_
_
_
_
ECOLOGIA

Ecologistas alicantinos viajaron a caballo hasta Madrid para denunciar el deterioro del Segura

En exigua y fervorosa comitiva, llegaron el domingo a Madrid los ecologistas alicantinos Jorge Saz, José Manuel Maciá, Joaquín García y José Alejo Vidal, tras una marcha a caballo de catorce días "por la naturaleza y el desarme", emprendida el veinte de abril en Guardamar de Segura (Alicante). Los dos primeros han sido los esforzados jinetes de esta marcha "por la paz y la tierra" y "en defensa del río y las playas de la Vega Baja del Segura, amenazados por la contaminación de los vertidos de las fábricas y la falta de depuradoras". Los otros dos formaban parte del convoy de avituallamiento, provisto de mantas, comestibles, serones repletos de botellines y varias tiendas de campaña.

Recolorados y con una sonrisa ajada de cansancio, los jinetes irrumpieron en la plaza Vieja de Vallecas con el aire insólito de unos inesperados vaqueros con pañuelo al cuello. Más pálidos y con un aspecto más calamitoso descendieron del coche los de las vituallas. Ninguno de ellos se sintió forastero al tomar tierra en Vallecas: el grupo ecologista La Cebada, junto a vecinos del barrio, miembros de la coordinadora ecologista y de organizaciones juveniles de partidos habían ido a esperarlos en bicicleta. La charanga vallecana La Puñetera, con música de sabor pachanguero les recibió en son de fiesta.Un ecologista madrileño montado en un caballo de cartón y con la cara maquillada para un espectáculo de mimo, les dio la bienvenida y leyó unas coplas, aplaudidas por el vecindario, que reclamaban más árboles para el barrio y pedían "que Vallecas no sea la periferia". Sobre los muros de la plaza vieja destacaba una pintada antigua: "ni yanquis ni rusos: independencia nacional".

Una inmensa pancarta con el lema "por la naturaleza y el desarme" acompañada del mítico símbolo pacifista -un hombre con los brazos caídos que se asemeja a una esfera de reloj con tres manillas que señalan respectivamente las cuatro, las seis y las ocho- inscrito a su vez en un orondo sol antinuclear, sobresalía entre otros carteles con emblemas ecologistas. Junto a los caballos, descansaban los aparejos en el suelo y su olor a cuero sudado se mezclaba con la fragancia de jara y boñiga de los animales. Mientras, unos periodistas del canal uno de la televisión alemana filmaban el espectáculo.

"La historia de esta marcha empezó hace seis meses, cuando el grupo ecologista de Guardamar decidió sensibilizar a la opinión pública sobre la creciente degradación del Segura", explica José Manuel Maciá. "Proyectamos una marcha desde Guardamar hasta Galicia y conectamos con entidades públicas y Cajas de Ahorro de la región para obtener apoyo político y económico. Pero a última hora estas entidades se volvieron atrás y solo hemos contado con 25.000 pesetas de la Caja Rural Central de Alicante y otra cantidad idéntica por parte de un concejal alicantino a título personal". A pesar de la precariedad inicial, la comitiva se puso en marcha el pasado veinte de abril.

Parte de sus objetivos se han cumplido y las poblaciones del Segura se solidarizan con sus reivindicaciones. "En los pueblos en que hemos acampado, nos hemos presentado a los alcaldes y hemos planeado con algunos de ellos nuevas colaboraciones". En Madrigueras (Albacete) el pueblo estaba en fiestas y la asociación de caballistas les recibió fraternalmente y les invitó a compartir un rodeo. "Hemos elegido el caballo por su constante presencia en la historia del hombre y como símbolo de libertad y de respeto mutuo, asi como de la necesidad de recuperar una relación más amplia entre las personas y el entorno animal".

Al llegar a la capital han hecho público un manifiesto en el que denuncian "el grave peligro que supone el deterioro del Segura tanto para el equilibrio ecológico de la Vega Baja, como para su economía y cultura".

Los ecologistas madrileños a su vez han repartido un segundo manifiesto en el que declaran que "el problema de la guerra en el mundo y la destrucción de la naturaleza son síntomas de la irracionalidad a los que el sistema social en el que viviemos nos está conduciendo, poniendo en peligro, incluso la supervivencia del hombre sobre la tierra. Luchar por la paz y la naturaleza significa también enfrentarse a esos pequeños y grandes problemas diarios para lograr que nuestro barrio Vallecas tenga más zonas verdes y recupere su entorno propio".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_