre los dos arsenales, cada uno de ellos capaces de destruir el planeta unas cuantas veces.

Pero el ejercicio de tales cálculos es, en realidad, una actividad fútil. La situación del mundo en nuestros días es muy parecida a la de la década anterior a la primera guerra mundial, de 1914-1918. Entonces, como ahora, había dos bloques intentando conseguir la hegemonía mundial y envolviendo sus actos de agresión en la palabrería de la superioridad moral. El total de los arsenales de las potencias centrales bajo la dirección de la Alemania imperial y de la Triple Entente, bajo dirección británica, debían garantizar la paz mundial por medio de la disuasión mutua. No obstante, la paz general no impidió que se dieran frecuentes incidentes entre Estados clientes de las grandes potencias en Oriente Próximo, los Balcanes, África y el Pacífico. Ninguno de estos incidentes, por sí mismos, amenazaban la paz mundial, pero cada uno de ellos iba aumentando el nivel de amenazas verbales y de orgullo herido. Cada uno de ellos se empleaba para justificar un nuevo crecimiento del armamento, maniobras militares y consultas entre los estados mayores aliados.

El asesinato de Franz Ferdinand, heredero del trono austro-húngaro, el 28 de julio de: 1914, podría también haberse tomado como un incidente más. Pero los errores de estrategia tanto de los estados mayores austríaco como alemán, junto con una disposición emocional a un enfrentamiento por parte de importantes elementos políticos y militares de ambos bloques, llevaron, en espacio de cinco semanas, a una guerra mundial. Como estudioso de la historia europea leo decenas de historias de las relaciones diplomáticas impecablemente documentadas y bien argumentadas, realizadas por académicos de los dos bloques, demostrando que Austria sólo quería conseguir una compensación limitada con Servía, o que Rusia movilizó a sus tropas solamente para contener a Austria, o que Alemania movilizó a las suyas sólo para contener a Rusia, etcétera. Pero el resultado fue una guerra que destruyó el tejido histórico de la Europa central y del este y produjo los azotes del fascismo, el comunismo, el nazismo, y los enormes desequilibrios económicos con que aún estamos luchando tres cuartos de siglo después del estallido de la primera guerra mundial.

Desarme nuclear

Las implicaciones principales de mi analogía son muy claras. El delicado equilibrio de fuerzas militares no ofrece la mínima protección contra una guerra futura. Una serie de incidentes, tales como el derribo del avión surcoreano, aumentará la agresividad y la paranoia de los dos bloques. Los errores técnicos, las rivalidades en el seno de los servicios militares y los impulsos emocionales de los hombres que aman la guerra y piensan que la pueden ganar disparará finalmente una guerra generalizada. Pero esta vez la guerra generalizada no va a destruir la Europa central y del este; destruirá la civilización mundial. Siempre que he hablado en los últimos años de la absoluta necesidad del desarme nuclear, los oponentes han rechazado virtualmente mis palabras como utópicas. A lo cual he contestado y sigo contestando: puede que el desarme nuclear sea utópico, pero si queremos que nuestros nietos hereden un planeta habitable, es absolutamente necesario.

Gabriel Jackson es historiador norteamericano, autor de La república y La guerra civil española.

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