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Los resultados de las elecciones uruguayas constituyen un nuevo fracaso para la dictadura militar

La principal avenida de Montevideo, 18 de Julio, fue ayer escenario del júbilo popular de los uruguayos por los resultados de las elecciones internas de los partidos autorizados, celebradas el domingo, en las que los candidatos más opuestos al régimen militar que gobierna el país resultaron los más votados. Confetti, caravanas de automóviles haciendo sonar sus bocinas y miles de personas en las calles testimoniaron su rechazo explícito por la dictadura.

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Sorprendente, pero no inesperado

Un cómputo global arroja un total del 85% de los votos válidos favorable a los sectores más a la izquierda de los partidos que concurrían a las elecciones, y un 15%, a favor de las corrientes oficialistas. En el interior del país se han producido resultados similares a los de la capital.En el Partido Blanco, el sector más progresivo, que sigue al exiliado y proscrito candidato a la presidencia Wilson Ferreira Aldunate, triunfó aplastantemente. En el Partido Colorado, la corriente del abogado Julio María Sanguinetti ha obtenido una neta ventaja sobre el gran derrotado, el ex presidente Jorge Pacheco Areco, íntimo colaborador de los militares, que no ha superado el 2 8%. En 19 71, último año en que fueron convocadas elecciones en Uruguay, Pacheco Areco obtuvo el 58% de los sufragios.

Las elecciones del domingo, que no eran obligatorias, decidían sobre los representantes de los tres partidos autorizados -Blanco, Colorado y Unión Cívica (católico)-, que discutirán con el Gobierno del general Gregorio Alvarez las reformas constitucionales que han de dar paso a las elecciones generales, previstas por las fuerzas armadas para 1984. El tema clave de este diálogo es el papel de los militares en el futuro Gobierno, ya que las fuerzas armadas pretenden imponer un Consejo de Seguridad Nacional con amplios poderes de asesoramiento sobre el presidente que resulte electo.

Se calcula que la abstención ha rondado el 40% -han votado 1.259.000 personas de un censo de 2.056.000-, pero el dato no es especialmente relevante en unos comicios de estas características. Los votos en blanco, casi el 11 %, son sufragios emitidos por los simpatizantes de los partidos izquierdistas, proscritos en 1973.

Los resultados del domingo en Uruguay amplían la fuerza de la oposición al régimen castrense en relación al plebiscito de 1980, en que los votantes opuestos al proyecto constitucional presentado por las fuerzas armadas sumaron el 57,2 % de los sufragios.

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Juan Pivel, líder de los movimientos por la Patria y Nacional de Rocha, las dos corrientes principales que siguen a Ferreira Aldunate, puede conseguir colocar en la convención del Partido Blanco a las dos terceras partes de los quinientos delegados elegidos por los partidos políticos.

Mientras la mayoría de los uruguayos celebraban el triunfo de la oposición, en el cuartel general del ex presidente Pacheco Areco se afirmaba con cara larga que "tendremos que realizar un replanteamiento estratégico y político".Los congresos de los partidos deberían elegir ahora a sus candidatos para las elecciones nacionales de 1984, que pondrán fin a doce años de dictaduras militares.

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