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"Mi poesía va dirigida a los que investigan en sus fuentes por amor a lo bello y a lo raro"

El poeta estuvo vinculado a los principales movimientos de vanguardia

El poeta catalán Josep Vicenç Foix cumple hoy noventa años. A pesar de que, por voluntad propia, ya no publica desde hace seis años, su tarea poética mantiene una enorme vigencia y modernidad. Carlos Barral recuerda en esta página el trabajo, casi intransferible a otros idiomas, de Foix y la elaboración de un mundo imaginario y real al mismo tiempo que refuerza su catalanidad a pesar de que sus versos rehúyen las menciones coyunturales o las metáforas más vacuas y, patrioteras. Versos nacidos de una pluma que no ha escogido ni familia ni patria, pero que se ha mantenido fiel a esta histórica casualidad mostrando el potencial expresivo de la cultura a la que pertenece, la catalana.

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"Dejé de escribir a los 84 años, hace seis ahora... Con la edad te vas dando cuenta de que el tiempo se termina y adquieres sentido de eternidad". El poeta, que aborrece las entrevistas y ha glosado su desprecio por el género en su labor periodística, acepta el tono y la forma coloquiales para manifestar su opinión a este diario.El desagrado que J. V. Foix muestra por las entrevistas se hace extensivo a otras fórmulas habitualmente utilizadas en aras de la popularidad: declina propuestas a premios, no participa en juegos florales, rehúye homenajes y detesta la propaganda. Opina que "el artista necesita tener vocación y dedicarse plenamente a su trabajo", menciona a Picasso y sigue diciendo que "quien sabe ser él mismo, llega a ser alguien".

Una paz fruto de la vergüenza

El tema de la soledad, presente en toda su obra poética, nace en un apunte de diario a los diecisiete años del poeta: "He nacido en un país que no elegí, en una familia que no elegí, hablo una lengua que no elegí... Muchacho, te aguarda mucho trabajo". Foix crece en el seno de una familia de ideas liberales, vive en el barrio barcelonés de Sarriá, acude a la escuela pública dirigida por Salvador Mundi y, como en tantos otros jóvenes de su generación, su afición por la lectura es temprana y amplia. Lee todo, desde los clásicos griegos, latinos y franceses hasta Nietzsche. Empieza a publicar antes de la guerra civil en diarios y revistas; en el año 1917 se incorpora como redactor en La Revista, funda con Josep Carbonell i Gener Monitor, en donde expone su teoría nacionalista, que más tarde elabora en el Moviment d'Acció Catalana. En su libro Revolució catalanista concilia su concepción catalanista con las ideas vanguardistas. En 1918 presenta a Joan Miró y, en 1925, a Salvador Dalí en sus primeras exposiciones en la galería Dalmau, de Barcelona. Colabora en la Revista de poesia y en L'amic de les arts, entre los años 1925 y 1928, y en Quaderns de poesia, donde deja escritos sus textos teóricos más importantes. Dirige la página literaria del diario La Publicitat hasta el año 1936, fecha en la que se impone un largo silencio que rompe en 1947 con la aparición de su primera obra poética, Sol i de dol.

Foix comenta acerca de la guerra civil que Ia paz posterior fue fruto de la vergüenza cosechada en los abusos de ambos bandos", y citando a un historiador romano añade: "Mira qué desastre de país, que cuando no les hacen la guerra los de fuera, ellos mismos se la organizan dentro". El momento político actual Foix lo vive de lejos, desde la serena distancia que le imponen los años y los valores como "la búsqueda de un equilibrio entre fuerzas opuestas para no volver nunca a experiencias pasadas. Un esfuerzo desesperado, ya que la historia de España está llena de altibajos. Este es un país poco amigo de la norma". Cuando el poeta se refiere, desde su catalanismo genérico, al problema de la catalanidad opina que "el hecho cultural catalán ha languidecido tanto por el vacío de los años de dictadura como por el modo de ser acomodaticio y falto de perspectiva de los catalanes. El catalán es inmediatista. Le preocupan la cultura y su idioma, en la medida que no se interfieran en sus intereses inmediatos". Habla con un tinte de mal humor y explica una anécdota para romper el momento de tensión: "Un día estaba yo con dos amigos, los dos tienen cargos en la Generalitat, y uno le decía al otro: chico, en casa, mis hijos juegan en castellano". Despejado el nubarrón de mal humor, las anécdotas se suceden: "El tipo de catalán que ahora se usa no va a ninguna parte; el otro día, un buen amigo mío me preguntaba el significado de la palabra abocar-se (asomarse); hombre, yo le tuve que decir que lo buscara en el diccionario. Sin embargo, a veces tengo la impresión de que todo está catalanizado a conciencia, ya que a mí hasta los castellano-parlantes me hablan en catalán".

