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El Papa, en Polonia

Las fronteras polacas

Con su presencia en Wroclaw y en Silesia, el papa Juan Pablo II ha reafirmado el derecho de Polonia a los territorios situados al este de la línea formada por los ríos Oder y Neisse, que el partido democristiano (CDU), en el poder en la República Federal de Alemania, no acepta como frontera definitiva, hasta que no se firme un tratado de paz sobre la segunda guerra mundial.Entre la RFA y Polonia ha rebrotado el viejo contencioso de la frontera Oder-Neisse al llegar al poder los democristianos en Bonn. El ministro del Interior, el socialcristiano bávaro Friedrich Zimmermann (CSU), replanteó la cuestión el pasado febrero. Desde entonces, la Prensa polaca polemiza casi todos "los días con los círculos revanchistas de Bonn" a la hora de programar el viaje del Papa a Polonia. Las autoridades consintieron la presencia de Juan Pablo II en Silesia, concretamente en Wroclaw, a pesar del riesgo político que implicaba la visita de Wojtyla a una de las regiones más combativas de los últimos meses, un feudo del sindicato Solidaridad. El portavoz del Gobierno polaco, Jerzy Urban, destacó "como particularmente importante, la estancia de Juan Pablo II en los territorios occidentales de Polonia, esas tierras recuperadas como consecuencia de la sangre derramada en abundancia por los soldados soviéticos y polacos". Ayer, en Wroclaw, el Papa dedicó una parte de su homilía al tema fronterizo y apeló a "la comprensión recíproca y la conciliación, según las exigencias del derecho de la nación, de la justicia internacional y de la paz".

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Mentís y contradicciones

El Papa polaco recordó que la sede apostólica ya procedió a la normalización eclesial de esos territorios, que "después de la segunda guerra mundial después de tantos siglos, pasaron a formar parte de la metrópoli de Gniezno, a partir del año 1000, y esta situación se prolongó hasta 1821".

Estas palabras del Papa refuerzan al Gobierno polaco en su polémica con el partido en el poder en Bonn. El mismo día de la celebración de Czestochowa, el pasado domingo, la televisión polaca dio una amplia información en el telediario sobre la misa del Papa. A continuación, el telediario transmitió un discurso de un diputado democristiano de la RFA, en el que afirmaba que aunque se hable de Wroclaw, el verdadero nombre de la ciudad es Vroclau.

El tema de la frontera Oder-Neisse sirve para alimentar y echar leña al fuego de la propaganda en Polonia contra el "revanchismo de la RFA". La ceguera histórica de algunos políticos de Bonn, que se niegan a reconocer las realidades surgidas de la segunda guerra mundial, han servido para hacer renacer una vieja polémica que parecía enterrada.

En este punto, el Papa ha roto una lanza en favor del Gobierno polaco, que sabrá sin duda explotar propagandísticamente este apoyo, aunque para ello haya pagado el precio de meter a Wojtyla en una de las ciudades más explosivas de Polonia. Las manifestaciones de ayer en Wroclaw ponen de manifiesto el riesgo de la operación, pero las palabras del Papa servirán de munición contra los políticos de Bonn, que parecen no haber asumido el desenlace de la segunda guerra mundial.

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