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"Estados Unidos quiere destruir nuestra revolución porque somos un 'mal ejemplo"'

Dos son las obsesiones del dirigente nicaragüense Sergio Ramírez Mercado: evitar por todos los medios la intervención norteamericana en su país (o en El Salvador: "es lo mismo y pagarían un precio muy alto"), e impedir la radicalización del proceso revolucionario iniciado desde el poder con la caída de Somoza. El hombre más político de la Junta de Gobierno, 40 años, moderado y firme a la vez, considera sin amargura que el Comandante Cero es un disidente más de los que engendra toda revolución.

Llegar hasta él es bastante más fácil que lo habitual con otros Jefes de Estado, condición ésta que ostenta Ramírez en tanto que miembro de la Junta tricéfala que dirige Nicaragua. Las habitaciones de su hotel madrilqño están protegidas por un discreto sistema de seguridad y el acceso hasta su puerta es tan rutinario como si se tratase de un huésped ordinario.Abogado, escritor, conversador brillante, el dirigente sandinista se encuentra muy satisfecho de la actitud hacia su país que ha encontrado en presidente del Gobierno español.

-"España es hoy, con México y Panamá, el país que más comprensión y apoyo presta a Nicaragua. Lo que esperamos de Madrid es que continúe esa comprensión, que se refleja en apoyo político y ayuda financiera para nuestros proyectos".

Nicaragua obtuvo el año pasado una línea de crédito de 25 millones de dólares del Gobierno español, y espera la concesión de otros tantos para importar maquinaria agrícola y de obras públicas. Sergio Ramírez afirma que es intención de su Gobierno especializarse con España en este tipo de comercio.

Pregunta. ¿Qué papel político puede jugar Madrid en la situación actual de Nicaragua y de Centroamérica en general?.

Respuesta. Con el presidente Calvo Sotelo hemos hablado de la crítica situación centroamericana y de nuestro interés particular por llegar a un acuerdo con Estados Unidos. La actitud del Gobierno español ha sido de plena comprensíón. El presidente incluso ha dejado en nuestras manos la sugerencia de una iniciativa concreta que podría respaldar su Gobierno.

P. ¿Cuál es ahora mismo la situación económica de Nicaragua?

R. Decididamente mala. Hemos pasado una guerra y un terremoto. El valor de nuestros productos tradicionales de exportación (carne, azúcar, algodón) ha caído dramáticamente en los mercados internacionales. El pueblo, no obstante, está detrás de la dirección sandinista. Sería imposible manejar un país en esta situación sin el respaldo de su gente.

Mire, como ejemplo, en Nicaragua ha habido un solo reajuste salarial, insignificante, en tres años. Hemos explicado al pueblo los motivos de esta medida y los ha comprendido. Mi país es una democracia popular.

P. ¿Puede durar mucho esa solidaridad en el caso de un país pequeño, sometido a las presiones norteamericanas y con una situación económica tan frágil?.

R. Si nos siguen presionando, si nos aíslan, si nos cierran los canales internacionales del crédito, si nos sabotean ... si eso se llega a dar, la opción de la revolución no es el suicidio, sino sobrevivir. Podría llegarse a un reparto equitativo de la pobreza.

Siempre hay descontento popular cuando se dan estas circunstancias; que la gente lo entienda, como sucede en Nicaragua, no quiere decir que le guste. Pero en mi país, el descontento que pueda existir por las dificultades actuales no va a ser capitalizado por la reacción. Ha habido tres años de intensa educación política desde el derrocamiento de Somoza y eso no puede olvidarse.

P. ¿Se sienten ustedes realmente amenazados por Estados Unidos?.

R. Nos sentimos amenazados directa e indirectamente por Norteamérica. El Gobierno de Washington nunca ha desmentido las informaciones aparecidas en sus periódicos sobre planes de desestabilización para nuestro país. Nos han volado puentes con explosivos muy sofisticados, que ningún país posee en Centroamérica...