Un investigador de la poesía

La obra poética de J. V. Foix fluye entre la búsqueda metafísica y la investigación expresiva; le influyó la poesía trovadoresca, Ramon Llull, Ausiàs March, y también la poesía italiana y los futuristas. Sol i de dol (1947), Les irreals omegues (1951), On he deixat les claus (1953), Onze Nadals i un cap d'any (1960) y Desa aquests llibres al calaix de baix constituyen sus obras más importantes, títulos que traducidos a otro idioma pierden casi todo su sentido. Foix se autodefine como un investigador en poesía: "Mi poesía va dirigida a los que investigan en sus fuentes por amor de lo bello y lo raro, y no a los historiadores de la Literatura". Explica que fue el primero en adaptar un tipo de poema nuevo, reduciendo la esencia de un poema extenso en textos breves de tres o cuatro líneas, y que "Ia poesía es un artificio verbal y el poeta un mago, un especulador de la palabra".Sol, i de dol es una recopilación de setenta sonetos repletos de formas arcaicas, donde, de forma doctrinal, el poeta expone su máximo ideal artístico, "el equilibrio, supremo, clasicista". Foix, poeta de agudos contrastes, refleja en su obra el conflicto permanente de su mundo interior: sentimiento-razón, lo nuevo-lo viejo, el instante-la eternidad. La última sección contiene una serie de poemas religiosos en donde la divinidad se identifica con lo absoluto, la razón. Como contraste de Sol i de dol existe un poema bastante conocido, hermoso y festivo, que el poeta denomina "un versito sin importancia", y cuyo título reza Es quan dormo que hi veig clar (Cuando duermo es cuando veo claro).

Un conflicto permanente entre la razón y la locura, entre lo viejo y lo nuevo, entre el sueño y la realidad, es la constante que ha definido a lo largo de estos noventa fecundos años la obra poética de Foix. Como acertadamente hizo notar Gabriel Ferrater, "el argumento esencial de la obra de Foix, en efecto, es la descripción de una crisis de la personalidad o más precisamente de una crisis de la idea de la personalidad". Y en este sentido toda su poesía, tanto en forma de estrofa convencional, como en su tratamiento de prosa poética, destila una especie de duda metafísica acerca de la posición del individuo en relación a la colectividad. Siguiendo con las palabras de Ferrater, Ia obra poética de Foix es, pues, un recuento de los hilos impersonales con que se teje a una persona, y de las maneras, divertidas de tan fortuitas, o angustiosas de tan complicadas, como estos hilos se cruzan". Por ello, la obra del poeta de Sarrià pudiera resumirse en aquel espléndido y conciso verso suyo con que termina uno de los sonetos de Sol i de dol: "Si pogués acordar raó i follia... " ('Si pudiese conciliar razón y locura...").

La tendencia hacia la vanguardia en el joven Foix no sólo tuvo su conformación a nivel estético. La fascinación por el progreso, la exaltación por el deporte, tuvieron tambien su equivalente en el autor de Gertrudis. Su afición al tenis (que aparece en algún poema) o la aviación (fue fundador del Aeroclub de Cataluña), así lo evidencian.

Con todo, su actividad literaria tiene entre 1921 y 1936 un ingente contenido periodístico. Desde el punto de vista de su ideario cívico, su vinculación al partido Acció Catalana, en el que condensaba su pensamiento catalanista, que quedaría expuesto en el libro de claro contenido nacionalista, escrito con Josep Carbonell, La Revolució Catalanista (1934). Los fundamentos ideológicos de Acció Catalana, como declaró Foix en una entrevista, no apuntaban en sus orígenes a la creación de un partido político al uso.

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