Un documental chileno sobre los desaparecidos gana el certamen de Bilbao
No olvidar, una película rodada en Chile por el equipo Memoria en torno al problema de los desaparecidos, ha ganado el máximo premio del XXIV Certamen Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, clausurado la noche del sábado. En la sección internacional de documentales, el realizador español Fernando Calvo ha conseguido la más alta distinción, el Mikeidi de Oro, por su obra Recuerdos del último viaje, sobre el Equipo Crónica. El documental Nova sinfonía, del autor cubano Santiago Alvarez, recibió el segundo Mikeidi.
La misma categoría de premios, dentro del apartado de animación, ha sido otorgada a las películas Complejo, de los realizadores checos Jaroslav Doubrava y Adolfs Born, y On les aura, del francés Jean Pérrochaud.Dentro de los filmes con argumento, la realización inglesa El privilegio de Kan Knox ha obtenido la máxima distinción, seguida, ex aequo, por los títulos Extended play, del estadounidense David Casci, y la producción Octubre 12, de Luis Eguiraun y Ernesto del Río, acreedora, a su vez, del Gran Premio al Cine Vasco.
El jurado internacional otorgó menciones especiales a las obras Ikuska-13, de Imanol Uribe, y El hombre, cuando es hombre, de Valerio Sarmiento, procedente de la República Federal de Alemania.
Galardones desiertos
En la sección correspondiente al cine español, un jurado internacional ha declarado desierto el Gran Premio destinado al mejor filme español, así como el accésit previsto en el apartado de animación. Dicho jurado también recomendó la unificación en un solo grupo de las producciones del Estado español respecto a la doble modalidad de cine vasco y cine español, por la que han concurrido en la presente edición.En el resto de los apartados de documental y ficción, el accésit ha sido otorgado, respectivamente, a las películas La Asamblea de Catalunya, de Carles Durán, y Final del juego, de Begoña Menéndez y Antonio Maestu, de Madrid.
Obtuvieron mención del jurado nacional las siguientes producciones españolas: Seis encuentros con el tipo de la guadaña, de José A. Femández Moralejo (Canarias); Amort, de Raúl Contel (Cataluña), Buscando a su novia, de Marciano Martín Manuel; Picasso, la alegría de viure, de Jordi Artigas (Cataluña), y el documental Recuerdos del último viaje, distinguida con el máximo premio internacional.
Imanol Uribe
Mikeli de plata en la sección internacional, la película Octubre 12 ha obtenido el Gran Premio al Cine Vasco. También en esta sección se han declarado desiertos los accésit correspondientes a las producciones vascas expresadas en castellano y eusquera, y ha merecido la segunda mención del jurado el título de Imanol Uribe Ikuska-13.En atención a los valores humanos, mereció distinción oficial Ledezma, el caso Mamera, del venezolano Luis Correa, quien ha sido retenido en su país a raíz del envío de su filme al certamen bilbaíno.
Su cinta fue acreedora ex aequo al titúlo mejor filme iberoamericano con Castelao, del argentino Jorge Prelorán.
También fue señalado el carácter humano de Nueva sinfonía, del cubano Santiago Alvárez, y de Airport, del polaco Bogdan Niwicki. Baro drom, de la polaca Ewa Cedrowska, ha recibido el Gran Premio de la Cruz Roja.
Octubre 12, de Ernesto del Río y Luis Eguiraun, hizo el doblete al alzarse con el santo del Gran Premio de Cine Vasco y la limosna del Mikeldi de plata.
Injustamente tratado por los programadores en el pasado Festival de San Sebastián, el corto de Ernesto del Río y Luis Eguiraun se distingue de los pretenciosos bodrios que bajo la etiqueta piadosa de cine vasco se han visto en el certamen de Bilbao en los últimos años, por su deliberada sobriedad expresiva.
Esta ausencia de artificiosidad, que no contradice el sorprendente plano final, se traduce en eficacia narrativa. Si la relación entre un corto y un largometraje -similar a la existente entre el cuento y la novela- es la utilización de la presencia física de los actores como elemento de síntesis, lo mejor de Octubre 12 es la elección de Walter Vidarte para incorporar al protagonista sintetizando con su sola presencia una historia que se divina.
Por lo demás, la combinación de rabiosa actualidad del tema (un secuestro polítíco en Bilbao), con la distancia que respecto al mismo introduce el hecho de que secuestrado y secuestradores sean ciudadanos argentinos, contribuye a dar al filme una dimensión insólita, y a desconcertar a cierto sector del público vasco.
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