Chile, nueve años de golpe militar / y 2
En lo económico, la situación no puede ser peor. El tercer informe sobre la situación nacional, abril a junio de 1982, expresa que durante el período se agudiza la tendencia recesiva que venía mostrando la economía. El desempleo alcanza según el Departamento de Economía de la Universidad de Chile, cifras del orden del 25%.La producción continúa cayendo, la industrial bajó entre enero y abril de 1982 en un 14,9% respecto al mismo período de 1981 y las ventas disminuyeron en el mismo período en un 13,5%.
Las ventas al consumidor muestran una baja promedio del 25% al 30% para todos los sectores, según antecedentes de la Cámara Central de Comercio. La agricultura no muestra señales de recuperación y el parque industrial es hoy sólo chatarra.
Las expectativas de una caída del producto del 3% al 5% para el año han ido aumentando con el correr de los meses y en la actualidad las estimaciones giran en torno a una caída del producto del 7% al 10%. El sistema bancario y financiero se encuentra quebrado, lo que obliga al Estado a comprar la cartera vencida de los bancos, ya que los créditos traspasados a cartera vencida representaban ya cerca del 60% del capital y reservas del sistema financiero y venían creciendo en progresión geométrica. Los seguidores de Friedman se miran consternados.
El dólar a precio fijo durante más de tres años, base de credibilidad del sistema, debe ser alzado de 39 a 46 pesos, más un reajuste mensual programado, medida que resulta inútil, y a los sesenta días se decreta la libertad de precios de las monedas extranjeras, lo que origina un salto del dólar, obligando al Ministerio de Hacienda a lanzar parte de las reservas al mercado para estabilizar el precio.
El bloque social de apoyo al Gobíerno se ha fragmentado y los grupos económicos y las organizaciones empresariales empiezan a tomar partido en defensa de sus intereses sectoriales.
Los militares chilenos no han resultado más hábiles que sus colegas argentinos, uruguayos o bolivianos en conducir la economía y en elegir colaboradores.
Miles de detenidos
A la crisis económica hay que agregar que no existe un mejoramiento en la situación de los derechos humanos. En el trimestre abril-junio, el número de personas detenidas ascendió a 3.031. Esta cifra, sumada a los 1.866 detenidos en el período anterior (enero-marzo), eleva a 4.897 las personas detenidas en los primeros seis meses de 1982.
Si se compara este total con los 1.708 casos de personas detenidas en 1981, se concluye que la represión de la posición política y las violaciones de los derechos esenciales continúan en aumento, en condiciones cada vez más agudas (Del informe de la Comisión de Derechos Humanos).
Está claro que el Gobierno militar ha pasado de la etapa triunfalista a la defensiva. Se desarrolla a todos los niveles una oposición que llega a tomar aspectos masivos, como la ocurrida días atrás en el paseo Ahumada, cuando más de 2.000 personas protestan contra el hambre y la miseria.
Los analistas del interior del país estiman que no hay otra salida a la crisis que no sea el restablecimiento del sistema democrático, el pleno Estado de derecho, donde no impere el terror, la inseguridad, la prepotencia, la cesantía, ni la amenaza al hombre,
El cuadro de oposición es amplio y variado, carece en este momento de un proyecto común, y los largos años de represión, como es lógico, han atomizado a los partidos políticos y a las organizaciones sindicales; no son los mismos los intereses de los trabajadores industriales que los de los pequeños y medianos empresarios y los de los industriales y agricultores afectados por una política económica desnacionalizadora.
Ambos sectores, sin embargo, apuntan a un mismo objetivo. Sin democracia ni libertad, no hay posibilidades de desarrollo económico ni de participación social.
En el fondo, la opinión podría resultar unánime, los militares deben volver a sus cuarteles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.