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Jerez de la Frontera ha enmudecido

La expropiación de las empresas de Rumasa ha puesto fin a un mito basado en la agresividad comercial y la acaparación de bodegas en crisis

Jerez de la Frontera, la Sherry inglesa de Shakespeare, enmudeció en la pasada noche del 23 de febrero al conocerse la noticia de la expropiación del holding Rumasa. Esta ciudad, de 180.000 habitantes, quedaba nacionalizada a partir de ese momento en un amplio porcentaje. Fuentes patronales calculan que el volumen de los negocios vitivinícolas del grupo en Jerez supera el 30% del total. Por su parte, CC OO cuantifica en unos 1.500 los trabajadores fijos pertenecientes a los bodegas de la abeja en esta ciudad, y en unos 1.800, entre fijos y. eventuales, en sus explotaciones agrarias.Para el visitante de esta ciudad, cuya economía gira fundamentalmente en torno al negocio del vino, causa extrañeza el encontrarse cada pocos metros con una abeja encerrada en su panel, el logotipo del ex imperio de José María Ruiz-Mateos, que compite en las fachadas con los nombres de rancia solera de las antiguas bodegas del lugar, aquellas que han universalizado la denominación de origen Jerez-xerez-sherry. La expropiación de Rumasa cayó como una bomba en Jerez, causó estupor e incertidumbre. Durante todos estos últimos días, en los mentideros de El Gallo Azul, Los Caracoles, San Francisco, La Vega, El Pesaje... no se ha hablado de otra cosa. La imaginación popular le ha echado gracia andaluza al asunto, y hasta la barriada jerezana de San Zoilo ha vuelto a ser rebautizada con el apelativo de Huevos Boyer.

Pero, si el pueblo llano se ha mostrado locuaz, no ha ocurrido lo mismo en los estamentos económicos de la ciudad. Según ha podido constatar este periódico a lo largo de varios días, la reunionitis se ha extendido, cual plaga contagiosa, entre estos estamentos. Tanto el presidente de la Cámara Oficial de Comercio, Manuel de Isasi, perteneciente a la bodega Garvey (de Rumasa), como el presidente del Consejo Regulador, José Barbadillo, el director gerente de la Fundación Ruiz-Mateos, José Antonio Monreal, y otros representantes patronales del sector, han permanecido continuamente reunidos. Imposible mantener una conversación con ellos.

Desde que José María Ruiz-Mateos comenzase su expansión en Jerez con el negocio del vino, los otros grandes bodegueros del sector tenían una espinita clavada en sus corazones, ante la fuerte competencia decretada por Rumasa y la implantación de nuevos hábitos comerciales, pero ahora estos bodegueros han enmudecido. También ha resultado prácticamente imposible sonsacarles una opinión sobre el tema; tan sólo el jefe de relaciones públicas de González Byass, Manuel Franco, atendió a este periódico, limitándose a informar, en nombre de los gerentes de esta firma, que todavía no tenían datos suficientes sobre la nueva situación del sector a raíz de la expropiación como para ofrecer una opinión.

Temores

En Jerez se tiene la sensación de que expropiar unos bancos no es lo mismo que hacerlo con unas bodegas de Rumasa, cuyas exportaciones suponen la tercera parte del total por la peculiaridad intrínseca del negocio del vino jerezano. De cara al futuro hay cierta inquietud aumentada tras el anuncio por parte del Gobierno de la devolución de las bodegas del grupo a manos privadas.El alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, del Partido Socialista Andaluz (PSA), parlamentario andaluz y profundo conocedor de la problemática de su ciudad, ya ha expresado públicamente estos temores: "Pensemos qué podría ocurrir si las empresas vinícolas de Rumasa en Jerez pudieran ser adquiridas por capitales ingleses o catalanes, interesados en controlar el vino andaluz". Su partido, ante la nueva situación de las empresas del grupo Rumasa, presentará próximamente una proposición no de ley al Parlamento andaluz, con el fin de que el Gobierno de Andalucía tome medidas, para que las empresas que queden en sector público pasen a integrar el sector público andaluz, y para que, aquellas que vuelvan a la inciativa privada queden vinculadas a la iniciativa privada andaluza, y no a intereses foráneos.

