Ungo: "El Salvador es un protectorado de EE UU"
Guillermo Manuel Ungo, de 50 años de edad, dirige la principal plataforma política de oposición al régimen de El Salvador, el Frente Democrático Revolucionario. "Yo no soy guerrillero y no conozco el arte de la guerra más que en lo que nos ha tocado vivir", aclara este hombre que reclama incansablemente una solución negociada para el conflicto de su país. En Madrid, donde ha participado en la reunión de la Internacional Socialista, .se lo ha expuesto de nuevo a Felipe González.
Pregunta. ¿Ha encontrado algún cambio en Felipe González?
Respuesta. Es el mismo. Le he encontrado en la misma disposición a jugar un papel en la medida que le sea posible para contribuir a la creación de condiciones favorables a una negociación en El Salvador. Tengo la impresión de que el primer ministro español tiene la intención de acercarse más a América Latina, incluso físicamente.
P. ¿Cual es el principal obstáculo para esa negociación?
R. Hay un gran obstáculo en estos momentos, que es la posición norteamericana, que no se modifica. El Salvador es, en este momento, se ha convertido, o nos lo han convertido, en un protectorado norteamericano. Todo su apoyo, toda su fuerza, depende del factor externo. En ese sentido es un Estado en disolución como Estado nacional, y por eso no se puede avanzar.
P. ¿Cómo se puede desbloquear esta situación?
R. La desbloquean las realidades, y tenemos que ver tres realidades. La principal, la realidad salvadoreña. En la medida en que Estados Unidos se vaya quedando solo, y que algunos sectores políticos que están subordinados a Estados Unidos en estos momentos vayan viendo que el interés de ellos no coincide con el interés de la Administración Reagan, que el interés nacional mucho menos, y que hay que aproximarse a la negociación antes de que sea demasiado tarde para ellos, entonces la Administración Reagan cambiará de posición. Al mismo tiempo, el aspecto militar. En la medida en que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) vaya avanzando militarmente, en la medida en qué el Ejército se vaya deteriorando aceleradamente, como ya está ocurriendo, Estados Unidos se verá obligado a tomar una acción inmediata y no a seguir jugando con palabras y con el tiempo, y tendrán que decidirse o por una intervención masiva que sería francamente catastrófica, no solamente para Centroamérica, sino para toda América Latina y para la propia seguridad norteamericana, o por negociar. Tendrá que tomar la decisión de negociar o de incendiar América Latina. El otro factor es la propia opinión pública y los centros de poder de Estados Unidos y la opinión internacional, que están aislando más la posición norteamericana. Y eso es lo que hemos discutido con Felipe.
P. Es decir, que le han pedido que intente convencer a los norteamericanos para que modifiquen su posición.
R. Digamos que se está desarrollando un proceso educativo a la Administración Reagan.
P. ¿En el que Felipe González es el profesor?
R. No el único. Pero Estados Unidos debe conocer la autoridad política y moral de España y cómo cuenta eso en los círculos latinoamericanos.
P. ¿Qué características puede tener ese proceso, en el que quizá participe también Francia?
R. Efectivamente, he hablado con Antoine Blanca (responsable de América Latina en el Gobierno francés) sobre ese tema, pero no puedo darle detalles.
'Se acerca el momento del terremoto'
P. ¿En qué situación se encuentra la guerra en El Salvador?.
R. Cada vez hay más muertos, sobre todo entre la población civil por esa táctica de tierra arrasada, que incluye bombardeos indiscriminados por artillería y por aviación del Ejército salvadoreño. Por otro lado, se está poniendo cada vez más en evidencia el fracaso de la estrategia de solución militar por parte del Gobierno salvadoreño y del Gobierno de Estados Unidos y se están poniendo de relieve los avances, cada vez mayores, que hace el FMLN, que es el que, en este momento, tiene toda la capacidad de iniciativa y de ofensiva. La Administración Reagan está pidiendo a una guerrilla que va ganando la guerra que entregue las armas, cuando los hechos están demostrando que quienes entregan las armas son los propios militares salvadoreños. Han entregado más de 1.500 fusiles automáticos, medios de apoyo, incluso de artillería ligera, cañones de 90 milímetros, varios morteros de hasta 120 milímetros. Y hay casos de soldados que se entregan antes de combatir
P. ¿Teme todavía una intervención militar directa de Estados Unidos?
R. No se puede excluir la locura.
P. ¿Creen ustedes sinceramente que acabarán ganando la guerra?
R. Yo creo que se va a terminar ganando la lucha. No se trata solamente de una guerra, es una lucha que combina aspectos militares, políticos y diplomáticos. Si la otra parte no quiere negociar, va a terminar lo mismo. Ya está temblando mucho, y se acerca el momento del terremoto. Se aprecia la tendencia de que se van acortando los plazos. Si antes podíamos pensar en términos de dos años para acabar la guerra, ya no se puede pensar en esos términos, los plazos se van acortando. También se van acortando las posibilidades de que Estados Unidos sostenga e incremente su ayuda de cara a sus centros de poder. La certificación de Reagan de hoy tiene menos credibilidad que la de hace seis meses, y tendrá muchos más problemas y dificultades la próxima.
P. ¿Recibe la guerrilla armas soviéticas a través de Cuba o Nicaragua?
R. No. Recibe armas norteamericanas a través de las que está requisando. Nunca han podido enseñar un arma soviética. Se han comprado armas en el mercado negro. Si la guerrilla recibiese toda la ayuda soviética que dice Estados Unidos, el Ejército guerrillero sería diez veces superior al Ejército salvadoreño.
P. ¿Tiene usted otra oferta, distinta a la de la negociación, para poner fin al conflicto de su país?
R. Sí, la única que nos dejan seguir, la guerra. No hay otra.
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