Hay un plan de desestabilización y sus elementos objetivos son los cinco mil guardias somocistas que reciben entrenamiento en Honduras y Estados Unidos. En Miami se forma a pequeños grupos de oficiales, que luego son enviados a Honduras para dirigir a las tropas. El armamento que utilizan ahora, y parte de ello lo hemos capturado nosotros, ya no es anticuado. Utilizan en sus acciones fusiles FAL, lanzagranadas, morteros.

(Para el dirigente nicaragüense, Honduras es el país clave de este plan. Sergio Ramírez opina que hay asesores argentinos colaborando en él, "aunque no tenemos constancia de que los haya enviado el Gobierno de Buenos Aires". "Pueden ser una especie de mercenarios a sueldo de la CIA".)

P. Las negociaciones "de paz" entre Estados Unidos y Nicaragua no han llegado a comenzar. Hay una discrepancia básica entre Washington y Managua: los envíos de armas que ustedes harían llegar a los guerrilleros salvadoreños.

R. Ese es el nudo indesatable, las supuestas armas que enviamos a los salvadoreños. La Administración Reagan nos amenaza porque somos un Gobierno revolucionario y de ahí viene la fábula de las armas. Estados Unidos sabe perfectamente que la guerrilla salvadoreña, que es mucho más rica de lo que éramos nosotros, puede conseguir armas dentro de los mismos Estados Unidos y pasarlas por Guatemala o bien Honduras hasta El Salvador.

El Gobierno de Nicaragua no está de ninguna manera implicado en el envío de armas a El Salvador. Otra cosa diferente es que nosotros no reprimirnos a los guerrilleros salvadoreños, y quizá ellos pudieran pasar algunas armas a su país a través de Nicaragua.

P. ¿Y usted no cree que éste puede ser un argumento para Washington?.

R. Sí, pero mejor argumento debería ser que las armas para El Salvador, país con el que no tenemos frontera, pasen por Honduras. Los norteamericanos hace tiempo que llevaron al golfo de Fonseca, la ruta de enlace natural entre Nicaragua y El Salvador, un barco de detección dotado con los más imponentes sistemas de rastreo. Nunca han podido probar nada.

Es más, hemos pedido reiteradamente que se establezca una fuerza conjunta de vigilancia en la frontera entre nuestro país y Honduras. Creemos firmemente que Washington utiliza como una cortina de humo el tema de las armas. Lo que no les gusta es nuestra revolución.

P. ¿Por su consolidación?.

R. Estados Unidos tiene fijación con nosotros. Debemos formar parte de sus peores pesadillas. Les estamos jodiendo en el Caribe, su imperial Mare Nostrum. Quieren destruir la revolución nicaragüense porque están contra el mal ejemplo. Somos la prueba de que podemos liberarnos con las armas en la mano, ser independientes de ellos.

P. ¿Cree usted posible un entendimiento con el Gobierno Reagan?.

R. Si ellos demuestran buena voluntad, sí. Nosotros lo estamos deseando. Incluso queremos además un pacte, de no agresión con Honduras, con delimitación precisa de fronteras. Nicaragua sólo desea paz y estabilidad en Centroamérica.

P. ¿ Nicaragua está dispuesta a negociar con Estados Unidos sin la mediación de México?

R. De ninguna manera nos vamos a sentar con los representantes de Washington sin la presencia de los mexicanos, sin nadie para escucharlo. Nos culparían siempre, sin testigos, de un eventual fracaso de las conversaciones. La presencia de México es imprescindible para Nicaragua, pero no entiendo por qué los norteamericanos se oponen a ello.

P. ¿Son ustedes un pueblo en armas?. Se acusa a la dirección sandinista de estar rearmando peligrosamente Nicaragua.

R. Lo somos. Todos nuestros ciudadanos están intensamente preparados para defenderse. Pero no gastamos apenas dinero en armamento. Hemos recibido donaciones de armamento de algunos países, pero le aclaro que no de la Unión Soviética, ni de Cuba, país éste con el que, dentro de nuestro no alineamiento, mantenemos excelentes relaciones. Francia nos ha vendido algún armamento en condiciones muy favorables.

