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Una vanguardia a nivel europeo en el arte calalán

El modernismo alcanzó su mayor esplendor en la arquitectura catalana, "auténtica vanguardia artística a nivel europeo, que no se limitó, como otras artes a reproducir los modelos extranjeros", en opinión de Francesc Fontbona, historiador del arte y autor de diversos estudios sobre el modernismo."La arquitectura modernista es anterior a la Exposición Universal de 1888, porque el Gaudí, Domenech y Montaner o Vilaseca de los primeros años contrastaban con el tipo de arquitectura que se hacía entonces. Mientras Gaudí levantaba la casa Vicens o el palacio Güell en Barcelona, otros arquitectos realizaban edificios como el singular palacete donde se ubica el cine Comedia", explica el historiador.

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Aunque la arquitectura alcanzó un gran nivel, también merecen destacar las artes decorativas e incluso la escultura aplicada de los Arnau, Llemona y Blay.

Nombres en pintura

"En pintura hay dos nombres importantes: Ramón Casas y Santiago Rusiñol", aclara el historiador Fontbona. "En 1884 expusieron ambos en la sala París obra que resultaron muy controvertidas. Son dos pintores modernistas que no se limitaron a ser meros reproductores del art noveau, porque su obra también reflejó, por ejemplo, el impresionismo de Edgar Degas. Ellos tuvieron la virtud de romper con la pintura fortuniana que se hacía en aquellos días".

Con el nombre de modernismo se calificaron las innovaciones artísticas de la década de los 90. Modernismo era sinónimo de impactante, aunque muchos de estos impactos eran un fenómeno de importación.

¿Por qué el modernismo resultó un arte auténticamente innovador tan solo en Cataluña? "En la década de los 90 había dos focos culturales en España, Madrid y Barcelona. Madrid tenía el inconveniente de estar mediatizado por el conservadurismo de la corte. Ahí están los edificios oficiales o los grandes cuadros que sus autores presentaban a la exposición nacional de Bellas Artes, en los que reproducían grandes batallas en telas de tres y cuatro metros. Una medalla les suponía amortizar el trabajo de un año y conseguir encargos. El clientedel artista en Cataluña no era la corte, ni sus círculos próximos, sino la burguesía de los Güell, Vidal y Degas. Una burguesía que creyó en esos artistas, que nacieron en un marco de renacimiento cultural y nacionalistas".

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