Recuerdo literario y feminista de la escritora catalana Mercé Rodoreda
La obra y la persona de la escritora catalana Mercé Rodoreda fueron recordadas por un grupo de mujeres durante un acto celebrado en el cuartel de Conde Duque, de Madrid, en el que Rosa Chacel, Marta Pessarrodona, Clara Janés, Carmen Martín Gaite, Carmen Alcalde y María Ángeles Rodríguez abordaron distintos aspectos de la autora de La plaza del Diamante en un acto convocado por la Librería de Mujeres de Madrid.
El acto, tal como lamentó Ángeles Rodríguez, quedó significativamente deslucido por la ausencia física de Carmen Martín Gaite y Carmen Alcalde. Ambas escritoras se encontraban enfermas e hicieron llegar sendos escritos que fueron leídos públicamente ante un auditorio compuesto en su mayor parte por mujeres feministas.Carmen Martín Gaite, cuyo escrito impregnado de poesía y admiración hacia Mercé Rodoreda fue leído por Clara Janés, habló del huerto de soledad en el que eligió vivir Mercé Rodoreda, "un huerto elegido libremente para defenderse de los metomentodo, los mismos que ahora asedian a sus amigos para descifrar las claves personales por las que la escritora optó por entregarse a un idilio (no siempre placentero) con su soledad".
Rosa Chacel, sentada en medio de las participantes y claramente alejada del espíritu feminista militante, que impregnaba tanto la mesa como el auditorio, se disculpó por conocer poco de la mujer y la escritora homenajeada; "además, Carmen Martín Gaite ha hecho un estudio tan perfecto que no puedo añadir nada. De ella sólo he leído dos obras y siempre me sorprendió por sus contrastes. Por su capacidad para narrar tragedias desnudas y terribles de mujeres abandonadas o niñas perdidas a las que ella vestía de madreperlas".
El recuerdo enviado por Carmen Alcalde, leído por Marta Pessarrodona, fue un suave reproche a "aquella mujer con sonrisa de estar de vuelta de todo" que habló poco de exilio y de feminismo. "De esto último decía no comprender nada. Luego pensé", decía Carmen Alcalde, "que ser mujer, feminista y catalana hubiera sido una triple tragedia insuperable".
La intervención de Marta Pessarrodona ocupó la mayor parte del acto. Antes de hacer un recorrido por la producción literaria de Rodoreda se extendió ea las dificultades añadidas que tiene una escritora que realiza su obra en catalán ("sufre innumerables avatares más que el autor en castellano"), pero que Rodoreda resolvió siempre con una maestría insuperable. Habló de la facilidad de la escritora recordada para crear tanto personajes masculinos como femeninos. Acto seguido afirmó que ésta es una posibilidad que sólo concurre en la literatura de mujeres, ya que, por el contrario, el escritor masculino difícilmente sabe crear personajes femeninos.
Debate
Rosa Chacel, sentada junto a Marta Pessarrodona, movía la cabeza a modo de rechazo de estas últimas opiniones, y en un momento pudo manifestar verbalmente su desacuerdo afirmando que el saber crear personajes masculinos o femeninos no está en función de ser escritor o escritora, "porque todo se reduce a saber o no escribir".El coloquio que siguió a las intervenciones sirvió para entrar en el debate sobre la existencia de la literatura de mujeres. El acuerdo sobre este extremo era general, salvo, una vez más, en Rosa Chacel, quien con gestos un punto malhumorados -"no, no"- seguía las afirmaciones feministas de Marta Pessarrodona.
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