En Jerez, el holding controlaba públicamente más de diez bodegas, algunas tan importantes como las Bodegas Internacionales, en cuyo interior se guardan más de 60.000 botas de vino, Williams and Humbert, Zoilo Ruiz-Mateos, Palomino y Vergara o Garvey. En cuanto a explotaciones agrarias, eran de su propiedad las fincas Viñedos Españoles, Florida, Calvario y Alamo, Díez Merino, Williams and Humbert, Garvey, Viñarvey y Zoilo Ruiz-Mateos. Caso aparte, aunque dentro de la provincia gaditana, es la finca La Almoraima, en el campo de Gibraltar, de la que los alcaldes de Jimena y Castelar de la Frontera han pedido que más de doscientas hectáreas sean incluidas dentro de la Ley de Fincas Manifiestamente Mejorables.

Puesto de trabajo

Hasta hace unos días, en Jerez era impensable que el imperio Rumasa se fuera a pique. En el ambiente flotaba una cierta seguridad que emanaba del grupo, acrecentada ante la situación de otras empresas del sector, en las que durante los últimos tiempos se han ido produciendo diversas regulaciones de empleo, aparte del afán acaparador del grupo de la abeja.Los datos que maneja la central sindical Comisiones Obreras son las siguientes: en las bodegas de Rumasa trabajan unos 1.500 empleados fijos; en sus fincas agrícolas tiene empleados a 340 fijos, y en determinadas épocas del año esta cifra puede multiplicarse ampliamente, aunque lo normal es que mantenga a unos 1.500 trabajadores eventuales.

Las centrales sindicales no se han mostrado reacias a expresar su incertidumbre cuando manifiestan que el Gobierno ha colocado al frente de las bodegas a controladores y no a gestores, sobre todo si se tiene en cuenta que el mercado del jerez es muy competitivo, y que, en un futuro, estas bodegas pueden volver al sector privado. Asimismo han denunciado la quema de papeles que tuvo lugar en la noche del 23 de febrero en las Bodegas Internacionales., en la tonelería y en las Bodegas Willianis and Humbert.

En conversación con EL PAIS, los miembros del comité de empresa de la Bodega Zoilo Ruiz Mateos manifestaron abiertamente que la expropiación les pilló por sorpresa. Aunque trimestralmente la dirección de la firma les facilitaba una serie de datos sobre el funcionamiento de la bodega, datos que nunca pudieron cotejar, señalaron que eran completamente ajenos a la situación económica real de la bodega. Tras la expropiación, su preocupación es la de que queden garantizados los puestos de trabajo de los 419 empleados de esta irma, en su mayoría procedentes de antiguas tonelerías ya desparecidas. Por otra parte, la producción de la bodega ha continuado con normalidad.

Un mito

Cuando el portavoz del Gobierno anunció la expropiación por televisión, en Jerez cayó un mito. Un mito que tiene su monumento en la calle Chancillería, donde está instalada, pulcramente acicalada, una bodega histórica para la familia Ruiz-Mateos. En su frontal, una placa recuerda que en aquella bodega estableció su negocio de vinos Zoilo Ruiz-Mateos Camacho, en el año 1944, continuando así la labor de sus antepasados, desarrollada en la ciudad gaditana de Rota.En Jerez, el mito se sustentaba en la agresividad comercial y en la creación de nuevos puestos de trabajo, todo ello enmarcado en una feroz competencia con las firmas tradicionales del sector, algunas de las cuales sucumbieron en la lucha. Pero los expertos en este oficio centenario acusan a José María de haber fomentado prácticas heterodoxas dentro del negocio del vino jerezano, de haber potenciado más la cantidad que la calidad del producto, de no haber creado tantos puestos de trabajo en el sector, pues su función era la de acaparar bodegas en situación crítica, y de haber sido tan paternalista como los otros bodegueros.

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