Los militares argentinos devolverán el poder a los civiles antes de que finalice el año
El proyecto de cronograma electoral que dará a conocer el Gobierno militar argentino establece que el poder sería entregado en diciembre de este año, por lo que se estima que la fecha de elecciones se adelantará a la primera quincena de octubre.
En este anuncio, que será difundido oficialmente antes de fin de mes, los militares argentinos jugarán la última carta política que les queda en la negociación de la transición. Al igual que todas las anteriores, se ofrece más como una reiterada muestra de debilidad que como un ejercicio de poder.Un rápido repaso a todos los sectores indican una creciente tensión social, que se desatará con renovada furia en el próximo mes de marzo. Los grandes gremios anuncian para entonces nuevas medidas de fuerza en un plan de lucha contra la política económica del Gobierno, condicionada por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los aumentos salariales otorgados por decreto fueron devorados por una creciente inflación que sólo en enero fue superior al 15%. Aumentos de los precios y de los sueldos que a su vez provocarán un informe negativo de los técnicos del Fondo Monetario Internacional que visitarán el país en marzo.
Los partidos políticos vivirán en el mismo momento las duras batallas de sus elecciones internas, en las que ya se han proclamado tres candidatos por el Partido Radical y se esperan al menos cuatro por el peronismo.
A su vez, la Multipartidiaria debe responder a la invitación del Gobierno militar para un nuevo diálogo político en el que se tratará la ley y el cronograma electoral, y en el que las fuerzas armadas impondrán como condición no aceptar ningún reclamo ni planteo sobre los desaparecidos, punto este que, según se supo después, fue el que más reacciones contrarias provocó en los comandos de todos los mencionados en el documento de la Multipartidaria dado a conocer la semana pasada.
Por su parte, los líderes políticos, envueltos en sus estrategias internas, deben responder a las corrientes que se niegan a ese diálogo. La intransigencia del ex presidente provisional, el habitualmente moderado peronista Italo Luder, es significativa en ese sentido. El peronismo insiste en que el Gobierno debe limitarse a anunciar las elecciones para agosto y a entregar el poder el 12 de octubre de este año.
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