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Gabriel García Márquez, de jurado a concursante con la película 'Eréndira'

Eréndira, la película realizada por el brasileño Rui Guerra -recuérdese Dulces cazadores- sobre el relato de Gabriel García Márquez La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada, representará a México en el próximo festival de cine de Cannes. De este filme, rodado en coproducción entre Francia, Italia y México, nos habla el último premio Nobel de Literatura, quien este año acudirá al festival como invitado al estreno. Recordemos que, en la edición anterior, García Márquez actuó en calidad de presidente del jurado."La película se titula sólo Eréndira. Tú sabes que las películas son de los directores. Entonces, una de las cosas que he aprendido yo después de tantos años de fracaso en el cine es que, en el momento en que uno dice 'de acuerdo', es el director el que carga con todo. Tanto como me gusta a mí estar en los rodajes, y me fui al rodaje de Eréndira, y mira que Rui Guerra es muy amigo mío, y estábamos trabajando muy bien, pues al tercer día ya la Prensa estaba diciendo que yo estaba supervigilando. De manera que la película es del director".

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Un mundo de imágenes

Le digo si no será difícil llevar al cine un mundo tan rebosante de imágenes como el suyo. "Yo me opongo , por ejemplo, a que Cien años de soledad se haga en cine, porque yo creo que su valor es puramente literario, y pienso que los lectores de esta novela se imaginan a los personajes de una determinada manera, cada cual como quiere, y la fuerza de la imagen es tal que destruiría esa virtud, los personajes se impondrían y el espectador tendría que aceptar la imposición.Pero el caso de Erendira es completamente excepcional en mis libros, porque fue concebido primero en imágenes. Es decir, cuando yo conseguí esta historia, pensé: 'Esto no es para la literatura, esto es cine, esto es pura imagen'. Entonces escribí el guión primero que la novela. Lo que pasa es que fueron pasando los años, demoré como doce en poderla hacer, por distintas razones, fue pasando de un obstáculo a otro. Y hubo un momento en que ya me dio la impresión de que la novela no se iba a hacer nunca, y, a partir del guión, escribí el libro. Pero lo que tuve que hacer fue literaturizar las imágenes que ya existían".

Parece que su relación con el cine es tormentosa y apasionada: "Es como un matrimonio mal avenido, que no podemos vivir juntos ni separados. Sin embargo, yo creo en esta película, que todavía no he visto, por los antecedentes de Guerra, por lo que alcance a ver en el rodaje... Tú sabes que yo estaba contra Irene Papas en el papel de la abuela. Lo que sucede es que Rui Guerra ha hecho una abuela distinta de la mía, pero igualmente válida, es decir, igualmente desalmada".

García Márquez es hombre que conoce a fondo las interioridades del cine: "El rodaje, en San Luis Potosí, fue duro, porque las condiciones del ambiente en que ocurre la historia es muy duro, y si a esas condiciones naturales le agregas las de todo rodaje, que es una de las cosas más duras que hay como trabajo. Porque dirigir cine es lo más duro que hay. El escritor se encierra en su cuarto, sólo consigo mismo, a reconstruir la vida como le parece, con un material que, por muy esquivo que sea, es más dominable, que es la palabra. En cambio, una de las cosas del cine que a mí me producen terror es, yo diría, el retraso técnico en que todavía se encuentra, es decir, se necesita todavía mucha máquina, mucho aparato, mucha gente para decidir un fotograma".

"Pero los directores del cine tienen su resistencia al vídeo. Han creado su propia mitología. Todas esas dificultades forman ya parte de la aventura, y lo curioso es que cuanto más desarrollados son los sistemas y más próspera es la producción, se complican mucho más las cosas. Ahora, poder crear en esas condiciones una cosa que a veces llega a ser tan íntima, tan personal como el cine es un verdadero milagro".

