El sumario del síndrome tóxico puede ser desglosado, ante el desconocimiento de las causas de la enfermedad
Al parecer, no hay suficientes pruebas ni evidencias para incluir en el mismo paquete a cuantos se ha procesado por las irregularidades en el comercio del aceite descubiertas. La autoridad judicial advierte, sin embargo, diversos tipos de presuntos delitos, bien contra la salud pública, bien por defraudacíón, contrabando, etcétera. La petición del fiscal en el sentido de que el sumario se desglose "está siendo estudiada por el juez", han afirmado a este periódico fuentes del juzgado especial para el síndrome tóxico. Antonio García de Pablos, uno de los letrados de la acusación privada, manifiesta que "el juez ha pedido a la comisión científica una respuesta categórica y no se la han dado".El persistente desconocimiento de las causas
El 97% de los afectados en Leganés, según datos de la asociación local, aseguran haber consumido aceite adulterado, "lo cual coincide con la postura de la Administración, pero, que nosotros sepamos", precisan sus directivos, "nadie ha asegurado esta definición de forma total". En la federación de asociaciones de Madrid se añade que "un epidemiólogo famoso, Hernán Sanmartín, al que consultaron las autoridades, dijo hace un mes en su segundo encuentro con afectados que la causa es el aceite, pero se le ha pedido que lo diga por escrito al juez y no lo ha hecho".
Fuentes de la Administración precisan que dicho epidemiólogo "sólo ha colaborado en algunos trabajos, pero la decisión de contratarlo no ha prosperado".
Los afectados son conscientes de que la indefinición sobre las causas del envenenamiento origina parte de las dificultades de la instrucción del sumario judicial. Estos avatares son también fuente de irritaciones de los afectados, quienes ven que se esfuman los supuestos responsables, al no clarificarse los hechos. "Si hay dudas", dice García de Pablos en nombre de la asociación ACUDE, "debe explicarse qué tipo de intoxicación ha habido, pero con la reserva suficiente para cubrir la posible escapada de los considerados hasta ahora como presuntos responsables".
"Nosotros", dicen los vecinos dé Orcasitas, "no entramos ni salimos en si es o no es el aceite, pero sí entendemos que nos parecen insuficientes las líneas de investigación abiertas. No se han estudiado suficientemente los canales de distribución del aceite, ni se ha estudiado al resto de la población no afectada en las provincias del envenenamiento". Y añaden: "Por nuestra cuenta, averiguamos cuál había sido en esta barriada el sistema de distribución de aquel aceite a granel en garrafas con tapón rojo y ofrecimos el informe a la Administración para que lo reconstruyera y hablara con los distribuidores, que estaban dispuestos a hacerlo. Y nadie ha venido por aquí".
"Si se hubieran tabulado las 6.000 encuestas que hicimos en Orcasitas quizá se sabría algo más. Por ejemplo, cuántas personas habían comprado también de ese aceite y no han caído enfermos. De momento, sólo se sabe que la mayoría de los enfermos sí habían consumido ese aceite a granel, pero esto, por sí solo, no explica nada".
Por otra parte, el asesor sanitario de la federación de Madrid, doctor Antonio Corralero, afirma que "no se sostiene científicamente la teoría de que la oleoanilida de una partida de aceite de colza desnaturalizado ha producido el síndrome tóxico, cuando ya consta en el sumario judicial que hay miles de análisis de aceites presuntamente tóxicos, procedentes de enfermos, que no contienen anilidas y tampoco se ha demostrado científicamente que, además de las anilidas, existan en el aceite otros factores asociadosque produzcan la toxicidad". '
"La Administración no ha sido capaz ni siquiera de decir científica y exactamente cuál, de todos los intervenidos, es el aceite tóxico, ni mucho menos explicar el proceso en que cada uno de los enfermos ha entrado en contacto con dicho aceite. La supuesta relación epidemiológica y estadística entre el aceite y los afectados exige aún una demostración científica", añade. "Pese al escaso -fundamento existente para pensar en el aceite como causa de la intoxicación, porque no existe una labor epidemiológica que avale la relación estadística entre él consumo de aceites diversos y la enfermedad, últimamente se ha iniciado otra línea de investigación sobre el mismo producto, esta vez para ver los efectos que produce en conejos el suministro de una acilanilida sintética, esto es, una anilidad más un radical graso producidos en laboratorio".
"Tendrán que explicar en qué dosis y cómo se corresponde esta dieta del conejo con la ingesta de aceite junto a otros alimentos por los hombres. Tendrán que explicar también las dosis que se le administran a estos animales. Pero que no se olvide que las dosis de las anilidas halladas en algunos de los aceites requisados estaban contenidas en una proporción de pequeñísimas partes por millón".
Fuentes de la coordinadora de investigación clínico-científica reconocen la insuficiencia y descoordinación de los trabajos epidemiológicos, pero reafirman la hipótesis del aceite. "No hay duda de que se trata del formado por una mezcla de varios aceites de semillas, con aceites grasos animales y con aceite de colza de la variedad brasica, desnaturalizado con anilinas al 2% y que han. originado anilidas en proporción de cincuenta partes por millón". Pero no concretan de qué aceite se trata de entre los requisados. Al parecer, los nuevos descubrimientos se pretenden hacer públicos en un próximo congreso del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Fracturas óseas espontáneas y otras alternativas
Entre los trabajos del CSIC destaca, al parecer, el resultado obtenido en conejos, en los cuales "se ha reproducido la fase neurológica de la enfermedad, logro que se suma a la reproducción anterior, en ratas, de la fase pulmonar", según las mismas fuentes.
Antonio Corralero, asesor sanitario de le federación madrileña, señala "la escasa oportunidad de investigación que se ha dado a otras alternativas". Se refiere en concreto a la investigación realizada por el doctor Antonio Muro. Sobre esta hipótesis, advierte que la comisión científica rechazó, hace dieciocho meses, la investigación del caso de un niño lactante con síntomas de eosinofilia (aumento anormal de glóbulos blancos), nacido de una mujer afectada por el síndrome. Al analizar la leche materna se advirtió un anormal exceso de organofosforados procedentes de pesticidas. Como no se encontraron anilidas, se abandonó el caso, pese a que podía servir de base de investigación de otras vías.
"Sin embargo", añade Corralero, "tampoco se volvió sobre él cuando el doctor Muro explicó su teoría de que la intoxicación podía estar producida por un producto agroquímico con el que se hubieran tratado determinados tomates. Conozco el trabajo del doctor Muro y lo valoro muy positivamente en lo epidemiológico y lo clínico".
Fuentes de la comisión clínica señalan que "en algunos hospitales, como el del Niño Jesús, se hicieron análisis en enfermos que permitieron desestimar, en principio, determinados vehículos de la intoxicación al no encontrarse determinados restos".
Se precisa que "en ningún enfermo se encontraron entonces restos organofosforados, lo que permitía hacer un descarte de pesticidas, y, de semejante forma, se operó con pescados y conservas, etcétera". Las mismas fuentes establecen que "tales análisis no se sistematizaron de forma general".
Desde hace algún tiempo, sin embargo, se están produciendo en algunos afectados fracturas óseas espontáneas. A una muchacha de quince años se le han practicado intervenciones quirúrgicas para corregir las deformaciones de las piernas, y las heridas ofrecen resistencia a cerrarse. Se debe todo esto, al parecer, a una relación deficiente entre el calcio y el fósforo del organismo. Esta incidencia ha hecho que algunos especialistas científicos y sanitarios reconsideren con mayor interés la relación que existe, según el doctor Muro, con el efecto tóxico de los organofosforados.
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