Frialdad y escepticismo en el festival de teatro de Vitoria
Frialdad, menos éxito que el pasado año y cierto escepticismo, a pesar de que se ha salvado el expediente del encuentro teatral de forma digna, son acaso las características principales del VII Festival Internacional de Teatro, que se ha dado cita durante diez días en la capital alavesa.Precisamente por querer alejarse del teatro populista que caracterizó el festival internacional del pasado año, los organizadores -la cooperativa vitoriana Denok- no han conseguido que las compañías contratadas hayan sincronizado con el interés del público. El criterio del festival, en esta ocasión, ha sido el de reunir muestras quq pudieran ofrecer a priori sugerencias interesantes a pesar de lo desconocido de su trayectoria.
Espectáculos poco conocidos en Euskadi y con una notoria ausencia de diálogo, salvo en el caso excepcional de Macunaima, han provocado frialdad y escepticismo en los aficionados. Con mucho menos público que el pasado año, las compañías participantes en el festival pasaron por Vitoria apenas sin dejar huella. Tan sólo un espectáculo, previsión con la que contaban los organizadores por tratarse de un montaje de gran resonancia, sirvió de núcleo de aglomeración en las taquillas del teatro Guridi, hasta el punto de agotar las 2.000 localidades del aforo: Macunaima, interpretada por el grupo brasileño que lleva el mismo nombre.
El insólito personaje que encarnaba la figura del antiliéroe Macunaima logró acaparar la atencion del público, ya que la obra, a pesar de la dificultad de comprensión del idioma ante un montaje de nutrido texto, no decreció de ritmo en ningún momento durante las tres horas de representación.
Como colofón de un certamen que este año ha preferido revestirse de vanguardismo clausuró la compañía japonesa Shusaku Dormu, que ofreció un estreno a nivel mundial que no agradó a los espectadores. La compañía se detiene en expresar mediante el cuerpo sentimientos int eriores que, en la mayoría de los casos, no fueron captados por el público. Indudablemente, la obra japonesa fue el número más flojo del festival. Los mismos organizadores se planteaban que acaso ha sido un error la organización de un festival para Euskadi prescindiendo de compañías de prestigio popular.
Babelia
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