Insinúo que quizá el vídeo sea la solución. "Bueno, tú sabes por qué me intereso tanto por el cine, precisamente porque lo considero un género totalmente distinto de la literatura. Más aún, yo creo que, así como te decía hace un momento que toda esa servidumbre técnica del cine es un obstáculo, otra de sus servidumbres es el depender de una industria; pero la más importante es que el cine no acaba de independizarse de la literatura. Yo creo que mientras eso ocurra el cine no será mayor de edad, y es una lástima. Mientras necesite un escritor está perdido. Siempre será subsidiario de la literatura. El cine tiene que llegar al punto en que el director utilice la cámara como si fuera una pantalla. No te digo pluma, porque yo no escribo con pluma, ni siquiera con máquina eléctrica, yo escribo ya en pantalla. Pero el cine pasa siempre por la literatura, y eso será una servidumbre. Y no se nota mucha tendencia a liberarse de eso".

"Y los condicionamientos industriales son enormes. Es un milagro que haya un solo fotograma que logre transportarlo a uno, como efectivamente sucede con el cine. Que, cuando el cine realmente se logra y empieza a volar, uno se olvida por completo de todos los argumentos, de que había un productor, un equipo técnico, e incluso un escritor tratando de crear en palabras eso que va a ver. A mí eso me sucede con Kurosawa, y particularmente con Barbarroja, que es una película que no olvido nunca y siempre vuelvo a ver, que es como una telenovela de muy alta calidad. Es la vida, que al fin y al cabo no es más que una telenovela de muy alta calidad".

Se acaricia el lóbulo de la oreja, en gesto suyo característico, y, al bajarse la manga de su americana de pata de gallo, aparece un grueso nomeolvides de plata. Le pregunto si no pasará angustia en Cannes, él que conoce cómo son los jurados. "No he visto la, película. En Cannes se hacen dos pases, uno a las once de la mañana y otro por la noche. Yo la voy a ver en la mañana y, si no me gusta, no la veo luego, es decir, no doy la cara por ella. Que la dé el director, que es el autor. Yo doy la cara por mi libro. Tampoco reclamo el premio para mí; si tiene un premio, es para el director, y yo, muy contento. Además, te voy a decir una cosa, que yo cambié bastante el concepto que tenía de los jurados cuando lo fui. Tuve la suerte de que me tocaron compañeros de jurado muy serios, y además de que había películas de tan alta calidad que el problema que teníamos era en qué lugar colocarlas. Pero había cinco películas que merecían el premio. Yo, personalmente, peleé hasta el final contra el ex aequo, que es una fórmula que no me gusta, porque es como decir que hay películas que tienen exactamente los mismos méritos, hasta el extremo de que no nos atrevemos a decidirnos por ninguna de las dos. Inclusive podría darse un ex aequo diciendo setenta por ciento tal película y treinta por ciento la otra; sería más justo".

"Yo le hubiera dado a Missing la Palma de Oro y a Yol el Premio Especial del Jurado, por el que tengo una especial debilidad, porque es un premio a la creación. La Palma es un premio al equilibrio general, pero el premio a todo el logro de creación es el Especial del Jurado, que me gusta mucho más, aunque a los productores y a los directores quizá no".

"Este año creo que el presidente del jurado es el novelista William Styron, a quien le gusta mucho el cine; su Sophie's choice es excelente, aunque no he visto la película, no. sé cómo es. Sea como sea, no creo que él haya tenido ninguna participación. Que es lo que hay que hacer".

"En general, yo me opongo a que mis libros sean llevados al cine. Lo que pasa es que yo tengo algunas historias, me atrevo a decir que muchas, que no las he escrito en literatura porque siento que son mucho mejores para el cine. Están ahí, disponibles, y yo las cuento, como le conté a Jaime Humberto Hermosillo la historia de María de mi corazón y, la convirtió en una película que resultó fallida, en gran parte por la falta de presupuesto y porque al director le gusta el miserabilismo que de ello resulta".

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