P. ¿Qué piases son esos donantes?.

R. Ellos no lo han dicho nunca oficialmente y nosotros no nos consideramos autorizados a revelarlo...

P. ¿Europeos, americanos... ?

R. No, no, ni europeos ni americanos...

P. Pues entonces quedan africanos y asiáticos.

R. Son países africanos, pero no voy a citarlos. Mire, en Nicaragua hoy más del cuarenta por ciento del presupuesto va a educación, salud y construcción. La sanidad es lo primero y sólo en cuarto lugar están los gastos de defensa.

P. Se acusa a la Junta, de la que usted forma parte con Daniel Ortega y Rafael Córdova, de estar haciendo de Nicaragua un Estado totalitario y marxista.

R. En mi país el 80% de la producción de café y algodón está en manos privadas. Lo mismo que el 70% de la industria. Esto no ha variado desde el triunfo de la revolución. Sólo en el terreno agrario hay un proyecto de reforma para la ocupación de tierras ociosas o mal cultivadas y siempre en fincas superiores a 500 hectáreas.

P. ¿Considera compatibles la iniciativa privada y la profundización del proceso revolucionario?

R. Ese es el reto y esa es la originalidad de nuestro proceso. Una alta personalidad política española me decía ayer que el pluralismo es difícil de mantener en una revolución armada triunfante. Pero nosotros somos optimistas, pese al panorama. Queremos que se abone en nuestra cuenta lo que hemos hecho en los últimos tres años, no que se cargue lo que no hemos hecho.... Se nos acusa de ir a suprimir los partidos, de ir a acabar con la iniciativa privada, pero no hemos tomado ninguna de las dos medidas.

P. ¿Usted es marxista?.

R. Soy un hombre del siglo XX, conozco bien la teoría marxista y tratamos de aplicarla en Nicaragua en lo que vale. Pero el sandinismo tiene otros fermentos, entre ellos el cristianismo revolucionario.

P. Pero, ¿es usted marxista?.

R. Yo no soy marxista. Marxistas y marxistas-leninistas hay en el Frente Sandinista.... En la Junta no sabría decirle.

P. ¿Qué opina, como dirigente de Nicaragua, de las recientes declaraciones de Edén Pastora, el que fuera Comandante Cero, acusándoles a ustedes de haber traicionado el proyecto sandinista?.

R. Es obvio que en todo proceso revolucionario hay disidencias y la suya es una más. Las declaraciones de Pastora no han sido el hecho más grave que ha tenido que afrontar la revolución, ni han tenido las repercusiones internas que él y algunos de sus consejeros esperaban. La reacción fue contraria.

P. ¿No le parece el cambio demasiado espectacular y el momento de las declaraciones muy delicado para Nicaragua?

R. Conocíamos de antemano su postura. Ya hace tiempo respetamos su decisión de irse a combatir con la guerrilla guatemalteca, que luego nunca llevó a cabo, aunque nunca la apoyáramos como Gobierno. Edén Pastora ha sido contaminado en México y Panamá por desafectos a la revolución, por gente que no fue honesta.

Yo conozco a Pastora, y a título personal puedo decirle que no es un contrarrevolucionario. Su problema es que no tiene ideología, no tiene capacidad política. Es como cemento fresco en el que cada cual pudiera dejar su huella...

P. ¿Consideran recuperable al Comandante Cero?

R. Como deseo personal, yo lo quisiera. Pero lo veo muy difícil. Se ha lanzado por un despeñadero sin fin y hay sólo una contrarrevolución. Pastora es un hombre que no tiene perseverancia, tiende a los golpes de mano y seguramente va a intentar alguno en Nicaragua. Pero, ¿con qué soldados?. No tiene otros soldados que los guardias somocistas, los guardias que están en Honduras.

P. Personalmente, ¿tiene usted miedo por el futuro de la revolución nicaragüense?.

R. Verá, lo que me gustaría es una vía pacífica y ordenada hacia las elecciones de 1985 y que el pueblo nos confirmara entonces en el poder. Pero si se nos lleva por el camino de la confrontación... No queremos la radicalización del proceso, sólo aspiramos a la comprensión y al apoyo internacional. Sólo a eso.

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