El viaje a Huelva

En diciembre de 1976, y dentro de la segunda edición del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, se tributó en España el primer homenaje al cineasta Luis Buñuel, quien asistió a diversos actos programados durante su desarrollo.No fue nada fácil conseguir su presencia en el certamen, y el propio director del mismo, José Luis Ruiz, ha comentado a EL PAÍS que tuvo que ir a México para convencerle de que aceptase el homenaje.

Durante su estancia de dos días en esta capital, Buñuel recibió el máximo galardón del Segundo Festival de Cine Iberoamericano, el Colón de Oro, como prueba de reconocimiento de su fecunda labor cinematográfica.

En la expresada edición se puso en escena la película superrealista de Luis Buñuel L'âge d'or, perteneciente al cine mudo, y que en rigurosa primicia se proyectaba a nivel nacional. Asimismo se proyectaron otras significativas obras del reconocido director de cine.

Agradecimiento por una exposición

En las jornadas del festival fue montada una interesante exposición sobre Buñuel, a la que acudió personalmente también.

En ella fue exhibida una extraordinaria colección de fotografías, carteles, guiones, etcétera, acerca de su vida y obra, que contó con el beneplácito y agradecimiento más sincero del cineasta homenajeado, según ha subrayado el director del certamen onubense.

Luis Buñuel, que se hospedó entonces en una hostería próxima al monasteiáo de La Rábida, presidió asimismo una mesa redonda convocada en el certamen, en la que estuvieron presentes el guionista francés Jean-Claude Carrière y los escritores Manolo Alcalá y José Francisco Aranda, autores de sendos libros sobre aquél.

Según el director del festival onubense, la estancia de Buñuel en Huelva, acompañado de Serge Silberman, productor de sus últimas películas francesas, es recordada con singular agrado, ya que se mostró abierto y cordial en todo momento, a pesar de sus tradicionales reparos a asistir a este tipo de homenajes.

En está ocasión como en todas las que le llevaron a visitar España Buñuel se mezcló con la gente normal e incluso frecuentó con algunos de sus amigos tascas y bares populares. Buñuel no rodeaba de publicidad sus visitas a España, por eso sucedía que se le encontraba por la calle en momentos y en lugares inesperados. Casi siempre se mantuvo alejado de cualquier encuentro con los periodistas.